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En la pedanía rural ilicitana de La Marina, la sierra del Molar tiene un gran interés geológico por su ubicación litoral y afloramientos como la glea, así como arqueológico por sus cuevas o yacimientos como el del "Oral" ya documentados desde el célebre arqueólogo ilicitano Alejandro Ramos Folqués. Constituye una gran colina, que antaño formaba una perfecta isla, al encontrarse rodeada al norte por la Albufera del "sinnus ilicitanus" y la desembocadura del río Vinalopó, al sur por la gola o desembocadura del río Segura con un cauce mucho mayor que el actual, se encontraba al oeste con las marismas y almarjales del humedal del Hondo que se extendía hasta los municipios de Dolores y San Fulgencio, mientras que al este continúa siendo litoral de la costa del Mar Mediterráneo. De hecho, se han encontrado evidencias históricas de que antiguas civilizaciones practicaban la pesca a su alrededor, y actualmente resulta muy sencillo localizar fósiles marinos en esta sierra, e incluso en multitud de elementos constructivos de piedra natural extraídos e incorporados al patrimonio arquitectónico e hidráulico de La Marina. Con el transcurso de los siglos y la regresión Marina, la sierra del Molar se ha convertido en una especie de gigantesco tajamar en el paisaje serrano ilicitano, con abundantes plantas aromáticas como el cantueso alicantino y el rabogato, así como repoblado forestalmente por el ICONA tras la Guerra Civil. Todas sus laderas se encuentran surcadas por numerosas "vessants", que es un vocablo valenciano para designar a las vertientes, coladas o pequeños barrancos. De hecho, cuando se producen los periódicos episodios de lluvias torrenciales causadas por el fenómeno meteorológico de la gota fría, las avenidas de agua en forma de riadas llegan hasta muchos de los caninos habitados y el agua se estanca temporalmente contra el talud formado a sotavento de la primera duna de arena. Por cierto, un dato muy didáctico para comprender localmente las consecuencias de los impactos antropológicos en la Naturaleza, es que estas dunas no existían a mediados del siglo XIX, y debido a la deforestación de las riberas del río Segura para obtener madera destinada a construir embarcaciones, la escorrentía acumuló sedimentos en nuestro litoral hasta que la brisa marina de levante dominante en nuestro entorno, se encargó de formar el sistema dunar móvil cuyo avance posteriormente el célebre ingeniero Mira evitó con éxito mediante la creación del actual bosque. En este extracto de una sección del mapa oficial indicativo de la toponimia de La Marina, aparecen reflejadas precisamente dos de esas vertientes, como son el "Canal dels Irles" como antropónimo que hace referencia a un típico apellido ilicitano que se extiende mayoritariamente desde el sur de la zona de Carrizales de Elche hasta llegar al "roal dels Irles," ubicado en la pedanía ilicitana de Asprillas donde efectivamente vivían originariamente varias familias con este apellido, como por ejemplo María Irles Oliver, que era precisamente la esposa del marinense José Coves Amorós, propietarios del huerto de palmeras y Molino Real, quienes además tenían una vivienda unifamiliar en la actual calle Hospital frente a la plaza de La Glorieta. La otra vertiente que aparece en la imagen aérea, es la "Canal del Sabonero", en la actualidad intensamente edificada con viviendas tanto de españoles, como de numerosos extranjeros aquí afincados. Esta "vessant" tiene su comienzo en lo alto del paraje molarenco de La Retolina, en una pequeña hondonada con Frondosa vegetación por la humedad que acumula en su pendiente natural, muy próxima a la ubicación del actual depósito de agua potable para La Marina, con una capacidad de 5000 litros e iluminado de noche de manera que constituye una referencia para ubicar el núcleo urbano de esta pedanía en el horizonte nocturno. Su antropónimo hace referencia al apodo de un marinense, que al igual que muchos otros ilicitanos, se dedicaba hace muchos años a fabricar jabón que se exportaba desde el puerto marítimo de Alicante, aprovechando la multitud de plantas barrilleras de los saladares de la zona de Carrizales frente a esta ladera norte del Molar, las cuales quemaba para obtener con sus cenizas el necesario ingrediente de la sosa jabonera. De hecho, el otro extremo más al norte de los secos almarjales de la zona de Carrizales finaliza todavía en la actualidad, en la histórica Vereda de las Cenizas o "Verea de Sendres" en lengua vernácula. En paralelo a dicha "Canal del Sabonero", a su derecha en sentido ascendente, figura también en el mapa toponímico, el "Camí del tío Saoro" que fue otro marinense muy conocido en la pedanía y que tenía una casa de labranza en el extremo occidental del "Camí Fondo" al norte del actual colegio. En esta ladera también aparece el topónimo del "Corral de Manzanilla", que también nombra a la histórica vereda que cruza la sierra del Molar desde San Fulgencio hasta el Camino de los Ruices. Este corral es actualmente la única ganadería de grandes dimensiones que ha quedado en la pedanía de La Marina, tras el cierre en Diciembre de 2021 de la que hubo durante medio siglo junto al núcleo urbano de La Marina en el paraje de La Retolina.
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Disculpa pero el corral al…
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