Datos biográficos
VICENTE AMORÓS, Francisco (Elche, 29-II-1940 -8-XI-2023). Empleado de banca.
"Conocido por todos como Paco, nació en lo más duro de la posguerra. Hijo de Francisco Vicente Pomares y de Amparo Amorós Ferrándiz, fue hijo único y tardío de unos padres ya mayores. Contaba su padre que el niño nació apenas pasadas las 12 de la noche, recién estrenado el día 1 de marzo de 1940, pero que eran tales las carencias de la época que consiguió que lo inscribieran como nacido el día anterior para tener derecho a la ración que le correspondía. Aquel año era bisiesto, así que la irregularidad de cumplir años cada cuatro a él siempre le recordaba esa anécdota. Su padre había sido alpargatero pero cuando esta industria comenzó su declive comenzó a trabajar como guardés en una finca llamada «Faeneta del cubano», a la altura del lugar donde años después se levantaría la fábrica de Jayton, y Paco se crió allí los primeros años. Paquito era un niño inquieto, y parece ser que algo rebelde, así que cuando a los 11 años manifestó su intención de entrar en el seminario de Orihuela, su madre Amparo, mujer muy piadosa, dio gracias al ver que el niño no se le iba a descarriar. De aquella época conservó amistades que duraron toda la vida, entre otras la de su profesor don Antonio Hurtado de Mendoza (que fue arcipreste de la Basílica) o la de su compañero Pascual Rizo Pomares que también ejerció el sacerdocio en Elche. Sin embargo, con la mayoría de edad comprendió que no tenía verdadera vocación y abandonó el seminario con gran disgusto de su madre. Pudo haber convalidado sus estudios y haber acabado la carrera de Filosofía y Letras para poder dar clases, pero tampoco parece que eso fuera lo que le gustaba. Entró entonces en la academia de don Eloy Espinosa, en la calle Corredora, para estudiar contabilidad y mecanografía. Era tal su empeño en coger velocidad con la máquina de escribir, sabedor de que esto en aquella época le podría abrir muchas puertas, que hacía guardia durante horas para practicar todo lo que podía, logrando superar las 500 pulsaciones por minuto, lo que le valió el apodo de «maquineta». Empezó a trabajar entonces en la Cámara de la Propiedad, junto al abogado don Elicio Gómez Hernández a quien tenía en gran estima, y por las tardes en el antiguo sindicato donde organizó la biblioteca. En 1965 se casó con Casti Copete García, natural de Vianos (Albacete) pero que ya llevaba unos años en Elche y que trabajaba como modista. Dejó Paco entonces ambos empleos para trasladarse al departamento administrativo de la multinacional Shell en Elche. En el año 70, cuando la empresa cerró la sede en la ciudad, le ofrecieron trasladarse a Sevilla, donde estuvo casi tres años. Corría el año 73 cuando en una de sus visitas a su ciudad natal se encontró con un conocido que estaba organizando la apertura de una oficina del Banco de Alicante en Elche. Charlando, Paco le manifestó las ganas de volver a casa y el otro, que sabía de su valía profesional, rápidamente le ofreció trabajo. Fue uno de los que inauguraron aquella primera oficina provisional que el banco montó en un entresuelo del carrer Empedrat, frente al Bar Villalobos, antes de trasladarse a la oficina que muchos años fue la principal en la esquina del País Valenciano con Blasco Ibañez. Al poco ya destacó con su buen hacer y fue ascendido, aceptando un puesto como apoderado de la entidad en Villena, aunque allí estuvo poco más de un año, porque pronto volvió a Elche con un nuevo ascenso para inaugurar la nueva oficina del Banco en los Pisos Azules. Aunque le volvieron a ofrecer numerosos ascensos, a todos renunció porque le obligaban a salir de Elche. Acabó su vida profesional como interventor en la oficina que tuvo el banco en la calle Almórida, donde se prejubiló en 1995. En esos momentos fue cuando, una vez libre de ataduras profesionales y con mucho tiempo libre, entró a formar parte de la junta de la Sociedad Venida de la Virgen, con la que ya colaboraba desde hacía tiempo. Asumió el cargo de tesorero, en el que estuvo durante muchos años, pasando luego a ser Vocal. En el año 2008 se puso en marcha la comisión del Ilicitano Ausente, en la que trabajaba mano a mano con Antonio Sánchez Guilabert, editando una revista que se hacía llegar a los ilicitanos que vivían fuera, aunque pronto se ampliaron los actos con un día dedicado a ellos en plenas fiestas de la Venida y con entrevistas en Onda Cero en el programa de Mayte Vilaseca. En diciembre de 2014 asumió la presidencia de la comisión, y su implicación y preocupación por estos ilicitanos ausentes era tal que los llamaba a menudo para mantener el contacto. Hombre discreto y amable, procuraba pasar desapercibido, pero su carisma fue indiscutible y generaba confianza en todos los que le conocían, que eran muchos y le tenían mucho aprecio. Sus grandes pasiones eran pocas pero intensas: lo primero, su familia, sobre todo su mujer, Casti, y sus tres hijas, Mariam, Elena y Virginia, y sus seis nietos por los que sentía verdadera devoción; y después Elche y la Virgen de la Asunción. Su implicación en la Sociedad Venida de la Virgen fue grande, y en ella conoció a varios presidentes y le dedicó gran parte de sus esfuerzos hasta prácticamente su fallecimiento. En ese momento era el decano, tanto en edad como tiempo de permanencia en la misma. Era muy activo y a pesar de los años mantenía a menudo múltiples frentes abiertos y a nadie decía que no, siempre estaba dispuesto a echar una mano. Gran amante de las tradiciones de Elche, no perdía ocasión para hablar de Elche, el Misteri y la Maredeu a todo el que tenía cerca. Fue en esencia un hombre bueno que dejó huella aunque él nunca lo buscara".
Biografía realizada por MARIAM VICENTE COPETE.
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