Pasar al contenido principal

Pueyo García, Luis: Elche, el palmeral, la virgen y la emperatriz Sissí.

Enviado por Luis Pueyo el

Artículo de divulgación publicado en la revista digital revistadehistoria.es ISSN 2385-5312 el 29/01/2019

Título: Elche, el palmeral, la virgen y la emperatriz Sissí.

La ciudad de Elche cuenta dentro de su casco urbano y  término municipal con el palmeral más extenso de toda Europa. Este paradisíaco paisaje, que en realidad se trata de un oasis de llanura, ha sido admirado y visitado por infinidad de personajes históricos que dejaron testimonio de su belleza, constituyendo desde su creación por los musulmanes en los estertores del siglo X un paisaje cultural de gran valor histórico, paisajístico y agrícola. El palmeral se estructura en parcelas rectangulares en cuyos límites están plantadas las palmeras. Su incalculable valor patrimonial, protegido legalmente desde 1933, fue recuperado desde la década de 1990 hasta que en el año  2000 el sistema de plantación y riego del mismo y el conjunto de sus huertos fueron declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.  

  Como decimos, cuando los musulmanes decidieron refundar la ciudad en su actual emplazamiento, junto al río Vinalopó, se cree que trasladaron a la nueva Madinat ils (traslación al árabe del topónimo illice, la Elche romana situada a pocos kilómetros del núcleo actual) el sistema de huertos, formada por intersecciones de hileras sencillas o dobles de palmeras, en cuyo interior se desarrollaron cultivos asociados. Situado cerca de un río, está inmerso en un complejo sistema de riego que deriva su agua a lo largo de todo el conjunto vegetal.

  Las descripciones de  los viajeros románticos no prestaron excesiva atención a la estructura y extensión de los huertos. Se centraron más bien en la novedad que representaba en Europa un palmeral de una extensión tan grande y no tanto en su importancia económica. En este sentido resulta sorprendente que no predominara el cultivo del dátil hasta época más reciente, aspecto constatado por el hecho de que el tributo en especie a Tudmir (la antigua provincia musulmana) estuviese constituido por trigo, cebada, mosto, vinagre, miel y aceite y que en 1461 los diezmos más apreciados por la señoría de Elche procedían del trigo, la cebada, el aceite y el vino mayoritariamente. No es hasta la etapa contemporánea cuando aparecen cuantificaciones de la producción datilera y derivada del cultivo palmerero, lo que da una idea de su importancia a partir de esa época. Sin embargo para mediados de la década de los setenta del siglo pasado se observa que ya no era rentable la actividad agrícola ligada a la palmera, recordemos: dátiles, palma blanca y palma verde.

Respecto a la extensión y volumen del palmeral, es en 1783 cuando fuentes documentales nos señalan una superficie de más de cien hectáreas, unas mil cien tahúllas, cifra parecida a las mil referidas por el ilustrado Antonio José de Cavanilles que aseguraba además que el palmeral ilicitano constaba de setenta mil palmeras. Sin embargo estos cálculos parecen estar alejados de la auténtica magnitud del palmeral ilicitano. Ya en el siglo XX el  también geógrafo Otto Jensen aseguraba   que el palmeral contaba con ochenta mil ejemplares. En 1972 el ayuntamiento de Elche, basándose en declaraciones de sus propietarios, ofrece la cifra de ciento setenta y siete mil palmeras. Con todos estos datos Vicente Gonzálvez concluye en 1977 que el número total de palmeras sobrepasaba las doscientas mil. En época más reciente, en 1998, un censo de palmeras contabiliza unas sesenta mil en el entorno de la ciudad y más de doscientas mil en huertos del término municipal, con una superficie de unos cinco millones y medio de metros cuadrados. Añadiendo los viveros del campo de Elche ( Camp d’Elx) hablaríamos de una cifra superior al medio millón.

Llama poderosamente la atención esta última cifra pues es sabida la destrucción contemporánea del palmeral debido a la presión urbanística de una ciudad que creció exponencialmente con la industrialización en el siglo XX. El palmeral, localizado fundamentalmente en la parte oriental de la ciudad, rodeando la medieval Vila Murada (villa amurallada) vio desaparecer innumerables huertos para dejar paso a las fábricas y a las nuevas viviendas. Gran parte de él quedó englobado en la trama urbana siendo utilizados sus huertos como parques y jardines.

El parque municipal, propiedad de la Virgen María.

Una parte importante del palmeral quedó englobado en lo que actualmente conocemos como “Parque Municipal”, creado en 1946 aprovechando la celebración en sus huertos de una exposición comercial de industria y artesanía.  Engloba el Hort del Colomer y otros colindantes: el Hort de Baix, el del Xocolater, el de la Mare de Déu y el Hort del Real. La denominación de los huertos, como se ve, ha conservado la original denominación en lengua valenciana.  Una curiosidad es la propiedad de esta gran extensión de palmeras: la imagen de la Virgen de la Asunción, patrona de la ciudad.   Este hecho procede de la herencia del Doctor Nicolás Caro, noble y propietario de numerosos huertos  de Elche que al morir en 1661 dejó en testamento un vínculo indivisible con todas sus propiedades que decía que si sus herederos dejaban de tener descendencia o se convertían en religiosos todos sus bienes y rentas pasarían a propiedad de la patrona de la ciudad, la Mare de Déu de la Assumpció ( Virgen de la Asunción).

Isabel, su única nieta, solo tuvo una hija, Francisca Estany y Caro, que se ordenó monja. Por tanto tras fallecer Isabel la Cofradía de Nuestra Señora
  tomó posesión de las decenas de casas, derechos  y huertos pertenecientes al Vínculo, como el del Colomer y el del Real, lo que hoy son el Parque Municipal, y cuya administración, en gran parte simbólica, sigue vigente en la actualidad. Es una comisión dirigida por el alcalde de la ciudad, el arcipreste de la basílica de Santa María y un administrador la que se encarga de gestionar el patrimonio heredado del Doctor Caro. El Ayuntamiento, como pago simbólico por el uso público de estos huertos, paga 55 euros al mes, además del coste de mantenerlos y conservarlos.

La visita de Sisí, la emperatriz de Austria y la palmera imperial

Sin embargo hay un huerto en el casco urbano que ha destacado sobre el resto, siendo el más conocido y visitado del conjunto patrimonial. Se trata del denominado Huerto del cura, actualmente Jardín Artístico Nacional y que debe su nombre al capellán José Castaño, propietario del huerto desde mediados del siglo XIX. Dentro de este peculiar espacio botánico comenzó a crecer una palmera macho dotada de numerosos hijuelos (troncos o brazos que salen del tronco principal) que quedaron reducidos a siete a principios del siglo XX.

   En 1894 Elizabeth de Wittelsbach, esposa del emperador Francisco José de Austria, conocida popularmente como Sissi visitó la ciudad de Elche y el huerto quedando admirada ante la vista de la palmera de los siete brazos. Se cuenta que afirmó ante su belleza que “tenía un poder y una fuerza digna de un imperio”. Tras esta visita el capellán comenzaría a llamarla palmera imperial, comenzando así la tradición de dedicar a algunos visitantes ilustres las palmeras existentes en este huerto.

  Entre otros ilustres que visitaron el singular ejemplar destacamos al rey Alfonso XIII, la infanta Isabel de Borbón, la chata, y la reina Victoria Eugenia. Como curiosidad final, destacar que durante la Guerra Civil la palmera recibió el nombre de Brigadas Internacionales, como homenaje a los voluntarios extranjeros que combatieron en el bando republicano. El palmeral de Elche y su patronato preservan el valor incalculable de este espacio urbano patrimonio de la humanidad.

 

Bibliografía:

-Jaén i Urban, Gaspar (1994): Les palmeres del migjorn valencià. València. Consell Valencià de Cultura, 1994. ISBN 84-482-0041-1, 68 p.

-Medina Correcher, Eduardo (1998): El Palmeral de Elche, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, Alicante 

-Larrosa Rocamora, Jose Antonio (2003): “El palmeral de Elche: patrimonio, gestión y turismo”. Investigaciones geográficas. 2003, nº30