Pasar al contenido principal

Señarís Robles, Marcial

Enviado por Miguel Ors Mon… el

SEÑARÍS, Marcial. Cantor de La Festa. Publicó las novelas El veedor (2001) y Relatos de un señorío (2003). Sacristán de Santa María en sustitución de Manuel Fernández Martínez, fallecido en marzo de 2024.

Prova

Marcial Señarís, Información, 10 de agosto de 2024

"Fue un paralizador 10 de agosto de 1971.

Recuerdo imborrable de un momento que deja huella en el alma.

Meses antes, atendiendo a la llamada del destino subí al local de ensayos que en aquel tiempo estaba en la casa de Joaquín Serrano.

Eran tardes ahítas de bochorno en las que se preparaban las representaciones próximas del Misteri; los ensayos generales, la Vespra el 14 y la Festa, el 15. Mas había un día, no exento de importancia, yo diría que toda: el 10, por la tarde, en la Basílica de Santa María, donde iba a "probar" si el trabajo de meses me había preparado lo suficiente para interpretar el "ángel".

Esa tarde el templo y alrededores era un frenesí de personas entrando y saliendo; y niños, muchos niños ansiosos de ver a los que sin duda eran sus héroes: unos coetáneos que bajaban desde las alturas y subían en la mangrana, el araceli o la coronación.

En la calorina del mediodía previo a esa tarde, los nervios afloran pese a que la preparación era óptima. Se recuerda y rumian los consejos del mestre Oncina, de algún veterano y de mis padres. Caridad, mi madre, ilusionada y agradecida a la "Maredeu" por haberme seleccionado en el casting. Y de mi padre, parco como siempre con sus sentencias: "Obedece al director, confía en tu trabajo y, sobre todo, échale pelotas".

El calor de esa tarde era un calor silencioso. Se depositaba sobre las cosas, se deslizaba sobre los suelos, se infiltraba bajo las puertas y llenaba el aire de una torpeza húmeda. Otros niños estaban en la playa, en la piscina... Yo no necesitaba eso: necesitaba cantar. Ese tiempo de espera, en ese extraño silencio -poco habitual ahora en el que todo es ruido en un concepto de fiesta que es más desmadre y escándalo -.

Llega el momento de subir a la terraza para ir preparando mi estreno como "ángel mayor", y recibo los últimos consejos de quien para mí fue un referente por sus conocimientos y la confianza en mi voz que desde el principio me mostró: don Antonio Antón Asencio.

Había cosechado en mi corta vida infinidad de juegos y tedio a partes iguales, pero todo ello cedía a la pasión de participar en la "Prova".

Mi sueño se estaba haciendo realidad. Atrás quedaban los juegos propios de niños, asumiendo una responsabilidad heredada de siglos, con el deber de seguir transmitiéndola.

La Festa vivía el dorado esplendor de su recuperación gracias al arduo trabajo de un reducido grupo de patronos, el Mestre y su ayudante. Pese a las dificultades, la puesta en escena era impresionante, todo se centraba en la Festa y las calles, las plazas se engalanaban para honrar esas fiestas.

Aturdidamente contrito, en una nube dulce, subí la escalera de caracol cerciorándome de que todo lo tenía bien memorizado.

Una vez situado dentro de la "mangrana" y recibida la orden, el aparato pronto empezaría a descender en pocos minutos. Con ojos ojerosos y la mirada vaga, exhausto y alerta, el momento difícil se presenta de repente, pero mi seguridad me hace sentir fuera de peligro. Ya estaba realizando uno de los sueños de mi vida. Aquello era fantástico, tan espectacular como realizar un viaje hasta la más lejana de las estrellas. Y además iba a llevarle un mensaje a la "Maredeu"... Excelso honor.

Por momentos siento aproximarse la emoción, que surge desde el interior, de lo más profundo. Cuando empecé a cantar, mi primera nota sonó al doble de volumen que la segunda. Pasé con cuidado a la tercera, y así fui cobrando seguridad... Ya lo tenía! . Durante un tramo atiné a discernir la admiración del público que se suspendía como una bruma sobre el caluroso ambiente, resonando el revuelo de los niños espectadores.

Cuando bajé del "cielo" Caridad, apoyando su brazo firme y cálido me habló con suavidad, con esa voz mimosa y cantarina que solía usar:" Gracias, hijo. No sabes cuánto orgullo supone para mí lo que has hecho". Cada vez que canto la veo apoyada en la esquina de la tribuna del patronato, tapando nerviosa su boca, atendiendo emocionada a mí canto... Como todas las admirables madres que ven a sus ángeles.

El 10 de agosto, la "Prova" es uno de los momentos más impresionantes, prescindiendo de las alharacas y centrado todo en el arduo y encomiable trabajo de los tramoyistas -no suficientemente reconocido, al menos públicamente -; y sobre todo, de los niños cantores. En esa prueba, el público se entusiasma con la exhibición del ángel o la María; que un chaval ha desafinado por la tensión o los nervios, que se ha mareado... Eso es parte consustancial. Ese público, ese día, ya sabe que los papeles infantiles están bien preparados.

Quiero aprovechar para agradecer la fortaleza, la constancia en el trabajo y el valor de unos chavales que desafían la altura y los nervios para cumplir, una vez más, con la tradición. Sacrificando momentos propios de su edad. La "prova" es el pasado, presente, futuro. El 10 de agosto, los infantes del Misteri son los únicos protagonistas de la fiesta grande. Un acto al que se le debe otorgar la máxima importancia; es el inicio, el momento en el que realmente se muestra el estado de forma de esos cantores que engrandecen al Misteri. Y debemos reconocerlo. FUERZA EN EL APLAUSO!!!".
 

Añadir nuevo comentario

Texto sin formato

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.