Trigueros Díez, Diego

TRIGUEROS DÍEZ, Diego (Elche, 30-V-1952). Licenciado en Ciencias Económicas y profesor de instituto (1977-2012). Impartió clase en Cieza, Elda y en el IES Sixto Marco de Elche, instituto que dirigió durante 25 años (1987-2012).

Entrevista de Antonio Juan Sánchez en Información, publicada el 27 de junio de 2012

En la conversación es directo, como ha sido siempre, y reflexivo, ahora a punto de jubilarse con la calma que le ha proporcionado su recorrido como docente, el ilicitano Diego Trigueros vive, entre la nostalgia y la ilusión, sus últimas horas como director del Instituto de Secundaria Sixto Marco de Elche. "Han sido 34 años, nueve meses y un día" viviendo intensamente la enseñanza, buscando su mejora y tratando de hacerla compatible con la vida.

El año 1977 marcó el inicio en la docencia para Diego Trigueros Díez, licenciado en Económicas, con tres cursos como interino en el IES Sixto Marco, después llegarían las oposiciones y la estancia impartiendo clases en Cieza y Elda. De nuevo, entre palmeras y regreso al que ha sido su centro de toda la vida, los últimos 25 años, además, como director. Al mediodía, sus compañeros de ayer y de hoy rescatarán del tiempo anécdotas y realidades; el lunes dejará de trabajar en un proyecto del que se siente orgulloso "por todo lo que he visto hacer a mi alrededor y por la implicación de los profesores", comenta.

Instituto Laboral, Centro Nacional de Formación Profesional, Instituto Politécnico, Instituto de Secundaria Sixto Marco... ¿Los cambios en el nombre del centro se han reflejado también en su recorrido docente?
Las cosas son hoy diferentes de lo que eran, indudablemente que sí, pero ahí se pueden introducir muchos matices. Estamos hablando de un centro educativo que hace 20 ó 30 años recibía un alumnado seleccionado y selecto; y hoy recibe el alumnado del barrio en el que está ubicado. Uno de los fallos que estamos teniendo ahora mismo es que solemos plantear como reivindicaciones cosas que son auténticas obviedades. Lo que tenemos es algo bastante mejor de lo que teníamos, en todos los sentidos. El problema que hay con la educación no es tanto que los alumnos sean malos estudiantes, el problema que hay es que los profesores no entendemos a los jóvenes en ese sentido. No vale ser profesor de instituto y querer, a estas alturas de la historia, entrar a una clase con 25 ó 30 personas mayores de edad, con la mente abierta y dispuestos a entender todo lo que tu puedas enseñarles. El que tenga ese anhelo o el que tenga esa tristeza que piense, primero, que rara vez ha sido así y, en segundo lugar, que se ha equivocado de sitio.

¿Éste ha sido y es un instituto con un marcado sentido por la lucha constante para la mejora de la calidad de la enseñanza?
Cierto, pero no ha sido nada fácil. No me gusta echar todas las piedras al mismo tejado, pero los obstáculos han llegado porque no se ha seguido una política educativa adecuada, sencillamente. Ni lo hizo el PSOE en los tiempos de Lerma, Císcar y Joan Romero, quizás el único que para mí ha hecho algo que ha valido la pena aunque tuviera poco tiempo; ni lo ha hecho el PP, para el que la educación ha sido una pariente pobre desde el punto de vista conceptual. Para nosotros hacer una política educativa tiene que ser, sobre todo y en estos momentos, ocuparse de la atención a la diversidad. Y aquí se ha trabajado esa política de atención a la diversidad con los recursos que nos han facilitado pero también con los nuestros propios, para atender jóvenes de zonas desfavorecidas, familias desestructuradas, desfases curriculares importantes, pero además, necesidades educativas especiales, grupos con jóvenes que son incapaces de seguir el programa en Secundaria, jóvenes que destacan por encima del resto o los agrupamientos de materias. Y los resultados académicos nos avalan y en primero de ESO, por ejemplo, se ha subido once puntos respecto al año pasado... Lo que quiero decir, como idea central del asunto, es que todo esto se puede hacer sólo cuando se trabaja un poco bien y la gente se implica.

Y, además, siempre ha estado el Diego Trigueros enseñante para lo que hiciera falta...
La enseñanza me lo ha dado todo. Siendo docente se gana siempre, y cuando uno es profesor vocacional las gratificaciones son tantas... que sólo se puede dejar cuando eres viejo. Ésta es una profesión fantástica, y yo no me canso de decirlo, y ese momento en el que tú estás en clase es una cosa mágica.

Pero, también se habrán sucedido los momentos malos y de soledad como director...
Los momentos malos me han servido para aprender, cosa que no ocurre en los instantes de euforia, donde es más difícil... y no he sentido nunca la soledad del director porque siempre he creído en las personas y en formar equipos para poder desarrollar proyectos.

¿Le da miedo lo que le espera a la enseñanza?
Miedo, quizás, no es la palabra adecuada... pero desde luego yo lo que creo es que el Gobierno y el Consell están cometiendo un error de bulto: sacar a la prima de riesgo adelante a base de reducir los gastos en educación. Es una cosa rídicula, absurda. Se está deteriorando el capital humano para sacar el país adelante, quien enuncia una tesis como esa si no es un auténtico estúpido. Yo no respetaría al Mercado, en todo caso obligaría al Mercado a que respetara el progreso, el sentido común, las personas, que respetara a la política, y no al revés.

¿El peso que tradicionalmente ha tenido Elche en la enseñanza empieza a desmoronarse?
Desgraciadamente, sí. En Elche, por ejemplo, se puso en marcha el primer Consejo Escolar de la Comunidad, con una comisión de escolarización que siempre ha tenido un planteamiento de análisis, reivindicaciones y propuestas, ahora eso se está perdiendo y, por lo tanto, debo entender que el Ayuntamiento y la Conselleria ya caminan juntos de la mano, haciéndose favores mutuamente y buscando una coordinación que margina la opinión de los centros.

¿Y eso ocurre con el valenciano?
Para el instituto es uno de los estandartes, y se fomenta su uso constantemente, pero estoy viendo que la política real que se está siguiendo es la de ignorar. Una pena...