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"La Imprenta Segarra es sin duda una de las empresas de artes gráficas más emblemáticas de la ciudad de Elche además de un referente en el sector de la impresión en nuestra provincia. Su larga historia refleja el dinamismo de la sociedad e industria ilicitana a lo largo de gran parte del S.XX siendo además testimonio del esfuerzo, capacidad de adaptación y superación de tres generaciones de impresores que con, mucho esfuerzo y sacrificio, trabajaron para mantener vivo un legado familiar durante sus ya 108 años de existencia.
Orígenes.
Fundada en 1917 por Pascual Segarra Agulló, persona que dio nombre a tres generaciones de impresores, un hombre de gran visión empresarial que haciendo frente a las circunstancias adversas del momento y a aquellas propias que le tocó vivir, forjó los cimientos de un proyecto de empresa que más tarde convertiría en legado familiar. De carácter afable y abierto, apasionado de la imprenta y de las buenas tertulias, encontró en un principio entre sus amigos, conocidos empresarios y trabajadores liberales, la fuente de demanda necesaria para arrancar su pequeño taller. La ubicación estratégica de la empresa fue crucial para impulsar su negocio, situado durante más de cincuenta años en pleno centro de la ciudad, próximo a sedes sociales, establecimientos emblemáticos y Ayuntamiento, lugar de paso y encuentro de muchos ilicitanos propiciando con ello la visibilidad del negocio, el aumento de clientes y una oferta más variada de trabajos. Desde carteles de festejos populares a multitud de impresos comerciales y elaboraciones propias que alimentaron su taller y que dieron fuerza a su apellido como marca comercial. Cabe reseñar al respecto que este impresor fue promotor, productor y difusor de las famosas aleluyas del Domingo de Resurrección que tanto nombre han dado a nuestra ciudad como colofón jubiloso a la Semana Santa ilicitana.
La tipografía fue la técnica más utilizada en estas primeras producciones, una técnica de composición e impresión mimética y artesanal que confiere a la imprenta el sentido de considerarla “arte gráfico” y a su ejecutor la categoría de especialista.
Por entonces, primeras décadas del pasado siglo, la industria en Elche estaba concentrada en un grupo reducido de grandes empresas dedicadas en su mayoría a la producción de calzado, textiles y auxiliares (confección de alpargatas en principio), familias de empresarios de renombre que constituyeron durante décadas verdaderos oligopolios, empresas que, en momentos de crisis, generaron mucho empleo y dieron impulso a otros sectores. La Imprenta Segarra, al amparo de estas empresas y de otras muchas que se fueron sucediendo, no con poco sacrificio, se mantuvo en pie y continuó prestando su servicio a la sociedad manteniendo durante décadas la misma plantilla de trabajadores que la vieron nacer. Pero es en los momentos críticos cuando el trabajo honesto y el buen hacer del empresario confiere mayor valor a su empresa y a sus apellidos, ese fue el mejor legado que Pascual Segarra Agulló dejó a sus hijos.
Fruto del matrimonio del empresario con Rosa Sánchez Amorós, mujer de tanto talento como talante, gran visionaria y emprendedora, nacerían sus tres hijos, Pascual, José y María Rosa, siendo el mayor de sus descendientes, su hijo Pascual, quien, finalizados sus estudios, en miras de ayudar a su padre e impulsar la economía de la familia, se incorpore a la plantilla de trabajadores de la imprenta, liderando por méritos esta tras la jubilación del padre.
Con Pascual Segarra Sánchez se inicia la segunda generación de esta familia de impresores y con él la etapa más floreciente de la empresa ya que, sin menoscabar la diligencia y buen hacer del empresario, confluyen durante su gestión empresarial dos aspectos fundamentales que darían gran impulso a su negocio. De una parte, a partir de mitad del pasado siglo, nuestra ciudad empieza a experimentar un crecimiento económico y demográfico sin precedentes con el resurgir de una industria zapatera que impulsa la demanda, la inversión y el mayor consumo de las economías domésticas. Las nuevas empresas de calzado junto a las todavía existentes favorecen al sector de las manufacturas, textiles y cuero, esbozo del actual tejido industrial ilicitano, una de nuestras señas de identidad sostenida en el tiempo. Con la apertura de España al exterior, mediados de los sesenta, se abren nuevos mercados, las exportaciones crecen dando paso a otros modelos de negocio y a la forma de entender y gestionar las empresas. El atractivo de la inversión en nuestra ciudad se hace notable, empresas internacionales ponen el punto de mira en Elche trasladando aquí su producción. La ciudad crece, se genera empleo, la población consume.
De otra, fruto de este aumento de demanda y mayor consumo de las economías, la Imprenta Segarra amplía sus instalaciones adquiriendo varios locales en la calle Obispo Winibal (Barrio de Altabix) trasladando a estos espacios el taller de producción y dejando en la calle Corredora, antiguo taller, un establecimiento de venta directa al público, Papelería Segarra, de forma que a la par que se creaban dos modelos distintos de negocio, muy complementarios entre sí, la imagen de marca de la empresa continuaba viva y visible en el centro de la ciudad. La parte de ventas de libros y material escolar cobró impulso al incorporar al negocio de papelería a dos de sus hijas. Su hijo varón, lideraría la parte comercial de la imprenta, clientes y proveedores, una década más tarde.
La imprenta pasa de la producción a pequeña escala a las grandes producciones renovando maquinaria y la inversión en equipos. La impresión tipográfica en la imprenta fue perdiendo primacía pasando el testigo a la impresión en Offset siendo Pascual Segarra el primer impresor ilicitano que introdujo este tipo de maquinaria en su taller.
Persona modesta, de hábitos sencillos, aplicó estos atributos a la gestión de su empresa siendo muy cauto a la hora de afrontar costosas inversiones, manteniendo una estructura de costes en su taller lo suficientemente flexible para atender grandes pedidos en época de bonanza y mantener a salvo a su equipo y negocio en épocas de crisis. Reflexivo y reservado, de pocas palabras pero de los de palabra, íntegro en sus convicciones, ferviente devoto de San Francisco de Asís y de nuestra Patrona, la Mare de Déu de la Asuncion, concilió con esmero la familia, su verdadera pasión, con su imprenta, su gran vocación. Una persona que desde la discreción se hizo muy notable en nuestra ciudad. Casado con Asunción Sánchez Ferrández, fue padre de siete hijos de los cuales, como ya se ha mencionado antes, solo tres trabajaron en la empresa familiar como el propio padre hizo a una temprana edad.
De la misma forma que hiciera su padre, Pascual Segarra Sánchez, quien luce el mismo nombre y apellidos del padre, único hijo varón del empresario, a mediados de los ochenta se incorpora a la empresa primero como aprendiz de taller, años ochenta, y más tarde como responsable de clientes y proveedores.
Los últimos años del pasado siglo no fueron demasiado fructíferos para la ciudad de Elche en gran medida por el aumento de competitividad en los mercados y muy especialmente en la industria del calzado, sector del cual tanto depende su población y empresas. Durante la última década del siglo XX las exportaciones que, con sus vaivenes, tan fructíferas habían sido desde mediados de los sesenta, se desaceleran cobrando pujanza las importaciones mayoritariamente de países asiáticos. A pesar de ello muchas empresas supieron adaptarse a los nuevos tiempos, ahora mucho más globales, innovando en maquinaria, diseño y marketing, creando marcas internacionalmente reconocidas hoy dando imagen de calidad y mucho empuje al sector de servicios en Elche y provincia. Curiosamente, como un proceso en cadena, el sector primario de principios de siglo impulsó a la industria zapatera cobrando notable relevancia el sector secundario durante gran parte del siglo XX y a su vez este último, aceleró al terciario posicionándolo hoy en primera línea.
Es cierto que con el tiempo muchas empresas han ido desapareciendo pero la imprenta se ha ido adaptando a los tiempos y durante estas últimas décadas de siglo pudo aumentar su producción gracias a la fidelidad de las que se mantuvieron, gestionadas hoy por sus descendientes, como a las nuevas empresas que se han ido sucediendo, todas ellas son quienes actualmente mantienen vivo este legado.
Haciendo una retrospectiva en el tiempo, si hay algo que marcó un antes y un después en la Imprenta Segarra diferenciando esta tercera etapa de las precedentes, fue el impulso en la impresión de libros y revistas que en ella se dieron, dando el joven impresor mayor fuerza al diseño de sus trabajos incorporando para ello máquinas tecnológicamente más capaces y preparadas. De la misma forma, la inversión en variables y la inherente asunción de riesgos fue notable dada la mayor envergadura de los nuevos trabajos, mucho más costosos, y al volumen de tiradas de estas grandes impresiones (libros, revistas, catálogos). Pascual Segarra, de la mano de figuras vinculadas al mundo de la cultura y de las artes, reunió en el taller a arquitectos e historiadores de renombre, políticos, escritores y pintores destacados, un elenco de personas entrañables, buena gente, que confiaron y siguen confiando sus creaciones a esta imprenta habida cuenta del cariño y mimetismo que ponen en cada uno de los trabajos que pasan por sus máquinas, plasmando en papel ideas, obras y conocimientos para el devenir de los tiempos. No era ni es difícil ver en sus instalaciones a los artífices de estos encargos, observando con orgullo cómo la tinta reproduce con exactitud textos e imágenes, como tampoco lo es, verlos junto al ordenador del diseñador gráfico colaborando en la composición y/o corrección de sus textos, un valor añadido que ofrece la imprenta y que los clientes siempre han sabido apreciar y diferenciar.
Para Pascual Segarra el interés por conocer la idiosincrasia de su ciudad y comarcas, el arte y la cultura que allí se desarrollan, es una máxima, poderla acercar a su población a través de sus trabajos, una responsabilidad como impresor y dejarla grabada en papel para el devenir de los tiempos, un orgullo. Son muchos y muy variados los ejemplares de revistas, catálogos y libros que han salido de este taller a lo largo de su etapa, cientos de títulos que alimentan hoy las estanterías, librerías y colecciones de particulares, instituciones públicas y privadas.
Adquirida la imprenta a sus antiguos propietarios, padre y tía del actual empresario, administradores hasta finales de los noventa del establecimiento de papelería e imprenta, en el año 2002, Pascual Segarra traslada el antiguo taller al Polígono de Vizcarra, ubicación actual de la imprenta, dada la necesidad de espacio y saneamiento que tenía el antiguo taller ofreciendo en las nuevas instalaciones mejor acondicionamiento en despachos y salas además de aparcamiento para vehículos y zona de carga y descarga para camiones. Adaptándose a los tiempos actuales, innovó adquiriendo maquinaria digital aplicando este sistema a pequeñas tiradas de forma que los trabajos resulten menos costosos y su entrega mucho más rápida. Grandes impresiones y pequeños trabajos ad hoc alimentan hoy las máquinas de este legendario establecimiento.
A través de la inversión y el colaboracionismo con otras empresas ligadas a la producción de papel, la Imprenta Segarra ha ampliado su cartera de productos y servicios dirigiendo su oferta a otros sectores y clientes.
Con muchos kilómetros de carretera a sus espaldas, mucha calle recorrida y la responsabilidad y orgullo de sus apellidos, con más de cuarenta años de experiencia en el sector de la impresión, Pascual Segarra Sánchez, hijo y nieto de impresores, continúa hoy al frente de la Imprenta Segarra prestando sus servicios de impresión a la sociedad y es la persona que, a través de su testimonio, rinde homenaje a sus predecesores, D. Pascual Segarra Sánchez y D. Pascual Segarra Agulló, empresarios que creyeron en sus ideas, invirtieron en su empresa y con mucho sacrificio y dedicación, supieron mantener vivo su legado. De igual forma, aprovecha estas líneas para agradecer al equipo de trabajadores de la imprenta, empresas, proveedores y clientes la confianza depositada en ellos, sin los cuales la Imprenta Segarra nunca hubiera llegado tan lejos".
Elche, abril de 2025
Nuestro agradecimiento a Pascual Segarra Sánchez.
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