Vives Barceló, Manuela

Datos biográficos
Fecha de nacimiento
23 de marzo de 1933
Lugar de nacimiento
Elche
Profesión
Aparadora

Vives Barceló, Manuela. Sus labores. Manuela nace en la ciudad de Elche, un 23 de marzo de 1933, hija única del matrimonio celebrado entre Diego Vives Cabanes (quien fallece por tuberculosis) y Asunción Barceló Alberola. Así, la joven Manuela, se quedará huérfana de padre a los cuatro años. La nueva situación familiar obligará a la madre a tener que trasladarse a la casa de su madre, o sea, a la vivienda de “Chon”: la abuela materna, Asunción Barceló Parres. Naturalmente Manuela empezará a estudiar y cursa primaria en casa de doña Estrella, una escuela privada para chicas donde algunas eran de buena familia. Así la madre de Manuela la llevará a la niña a esa academia para que la admitan como alumna. Pero la maestra no la quiere aceptar porque la chiquilla aún es muy pequeña, no había cumplido los cinco años. No obstante, la madre insiste, y dice que su hija sabe leer perfectamente. Pero la profesora no la cree. Sin embargo, la joven Manuela, demuestra sus dotes y lee unos párrafos y, ante la evidencia, doña Estrella no tiene más remedio que admitir su error y decide aceptar a la nueva alumna, a pesar de que aún tiene cuatro años. La muchacha quedará inscrita y no tardará en progresar en la academia. Así, cuando la joven alcanza la edad superior a cinco años, la escuela llevará a cabo una especie de exámenes y a pesar de que había chicas mayores y otras de buena familia sólo Manuela Vives conseguirá superar las pruebas y alcanzar la medalla de honor de la academia de doña Estrella. Naturalmente será después del narrado episodio cuando la muchacha tenga que abandonar los estudios, por razones de la economía familiar, y esto abrirá en ella un profundo malestar que la llevará a llorar como una Magdalena. No obstante recuerda que doña Estrella comentó: esto no me ha pasado nunca en la vida ¿que una niña llore por no querer irse? Nunca me ha pasado. Que llore por no venir, vale. Pero que lo haga por marcharse, nunca me ha pasado. Pero la  madre estaba obligada a sacar a la chiquilla de la escuela y ponerla a trabajar en casa de la Viuda de Gaspar Quiles donde Manolita hará más horas que un sereno detrás de una máquina de aparar para conseguir dinero. Además también trabajará las tardes de los sábados y el poco jornal que recibía se lo entregará a la madre ya que en aquel tiempo no había suficientes ingresos en casa. La primera comunión de Manolita fue muy graciosa porque iba al catecismo y destacaba sobre todas las demás –le da vergüenza admitirlo-, pero la verdad es que siempre ha destacado y se debía a que la muchacha iba a casa de la maestra, doña Estrella, mujer muy ferviente y una católica convencida que ilustraba a la chiquilla en religión y en las enseñanzas de la comunión, y claro, cuando Manolita iba a catequesis y hablaban de comunión ella siempre sobresalía de las demás. Aquella enorme espiritualidad que recibió le valió la bondad de la iglesia que la obsequió con un vestido para hacer la primera comunión. El vestido era normal, no era un traje de comunión. Pero con ese vestido Manolita fue a la iglesia de San José y recibió su primera Comunión. Cuenta además que el párroco don Ramón, un santo varón que todo lo que tenía lo daba, cuando la chiquilla se arrodilló frente al altar para recibir la Santa Forma, como el presbítero no alcanzaba, le dijo: “xiqueta posa´t de peu perquè si no, no aconseguisc” y la muchacha se tuvo que plantar para poder recibir su Primera Comunión y desde ese momento Manuela Vives ha seguido asistiendo a la celebración de la santa misa porque le gusta. Luego, tampoco hizo recorrido ya que sus allegados vivían todos muy cerca y la festividad familiar la celebraron en casa. Naturalmente su etapa de juventud se desarrollará entre la limpieza de la casa de su abuela, el trabajo en la fábrica de calzado y los paseos por la Glorieta, la Corredera, y la plaza Mayor, y en éste último lugar será donde Manolita conocerá a quien será su novio. Cuenta que ella solía salir los días de fiesta con un grupo de amigas para pasear por la plaza del pueblo y que un día de Semana Santa, cuando acompañaba a una de sus amiga para encontrase con el novio, éste resultó ser primo de Jaime, su actual marido, quien tiempo atrás había interesado de su primo que le gustaría conocer a Manolita. Pues bien, de esa manera se encontraron, se conocieron y consiguieron alcanzar inolvidables momentos de un noviazgo, acompañado de carabina, que les permitió poder disfrutar de las tradiciones festivas de la “Mona de Pascua” en la faeneta; el cine de los domingos de doble sesión; y las obras de teatro durante algunos días entre semana. Por todo lo cual, tras dejar de trabajar y después de disipar siete años festeando, celebraron matrimonio y fruto del cual nacerán sus tres hijos. 

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