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Cap. 89 San Francisco de Asís y Carrizales
En 1748, el rey Fernando VI otorgaba al Duque de Arcos una real Cédula por la que instaba a ocupar las tierras que comprendían la zona de la Balsallarguera en el extremo suroeste del término de Elche, unas zonas improductivas llenas de tierras pantanosas, conocidas como los Carrizales. El señor de Elche, atrajo a colonos que sanearon las tierras mediante la construcción de acequias y azarbes, que permitieran su desecación y aprovechamiento agrícola. Se fundaba así la población de San Francisco de Asís, que en 1794 llegó a tener unos 80 vecinos que se instalaron alrededor de la casa palacio del duque, donde instaló una capilla dedicada a este santo. En 1791 el obispo Tormo ponía la primera piedra de lo que sería una bella iglesia neoclásica.
Pero durante el siglo XIX las lluvias y el mal drenaje de las aguas que hacía que se estancara creó un ambiente insalubre. La gente fue despoblando el asentamiento, desplazándose hacia la parte opuesta de la sierra del Molar, y fundando el núcleo urbano de La Marina. Los terrenos se convirtieron en eriales y carrizales.
McEvoy, Rafael: Ermita de San Jorge. Siglos XIV - XVI.
Ermita de San Jorge, levantada en 1370 y reedificada en 1578 pasando bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles.
La ermita de San Jorge de Elche, fue construida en 1370. Según palabras de Salvador Perpiñán, esta ermita era “de las más antiguas que se reconocen”. Se situaba en la calle San Jorge, santo de gran importancia en la villa por ser patrono del Consell. La festividad del santo, se celebraba con gran solemnidad, asistiendo las autoridades municipales y el clero de Santa María y El Salvador. Se mantuvo en pie hasta 1861, aunque la fábrica original había sido reedificada en 1578, momento en que pasa a estar bajo advocación de Santa María de los Ángeles.
Alejandro Ramos apunta que en 1438 se adquirió una campana para la iglesia y en 1580, el Consell encargó la ejecución de un retablo para la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles. La disposición general de un retablo dedicado a Santa María de los Ángeles durante los siglos XV y XVI, solía desarrollarse con una imagen en pintura o de bulto (talla en madera normalmente) de la Virgen con el Niño rodeados de ángeles situada en la calle central del retablo, con tablas con episodios de la vida de la Virgen como la Anunciación, la Visitación, la Adoración de los Magos y la Natividad dispuestas alrededor o coronando el conjunto. No obstante, Pedro Ibarra menciona un camarín en la capilla mayor dedicado a la Divina Aurora María Santísima.
El edificio del XVI estaba constituido por nave única con tres capillas entre los contrafuertes a cada lado. En el lado del Evangelio, se situaba la primera capilla destinada al coro. La segunda estaba consagrada a las almas del purgatorio y en la tercera, la más cercana a los pies, se encontraba la puerta de entrada. En el lado de la Epístola, se encontraba la capilla de San Antonio de Padua, cubierta con una cúpula de media naranja. La segunda capilla estaba dedicada a San Jorge, que aparecía pintado en un antiguo lienzo. Es de suponer que originariamente, la capilla mayor estuviese dedicada a San Jorge, santo titular de la ermita antes del paso de advocación a Nuestra Señora de los Ángeles. La tercera capilla estaba dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles. Seguramente contuviese el retablo que había ocupado la capilla mayor hasta que se cambiara por el camarín con la imagen de la Divina Aurora, seguramente en época barroca. Según Pedro Ibarra, en la ermita se podían encontrar varias obras artísticas como una pintura sobre lienzo con las almas del purgatorio, un altar dorado con pintura sobre lienzo de San Antonio de Padua y la ya mencionada tela donde se representaba a San Jorge, antiguo titular de la ermita.
Fuentes: Perpiñán, Salvador. Antigüedades y Glorias de la Villa de Elche. / Ibarra Ruiz, Pedro. Historia de Elche.
Sacchi, Giulio
McEvoy, Rafael: Iglesia de San Francisco de Asís en la Sierra del Molar
Iglesia de San Francisco de Asís en la Sierra del Molar. Contruida en 1791, presenta en la actualidad un estado ruinoso desde que fue abandonada en 1885.
Titularidad Privada.
El lugar de San Francisco en el Molar fue fundado mediante privilegio del rey Fernando VI (1713-1759) por deseo del Duque de Arcos el 14 de marzo de 1748. En la Carta Privilegio del rey, se cedía tierra por cuarenta años a aquellas personas que poblasen el lugar, disfrutando de exenciones tributarias durante veinte años los labradores que se instalasen para cultivar el lugar. Carlos III en 1768, prorrogó otros veinte años estos privilegios. El poblado de San Francisco de Asís situado en la Sierra del Molar a 5 km de la pedanía ilicitana de La Marina, se construyó en una zona cercana a las llamadas Pías Fundaciones del cardenal Belluga, situadas en zonas pantanosas que tras su desecación se convirtieron en núcleos poblados que en la actualidad han evolucionado hasta convertirse en municipios independientes como Dolores.
En 1789, el obispo José Tormo otorgaba las disposiciones necesarias para la construcción de la iglesia, cuya primera piedra fue puesta el 29 de abril de 1791. El autor de las trazas atendiendo a analogías cronológicas pudo ser algún arquitecto al servicio del Obispo Tormo, como José Gonzálvez de Coniedo, al que encontrábamos trabajando en la Capilla de la Comunión de la Basílica de Santa María.
La iglesia debía estar acabada a principios del siglo XIX, aunque pronto comenzaron a agudizarse los problemas que desde su fundación, padecían los habitantes del lugar debido a las lluvias y al mal drenaje de las aguas que se estancaban en lo que había sido un terreno pantanoso, lo que hacía que se crease un ambiente insalubre. Sus habitantes fueron paulatinamente despoblando el asentamiento y los terrenos de cultivo fueron convirtiéndose en carrizales. En 1885 el poblado fue abandonado definitivamente. La mayoría de la población se trasladó al nuevo núcleo que se había fundado en La Marina, ubicándose en la vertiente opuesta de la misma sierra del Molar, mirando al mar. A pesar de su actual estado ruinoso y su ubicación en una zona rural, sorprende la existencia de esta edificación de líneas puras y con un interior lleno de referencias puristas y academicistas.
A pesar de que múltiples derribos y construcciones anexas han desvirtuado la estructura de la iglesia y su distribución, otorgándole un aspecto exterior de casa de labranza, todavía es posible entrever su estructura original de edificio aislado con muros de mampostería y verdugadas de ladrillos macizos aparejados a soga. En la zona exterior del muro del Evangelio, exento de posteriores construcciones adosadas, es posible analizar todo el aparejo dado que se ha desprendido el revoque. La disposición en planta de la iglesia es de nave única cubierta con bóveda de cañón (totalmente derrumbaba) y cuatro capillas entre los contrafuertes cubiertas con bóvedas vaídas y abiertas a la nave mediante arcos de medio punto recorridos por varias roscas que parten de la línea de impostas marcadas por molduras. Las capillas del primer tramo más cercanas al ingreso no tienen acceso desde la nave, sino desde las capillas del segundo tramo; en la primera capilla derecha existe una escalera que se supone daba acceso al desaparecido campanario. En los otros tres tramos, las capillas disponen de hornacinas. La nave queda articulada mediante pilastras con una suerte de capitel dórico formado por molduras en las que se han insertado unos motivos florales en las esquinas que se doblan en la arista. Sobre los capiteles fluye un arquitrabe corrido muy sobrio con dentellones en la parte superior. El presbiterio está compuesto por un testero plano con una hornacina que albergaba la escultura del santo titular y a partir de la cual se articulaba el desaparecido retablo. La fachada es un paramento liso con ingreso adintelado sobre el que se dispone un friso de triglifos y metopas rematado por un frontón curvo. En la parte superior se abría un óculo que hoy se muestra partido debido al derrumbamiento del muro a partir de esa altura.
Como se había señalado señalado, la mayoría de la población del lugar de San Francisco de Asís se trasladó a La Marina, donde en sus inicios se erigió una pequeña capilla a la que fueron trasladadas el 2 de enero de 1886 los objetos de culto de la antigua iglesia del Molar y días después, las imágenes de San Francisco de Asís y San Antonio que fueron llevadas en procesión. En 1897, tras comprobar que las dimensiones de la capilla eran insuficientes para albergar a los fieles, se decide construir una nueva iglesia terminada en 1898 y que podemos ver en la actualidad, restaurada tras el incendio que sufrió en la Guerra CIvil.
Fuente: Datos cronológicos extraídos de: Ramos Folqués, Alejandro. Historia de Elche. Elche, 1971.
Nicolas de Bussy. Portada de San Agatángelo (1680-1682). Basílica de Santa María.
La portada de San Agatángelo de la Basílica de Santa María fue el primer trabajo de Nicolás de Bussy en Elche, escultor natural de Estrasburgo formado en el barroco italiano. La portada fue realizada entre 1680 y 1682 en simultaneidad con la portada mayor, obra del mismo escultor. San Agatángelo nació en la colonia romana de Illici en tiempos del emperador Diocleciano (s. III d. C.). Conoció a San Clemente en Roma donde llega como legionario. San Clemente fue consagrado obispo de Ancira. Agatángelo movido por Clemente, abraza el cristianismo y ambos son encarcelados. Las leyendas hagiográficas medievales nos hablan de que San Agatángelo, murió mártir traspasado por una espada o lapidado en Ancira. Desde el 7 de junio del año 1683 es el Patrón de Elche, por nombramiento del Concejo. La portada de San Agatángelo se encuentra en el flanco norte de la iglesia de Santa María junto al campanario, en el segundo tramo del muro del Evangelio. La grandiosidad e ingenio de esta portada no radica en la utilización del orden o la armónica convivencia de los elementos utilizados (pilastras, capiteles, frontón curvo interrumpido, elementos que además contiene), sino en cómo se adapta al espacio reducido y ahogado por la presencia de la torre. La portada se organiza en dos cuerpos separados por un entablamento corrido. El cuerpo inferior se compone de arco de ingreso de medio punto con una sencilla rosca con ménsula vegetal y una pequeña guirnalda en la clave. Se encuentra flanqueado por dos pares de pilastras con capiteles corintios que sostienen un entablamento con grandes ménsulas que interrumpen el friso. El cuerpo superior sigue el esquema del inferior exceptuando que las pilastras exteriores se encuentran retrotraídas dando al conjunto, muy plano, una muy lograda sensación de profundidad. Se levanta sobre un arquitrabe-basamento corrido decorado en su frontis por ménsulas vegetales y una cartela rodeada de hojarasca. La hornacina central acoge la escultura del titular de la portada, San Agatángelo, esculpida a bulto redondo en 1680. Se encuentra enmarcada entre motivos vegetales. Esta escultura, según las palabras de ilicitana Dra. María del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll que ha dedicado gran parte de su vida al estudio de la obra de Bussy, ha sido “pensada para ser colocada en al marco arquitectónico que la alberga, recoge el espacio y lo centra sobre esa mano que se pliega, verdadero punto focal de raigambre clásico. Serenidad y equilibrio respira esta figura, que si no fuera por los volúmenes barrocos que le confieren sus ropajes, consideraríamos dentro de la línea estética y compositiva del Renacimiento”. Remata el conjunto un frontón curvo partido en el que se ha incluido un niño-ángel de proporciones mayores. La particularidad de esta fachada se encuentra en su lado derecho, en la zona de contacto entre la portada y la torre donde la falta de espacio por la presencia del cuerpo de la torre ha hecho que Bussy haya optado por plegar literalmente la fachada, como si de una hoja de papel se tratara, para no perder las proporciones simétricas.
Fuente: Sánchez-Rojas Fenoll, María del Carmen. El escultor Nicolás de Bussy. Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Murcia, 1982
Nicolás de Bussy. Portada Mayor de la Basílica de Santa María (1681-1683).
La Portada Mayor de la Basílica de Santa María fue realizada inmediatamente después de la portada de San Agatángelo, llegándose a simultanear los trabajos al menos, en la fase del diseño de las trazas. Nicolás de Bussy comienza a trabajar de lleno en la portada en 1681. Destaca por ser uno de los ejemplos más monumentales e italianizantes del barroco valenciano. Se compone de tres cuerpos en los que se puede encontrar todo un compendio de motivos ornamentales barrocos así como otros relacionados con el paisaje ilicitano y del Misteri. Su trazado responde al esquema típico del retablo barroco trasladado a portada, con una magnífica monumentalidad proporcionada por sus dimensiones y su emplazamiento. El cuerpo inferior se constituye por el gran arco de medio punto de ingreso apoyado sobre pilares que marcan la línea de impostas. Sobre este arco se dispone la hornacina con la escultura de la Asunción de la Virgen, quedando flanqueados ambos elementos por tres columnas dispuestas sobre altos basamentos corridos y cajeados que enmarcan y limitan el espacio que rodean, otorgando al conjunto una gran unidad y continuidad espacial. Con estas columnas dispuestas en diferentes planos, se consigue dar la sensación de movimiento a un edificio que en planta se muestra estático. La disposición en triángulo de estas columnas, así como el abocinamiento del arco de ingreso, proporcionan también una mayor profundidad a la portada que se sitúa sobre un paramento plano, provocando a la vez, un llamativo efecto de luces y sombras que queda acentuado por la luminosidad de la incidencia del sol mediterráneo. La columna más cercana al ingreso presenta en el tercio inferior del fuste una torsión conseguida mediante baquetones en espiral que la van recorriendo en sentido ascendente. El resto del fuste es salomónico entorchado (como las del baldaquino de Bernini en San Pedro del Vaticano) y está recorrido por un ramaje que da la impresión de ser el causante de la torsión de la columna a la que se ciñe estrangulándola, como sucede en la naturaleza con las ramas a las que se adhiere una enredadera. La columna central, más adelantada, presenta todo el fuste con baquetones en espiral, quedando separado el tercio inferior del resto por una moldura idéntica a la que presenta la anterior. La columna situada más al exterior, presenta el fuste liso en toda su altura. Todas son de orden compuesto y presentan retropilastras con el fuste cajeado y racimos de frutas. Limitando el conjunto aparecen unas cariátides en la zona superior alineadas con los capiteles y unas aletas en el muro en la zona inferior con niños-ángeles con una espada que luchan contra un dragón. El entablamento corrido con entrantes y salientes en correspondencia con las columnas dispuestas en triángulo, presenta una cornisa que se curva hasta desaparecer a la altura del tercio superior de la hornacina con la imagen de la Virgen, enlazando con la decoración que remata dicha hornacina. En el interior de esta hornacina, se sitúa el magnánimo grupo escultórico de la Asunción de la Virgen, que ocupa el segundo cuerpo de la portada. La libranza del 6 de julio de 1681 indica que se le pagaron a Bussy 3000 reales por la realización de esta imagen. El escultor, está predisponiendo al espectador para la contemplación del drama sacro-lírico del Misteri d’Elx que se realiza en el interior del templo, resaltando la importancia de la Virgen de la Asunción en la vida religioso-social de Elche y comenzando ese camino metafísico que envuelve a la representación del Misteri, en el que cielo y tierra quedan vinculados mediante los apóstoles y judíos (plano terrenal) y la Virgen, los ángeles y la Santísima Trinidad (plano celestial). María aparece en la plenitud de su majestad sobre una nube con una maraña de angelitos. María alza su mirada hacia la Santísima Trinidad que se dispone a coronarla como reina de los cielos. La mano dispuesta sobre el pecho, adopta una postura similar a la de la imagen de San Agatángelo, situada en la hornacina de su portada en el flanco norte del templo.
En el tercer cuerpo se dispone una hornacina arquitrabada con la escultura de San José y el Niño coronando el conjunto. El grupo escultórico presenta las características típicas del escultor, tanto en la gracia natural de las figuras como en el estrechamiento de las sienes. Enmarcando la hornacina se disponen unas cariátides parecidas a las del cuerpo inferior. Destacan los motivos levantinos sobre los que a modo de ménsulas, se encuentran estas imágenes. Éstos son frutos típicos de la tierra como granadas y limones, frutos emparentados con los motivos ornamentales del Palacio Guevara de Lorca, cuya decoración realizada en 1694 ha sido atribuida a Nicolás de Bussy.
En el interior de la iglesia, dentro de una hornacina en la girola, se encuentra la talla en madera de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de muy posible atribución a Bussy por sus características estilísticas y formales, aunque no disponemos de la documentación que pueda asegurar rotundamente su autoría. No se sabe con certeza si Nicolás de Bussy policromaba sus imágenes o las dejaba en manos de pintores especializados en la técnica del encarnado y el estofado y además, pocas obras quedan en las que se haya conservado la policromía original. Costumbre de Bussy era introducir cédulas con oraciones en muchas de sus tallas en madera con lo cual, un estudio a fondo sobre materiales y pigmentos de esta escultura y la posibilidad de encontrar una cédula firmada por Bussy en su interior, podrían esclarecer el problema de esta atribución. Se discute también si Bussy pudo participar en la decoración interior de la Basílica de Santa María.
Fuentes: Sánchez-Rojas Fenoll, María del Carmen. El escultor Nicolás de Bussy. Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Murcia 1982. //Alonso Moral, Roberto. “Referencias cronológicas y documentales sobre Nicolás de Bussy”, en Nicolás de Bussy. Un escultor europeo en España. Tercer centenario de su muerte (1706-2006), Murcia, 2006. // Vidal Bernabé, Inmaculada. La escultura monumental barroca en la diócesis de Orihuela-Alicante. Excma. Diputación de Alicante, Alicante 1981.