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Miguel Ors Montenegro, profesor de Historia del CEU de Elche (2006)

Enviado por Miguel Ors Mon… el
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Fecha
2006
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Yo también estuve en el CEU (1995-2009)

Miguel Ors Montenegro

La verdad es que guardo un recuerdo estupendo de los aproximadamente 15 años en los que trabajé como profesor de Historia en el CEU de Elche. Formé parte del grupo de personas que inició una trayectoria marcada desde luego por la ilusión y el entusiasmo. Algunos de aquellos estudiantes, profesores y personal de servicios a los que tuve la suerte de conocer entonces son hoy –y estoy seguro que para siempre-, personas muy queridas por mí. Pero también es de obligado cumplimiento recordar a profesores que fueron brutal y arbitrariamente despedidos de una universidad católica por razones propias de eso que se llama el capitalismo salvaje. El recuerdo, pues, que me queda es el de gente en general muy recomendable, combinado con algunos jefes caracterizados por su toxicidad.

Y, aprovechando la ocasión, me voy a permitir un rendido  homenaje a tres de esos jefes tóxicos con los que tuve la desgracia de coincidir y que me ayudaron extraordinariamente a pensar en otra fábrica en la que trabajar. El primero fue un jefe supremo, un vecino de Madrid de familia bien, marqués de algo, que si hubiera vivido en provincias hubiera podido ser, molestándose mucho, presidente del casino de su pueblo. Le faltó tiempo para llevar a la quiebra absoluta a la institución. Felizmente, se marchó a continuación a hundir a la COPE y a poner allí desorden y, sobre todo, desconcierto.

Parecía imposible, pero le sustituyó un tipo peor aún. Tenía un apellido que daba miedo y le llegué a escuchar en un programa de televisión –en Intereconomía, como no podía ser de otra manera- que estaba dispuesto, nada más y nada menos, a inmolarse por España, en vez de llevar una vida normal y de intentar hacer deporte al menos los fines de semana.

Si estos eran los jefes supremos, cabe imaginar lo que se nos enviaba a las autonomías. En una ocasión nos mandaron un Rector que, cuando vino a presentarse a este pueblo, se atrevió a decirnos que era sencillamente un economista brillante pero, para mayor precisión, nos aclaró que en el caso de que se hubiera dedicado a cualquier otro menester, habría mantenido la misma brillantez. Nadie de los presentes sabía si había llegado a publicar algún folio, pero, escuchándole, resultaba más que evidente que era la única persona capaz de evitar la crisis económica mundial. En Elche utilizamos el término “sarnacho” para tales ocasiones. Como cabe imaginar, se creó un equipo a la altura de su brillantez y para salir corriendo. Por todo ello,  me alegré mucho cuando me contaron que en Valencia una mujer había sido nombrada Rectora y, según el sentir general, había llegado por fin una persona normal. Falta hacía.

Pero, por lo demás, un tiempo estupendo y unos compañeros extraordinarios. Hasta me hice muy amigo de un señor del Opus que la primera vez que se refirió a La Obra creí que estaba hablándome de albañiles y del gotelé. Nunca hubiera imaginado que se pudiera ser del Opus y, al mismo tiempo, persona inteligente. Sorpresas que se lleva uno en la vida. Mis mejores deseos para estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios de la Casa. Y un abrazo a Paco Sánchez.

 

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