Datos biográficos
SANTAMARÍA NAVARRO, Matías. Se le recuerda como el primer impresor ilicitano desde el 21 de mayo de 1841, en la calle del Salvdor. En 1850 publicó el folleto Las siete palabras de 34 paginas. En 1851 publicó Afectos del alma al pie de la cruz para el uso de almas religiosas y pecadores convertidos de Bernardo José Guevara, publicado el año anterior en Buenos Aires. Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Elche en 1858.
[34] Imprentas establecidas en Elche
El 21 de mayo de 1841, se abrió la imprenta de la propiedad de D. Matías Santamaría y Navarro, en la calle del Salvador de esta villa, que fue la primera establecida en la misma.[1]
[1] En el capítol del 21-05-1841 es va llegir l’imprés de Maties Santamaria en què anunciava la posada en marxa de la seua impremta (AHME, Llibre d’actes municipals, sig. a/158, p. 134v-135). En el Tesoro histórico compilat per P. Ibarra (AHME, sig. b/256, vol. 1, núm. 41) es conserva un exemplar d’aquest primer full en què s’oferien els serveis de la impremta al poble d’Elx. També es refereix a l’impremta de Santamaría la Colección de noticias… (vol. II, p. 285-286; p. 414 de la nostra edició).
[45] Caída del tablado del Ayuntamiento en la Fiesta de Agosto
En la tarde del día 15 de agosto de 1840, en el momento en que se iba a verificar la coronación de la Virgen en la festividad a dicha Patrona en el templo de Santa María, repentinamente cayó el palco o tablado en que se hallaban el Ilte. Ayuntamiento, presidido por D. Manuel Bru [blanc] y muchísimas personas más, y, no obstante hundirse y verse envueltos entre las tablas los regidores y la mayor parte de las gentes que contenía, no se lamentó la menor desgracia, saliendo todos ilesos en medio de aquella confusión. El estruendo fue grande y el gentío se declaró con una alarma que era difícil sofocar. El hecho fue atribuido a un milagro de la Virgen Patrona, tanto que inmediatamente[1]* se hizo público en romance impreso, en que se encabezaba una lámina de la vista interior del templo de Santa María, en el acto en que pendían el Araceli y Coronación, cuyos ejemplares fueron tirados en la imprenta de esta villa de D. Matías Santamaría y Navarro, de los cuales ejemplares conservo uno, el que no copio en este relato por ser muy extenso y quedar especificada anteriormente la parte sustancial del acontecimiento.[2]
[1]* [Nota de Pere Ibarra:] «Este inmediatamente fue el año 46». El mateix Ibarra i Ruiz aclareix aquesta anotació en l’article «Caída del tablado del Ayuntamiento en la Fiesta de Agosto del año 1840» (Levante, 10-08-1926): «El cronista D. José María Ruiz no leyó bien la relación que cita, de la cual también poseo un ejemplar. Se imprimió, efectivamente en la imprenta de Santamaría, pero fue el año 1846, si bien, en el titulo que lleva al pie el cliché, que publicamos, dice claramente: “Relación verídica del prodigioso suceso acaecido en la insigne Iglesia de Sta. María de Elche el 15 de agosto de 1840...” Santamaría no estableció su imprenta hasta el año 1841» (veg. Pere Ibarra i la Festa d’Elx, J. Castaño Garcia [ed.], Elx, Patronat del Misteri d’Elx, 2014, p. 306).
[2] Un exemplar de l’imprés es conserva en el Tesoro histórico compilat per P. Ibarra (AHME, sig. b/256-62) i es va reproduir en facsímil pel Patronat del Misteri d’Elx, amb introducció de J. Castaño, en 2021. Veg. també el nostre estudi «Literatura popular al voltant de la Festa d’Elx», Aproximacions a la Festa d’Elx, Alacant, Institut de Cultura Juan Gil-Albert, 2002, p. 313-335.
[98] Comisión a Alicante a felicitar a SS. MM. la reina y familia
En cabildo de 1.º de junio de 1858, aparece el siguiente particular referente a dar cuenta la comisión que de este Ayuntamiento pasó a Alicante, y dice así:
«Por los S. S. de la comisión nombrada por esta Corporación para felicitar a SS. MM. en la capital de la provincia, dando cuenta de su cometido en los días que permanecieron en Alicante, se presentó la manifestación siguiente:
»Los individuos de la comisión que suscriben, nombrados por el M. Ilte. Ayuntamiento para pasar a la capital a felicitar a SS. MM. y AA., lo verificaron el día veinte y cuatro del corriente, presentándose a la autoridad superior de la provincia, quien señaló el día siguiente veinte y cinco, a las tres de la tarde, para que las comisiones de los Ayuntamientos de la misma, las autoridades, jefes militares de todas armas, diputados a Cortes y de provincia, consejeros, empleados, &.ª concurrieran a la estación del ferro-carril que estaba adornada majestuosamente para recibir a SS. MM., cuya entrada en dicho edificio tuvo efecto a las seis y diez minutos de la tarde en medio del júbilo y aclamaciones inexplicables, y que a la comisión no le es posible hacer la más ligera reseña de lo que allí pasó, solo dirá que, al anunciar el primer cañonazo disparado del castillo de Santa Bárbara, de que se aproximaban SS. MM., y al grito encantador de “Viva la reina”, setenta mil almas se entusiasmaron de júbilo, que latieron en sus corazones el más ardiente amor por sus reyes, y la reina, conmovida a la vista de aquel grandioso y sublime espectáculo, y después de manifestar la alegría y emoción de que estaba poseída y con un semblante angelical, tomó a su hijo en sus brazos, lloró la reina y lloramos todos ¡que cuadro tan sorprendente! ¿Cuánta verdad se veía en lo que allí pasaba? ¡Ojalá que estos sentimientos que son innatos en los corazones españoles, no se borren jamás de nuestra memoria! En seguida, revestido de pontifical el Iltmo. Sor. obispo de Murcia, se procedió a la inauguración del ferro-carril y bendición de las locomotoras, concluyéndose este regio y religioso acto con los dos discursos pronunciados por el Exmo. Sor. D. Alejandro Mon, presidente del consejo de administración del Ferro-carril del Mediterráneo, y del Exmo. Sor. D. José de Salamanca, que fueron seguidos de repetidos vivas y aclamaciones. Igualmente, fue convocada esta comisión, con todas las autoridades, en el Gobierno Civil para que el día veinte y seis, a las tres de la tarde, concurriesen a Palacio donde tenía que efectuarse el numeroso y brillante besamanos, al que asistieron los diputados a Cortes y de Provincia, el Consejo, la oficialidad del Ejército y Marina, cleros, &.ª, teniendo la honra los que suscriben de besar la mano a la reina D.ª Isabel segunda, al rey su esposo D. Francisco de Asís, al príncipe de Asturias D. Alfonso, a la infanta D.ª María Isabel y a la augusta hermana del rey; del mismo modo el día veinte y siete por la mañana, reunidas las comisiones de todos los Ayuntamientos en el Gobierno Civil, acordó el Sor. gobernador que, a las tres de aquella tarde, debían presentarse las jóvenes que acudían a la capital con las comisiones de los Ayuntamientos, a ofrecerle los frutos del país, que, en preciosas bandejas, estaban expuestos en el gran salón del Gobierno Civil, y a la vista del presidente del Consejo de Ministros D. Francisco Javier Isturiz, del Sor. ministro de Fomento, padre Claret, confesor de S. M., diputados a Cortes, &.ª, cuyas autoridades superiores examinaron la diversidad de frutos, y la comisión de este Ayuntamiento, tuvo la satisfacción de contestar a cuanto se dignaron preguntarles sobre los frutos presentados; la numerosa comitiva rompió la marcha en dos hileras, precedidas de brillantes músicas, dirigiéndose a Palacio, donde fueron recibidas las jóvenes por SS. MM., con su acostumbrada amabilidad, deteniéndose en ver los varios frutos que aquellas preciosas jóvenes la presentaban, significándoles con su amable semblante lo grato que le eran aquellos sencillos dones nacidos de corazones puros e inocentes, dándoles a besar su Real mano y dignándose tomar en sus brazos a dos niñas que acompañaban a las jóvenes labradoras. Además de estos actos oficiales en que asistieron los que suscriben, como individuos de este Ayuntamiento, lo verificaron también en cuantas ocasiones se dignaron SS. MM. visitar las tres iglesias, los establecimientos, espectáculos públicos, &.ª, manifestando de esta manera que el Ayuntamiento de Elche abriga en sus corazones la más acrisolada lealtad hacia sus reyes y que la magnánima y virtuosa Isabel es digna reina de las Españas; es cuanto tienen que manifestar en cumplimiento de su deber y quisieran los que suscriben haber correspondido a la honra que les dispensó esta Ilte. Corporación al nombrarles para un acto tan honorífico y tan conforme con sus sentimientos. Elche, treinta de mayo de mil ochocientos cincuenta y ocho. - Matías Santamaría - Juan Serra y Pérez - José Sánchez - Jerónimo Ruiz - Francisco Bernad - Antonio Campos. - En su vista, la Corporación, altamente satisfecha del exacto cumplimiento de la comisión en todo cuanto a la misma incumbía, por unanimidad la dio las más expresivas gracias, y acordó se extienda en este cabildo la relación presentada».[1]
[1] Capítol del 01-06-1858 (AHME Llibre d’actes municipals, sig. a/166, f. 48-51v).
[99] Música de Elche
En atención a una exposición presentada por los jóvenes aficionados al arte de la música en esta villa, al Ilte. Ayuntamiento de la misma, en cabildo de 25 de junio de 1858, a fin de ponerla en un estado más brillante, como lo habían hecho en otros pueblos de esta provincia, por lo cual D. Francisco Buyolo y Martí, director de la de esta villa,[1] había pedido, en concurso de sus discípulos, algunos instrumentos de excesivo valor de uno de los establecimientos de Valencia, el Ayuntamiento suplicado por éstos, y poseído de los mejores deseos por el bien de la repetida Música, acordó pagar la cantidad de 1.680 reales, valor de un bombo, platillos, y redoble, de los fondos de carnecería, por así pedirlo los individuos filarmónicos, en razón a no tener ello recursos. La Ilte. Corporación regaló a éstos los reseñados tres instrumentos, y nombró una comisión compuesta de los Sres. D. Matías Santamaría, teniente de alcalde, y de los regidores D. Francisco Bernad y D. Antonio Campos, para que se pusiera al frente de la Música, protegiéndola en todo cuanto fuese necesario. Los músicos, agradecidos altamente por tan aplaudida resolución, dieron en la noche del referido día 25, una brillante serenata en las tres casas de los S. S. de la comisión.[2]
[1] Francesc Buyolo Martí (1820-1902), músic, director de banda, va ser mestre de capella de la Festa d’Elx entre 1860 i 1894 amb alternança amb Antoni Sánchez Lledó.
[2] En el capítol municipal del 09-07-1858, Francesc Buyolo, director de la música bèl·lica de la vila, «manifestó se esperaba de un momento a otro el arribo del bombo, platillos y redoble que este Ayuntamiento ha ofrecido costear», i la coporació va acordar entregar els imports dels instruments (AHME, Llibre d’actes municipals, sig. a/166, f. 71-71v). En el Tesoro histórico compilat per P. Ibarra (AHME, sig. b/256-136), com hem vist en la introducció, es conserva un imprés amb la «Suscrición mensual para gratificar a los individuos que componen la música de esta villa que desde primero del actual [1859] toca en el paseo todos los días festivos», i entre els subscriptors figura Josep M. Ruiz, amb una quota de 10 reials mensuals.
[102] Río Júcar
En la noche del 4 de julio de 1858, a las 8 y media de ella, hubo junta en el salón de sesiones de la casa capitular, con D. Juan Bautista Peyron[n]et,[1] procedente de Madrid, para tratar sobre las aguas sobrantes del río Júcar, que se tratan de traer a esta villa, y habiendo concurrido corto número de personas propietarias ni de otras clases, se suspendió para el miércoles próximo 7 en dicho salón.
En el citado día 7 de julio del mismo año, a las 7 de su mañana, se reunieron en dicho salón 1.º de las Casas Capitulares, un gran número de personas de todas clases, con el citado Peyron[n]et, a fin de celebrar la junta que, por bando público y papeletas a las partidas del término, se hizo saber al vecindario en los días anteriores, para tratar sobre la canalización de los sobrantes del Júcar a la presente villa y, considerando el innumerable concurso que había en dicho salón y otros, y que de ningún modo era posible tener la junta en local tan reducido, por algunos de los interesados, se suplicó al Sor. presidente alcalde de esta población se dignara excogitar otro punto para celebrarla cómodamente.
En el momento resolvió dicho Sor. (aunque con disgusto) trasladarse a la plaza Mayor, lo que se ejecutó, dirigiéndose a la misma la comitiva, que contaba de algunos 600 o más vecinos, según mi cálculo, situados en la referida plaza, junto a la Troneta del reparto de aguas. El Sor. D. Juan Bautista Peyronnet, manifestó en alta voz: que el objeto de aquella reunión no era otro que el de saber, si quería el pueblo de Elche tomar parte en los primeros trabajos o estudios del canal que ha de construirse para la conducción de las aguas sobrantes del Júcar a esta población y, según su presupuesto, calculó llegar los gastos a veinte y cuatro mil duros, teniendo solamente el derecho el pueblo a la cuarta parte de dicho importe, y a los beneficios o productos que reportara, a cuyo fin había publicado en el día anterior el siguiente impreso que fue leído en alta voz por el secretario del Ayuntamiento D. Joaquín Rodríguez, en esta forma: «Canalización del Júcar. - D. Juan Bautista Peyronnet, vecino de Madrid, facultado por el Gobierno de S. M. para la formación de los estudios de la canalización de los sobrantes o supercrecientes del río Júcar para los pueblos de Elche, Crevillente y demás que le conviniesen, va a principiar los trabajos de dicho estudio y, para el efecto y mejor éxito de la empresa, trata de hacerlo bajo las condiciones siguientes:
»1.º: Ofrece sólo la preferencia al pueblo de Elche entre los otros que comprendía su petición, por reunir cuantos elementos son necesarios para su proyecto de la índole de que se trata, como son la fertilidad, extensión y posición topográfica y geográfica.
»2.º: Trata de que se suscriban sus habitantes por una cuarta parte en la empresa que empieza, por los gastos necesarios para los estudios.
»3.ª: Los accionistas o suscritores por dicha cuarta parte, resolverán del modo más equitativo y justo la manera cómo ha de formarse la sociedad.
»4.ª: Para ser socio, deberá inscribirse en la lista que queda abierta en casa de los Sres. D. José Ibarra y de D. Matías Santamaría.
»5.ª: El capital de esta compañía será de ciento veinte mil reales, único desembolso que está calculado como correspondiente a la cuarta parte del valor y gastos de los estudios. Para la recaudación y administración, nombrará la compañía cuatro vocales y un depositario, como representantes y únicos encargados en la sociedad. Si, al final de los expresados estudios, resultasen sobrantes, se devolverán a los socios en justa proporción.
»6.ª: Obtenida la concesión definitiva, la sociedad con Peyronnet acordarán los medios de realizar la canalización, conciliando sus intereses de la manera más conveniente en relación con las leyes. - Elche, 6 de julio de 1858. Juan Bautista Peyronnet.»[2]
Concluida la lectura, el Sr. Peyronnet prosiguió su discurso, repitiendo que las personas que quisieran inscribirse en la lista de socios, con el fin de recoger la cantidad designada de ciento veinte mil reales, podían acudir a las antedichas casas de los SS. Ibarra y Santamaría. Con esto se concluyó la junta, e, inmediatamente, llenos del mejor entusiasmo, se dirigieron en excesivo número de labradores y otros vecinos a inscribirse en la repetida lista, dando por resultado mil cuarenta y tres suscritores, a razón de sesenta reales cada uno, y dicha suscrición fue cerrada a las 8 y media de la noche del 31 de agosto de este año, según junta que se celebró al efecto, y en la que se acordó que los otros sesenta reales restantes se pagaran más adelante.
[1] Sobre aquest personatge, veg. la nota 201. Les actes de les sessions esmentades de l’1 i del 07-07-1858, es conserven en el llibre d’actes municipals corresponent (AHME, sig. a/166, f. 67-69v).
[2] Un exemplar de l’imprés es conserva en el Tesoro histórico compilat per P. Ibarra (AHME, sig. b/256-132).
[105] Río Júcar
A las 7 de la mañana del 25 de julio de 1858, se celebró Junta en el paseo de la entrada al ex convento de San José, extramuros de esta población, presidida por el Sor. alcalde de la misma D. Rafael Llofriu y Román, para elegir de entre los señores inscritos para sufragar los gastos del estudio del proyecto de la canalización para los sobrantes del Júcar, algunos individuos que interviniesen en la recaudación e inversión de los fondos para dicho objeto, cuyos inscritos fueron citados por D. José Ibarra previa papeleta impresa firmada por el mismo, y reunidos un gran número de ellos, fueron elegidos por depositario D. Juan Ferrández de Martínez; y por vocales de la comisión, D. Matías Santamaría, D. José Ibarra, D. Aureliano Ibarra,[1] D. Luis Llorente y de las Casas,[2] D. José Selva de Ferrández, D. Tomás Sansano y Blasco, D. Juan Serra y Pérez y D. Carlos Antón.
[1] Aurelià Ibarra i Manzoni (Alacant, 1834-1890), polític, arqueòleg, escriptor, gravador i intel·lectual destacat amb una vida i obra totalment vinculada a Elx. Amb el seu llibre Illice, su situación y antigüedades (1879) va identificar plenament el jaciment de l’Alcúdia d’Elx amb l’antiga colònia romana d’Ilici (veg. J. Castaño Garcia, Els germans Aurelià i Pere Ibarra. Cent anys en la vida cutural d’Elx, Alacant, Universitat d’Alacant, 2001; i Concha Papí Rodes, Aureliano Ibarra y La Alcudia. Una mirada a la arqueología del siglo xix, Alacant, Universitat d’Alacant, 2008).
[2] Lluís G. Llorente i de las Casas (Elx, 1822-1895), escriptor. Va cursar els primers estudis al col·legi de Pasqual Caracena i va viure a Cocentaina i Alacant, on va ingresar al Liceu Artístic i Literari. De tornada a Elx, va centrar els seus esforços en l’edificació i posada en marxa d’un teatre, que, després de la seua mort, passà a ser conegut com a Teatre Llorente. És autor de diverses obres teatrals en castellà i en valencià.
[114] Río Júcar
A las 6 de la mañana del 17 de agosto de 1858, se fijó la línea base de las operaciones necesarias para los estudios y trazado del canal en la cruz del camino de Valencia, sobre los sobrantes del Júcar a esta villa. A dicha hora el Sr. D. Juan Bautista Peyronnet, arquitecto de la Corte, al frente de tan ardua empresa, colocó al entronque de los caminos de Crevillente y Aspe, y sobre 200 pasos al norte del cuartel de Caballería, los instrumentos de nivel y otros, fijando desde dicho punto, en dirección a la Casa Blanca, cinco o seis banderolas;[1] habiendo publicado lo ejecutado, por papeletas impresas en el anterior día, firmadas por el presidente de la comisión D. Matías Santamaría y Navarro. En la referida operación estuve presente como curioso y sólo concurrieron algunas treinta personas, entre ellas D. José M.ª Buch,[2] D. Luis Llorente, D. Rafael Llofriu y D. José Ibarra.
[1] Veg. les notícies núm. 72, 102 i 105.
[2] Josep M. Buch Miralles de Imperial (Elx, 1842-1912), empresari, va treballar a Madrid com a perit d’aduanes i, de retorn a Elx, va ser oficial de l’Ajuntament i també regidor i tinent d’alcalde. En 1885 va participar en la creació del Círculo Obrero Ilicitano, va col·laborar en diversos periòdics locals, va militar en el Partit Liberal i, amb la seua empresa d’espardenyes, va ser un dels pioners de l’indústria elxana de l’últim quart del segle XIX (www.elche.me, consulta 20-07-2021).
[146] Entrada por primera vez en esta villa del Iltmo. Sor. obispo D. Pedro M.ª Cubero
El dignísimo obispo de Orihuela, Exmo. e Iltmo. Sor. D. Pedro M.ª Cubero López de Padilla, después de haber estado en la ciudad de Alicante, en que se le tributaron grandes obsequios, se dispuso a venir a esta villa, y con el objeto de hacerle un recibimiento cual se merecía por su dignidad.[1]
Al efecto, pasó a la capital de la provincia el presbítero D. Andrés Pascual y Mira, a proporcionarse lo que los Sres. alcalde de esta villa, y arcipreste de su partido creyeron necesario reunir para el mayor desempeño de la comisión que le fue dada, respectivamente, por el Municipio y cleros parroquiales. Llegó el día 12 de junio de este año 1859, y en Elche sólo brillaba, sólo resplandecía la gala y contento.
Eran las 6 de la mañana cuando se hallaban obstruidos todos los puntos por donde había de pasar el Ilte. prelado, desde la tienda de campaña en donde podría tener algún descanso, a las puertas de la villa, hasta el templo. La multitud era infinita.
Se colocó la tienda junto a la Puerta llamada de Alicante, y el buen gusto en sus formas, la suficiencia de sus proporciones y la galanura que la decoraba, valiéronle merecido aplauso a D. Francisco Bernad y Agulló, que la improvisaría. Alfombras y flores hacíanla vistosa, y en su centro se colocó un dorado sillón. Allí esperaban las autoridades y corporaciones civiles y eclesiásticas, retratándose en todos los semblantes la más viva impaciencia.
Llegó, por fin, S. I. y debo hacer tal como pueda la descripción del cuadro que entonces ofreció aquel sitio. Un clamor inmenso llena el aire; son vivas del más acendrado afecto; a esto aumentaban el entusiasmo el toque de las campanas, la armonía de la música y el estruendo de innumerables morteretes. La animación cundía por todas partes y era sumamente arrebatadora. A un lado y a otro se levantan nuestros preciosos bosques de palmeras, esos árboles gentiles cuyas copas parecían esmaltadas de brillante verde, porque las inundaba con sus claros rayos el dorado sol. En la parte superior de sus rústicos troncos, de donde esparcen su ramaje, y, por lo tanto, como preservados de doseles de arabescos, veíanse grupos de hombres en actitudes diferentes, agitando palmas y arrojando multitud de flores. Creíamos ver gigantescas columnas de antiguos templos, con sus remates simbólicos y cual sostuviesen la bóveda azul del cielo, a la que parecían unirse.
Conmovido se manifestó el Prelado, y conmovida la multitud, que en la afable dulzura de aquél encontraba la recompensa más grata a su afecto.
Después de recíprocos y cordiales saludos, se ordena la procesión y preceden cien niños llevando palmas blancas con mil primores tejidas, y de mil maneras engalanadas. Va la comitiva por las principales calles: los vítores no cesan: de todas partes se arrojan ramos y preciosas coronas de flores e infinidad de hojas de elegante papel, que contenían impresas composiciones poéticas en honor a tan Ilte. y digno prelado. De los balcones de la casa habitación de D. Luis G. Llorente se soltaron blancas palomas, que ofrecían en conjunto el cuadro más bello y encantador, y el júbilo asomaba por todas partes.
Dirigiéronse, en medio de tanta alegría, al templo de Santa María y viose en él que deslumbraba, pues que ascendían a más 3.500 luces las que, ardiendo, representaban juego de sorprendente resultado. Las preciosas colgaduras y las ricas lámparas y arañas le daban a aquel sagrado recinto un aspecto embriagador.
Se cantó una magnífica Salve, y celebró una misa rezada el Sor. obispo, durante la cual tocó armoniosas piezas la música dirigida por el entendido y estimable profesor de Alicante, D. Luis Marín.
Terminado dicho ceremonial, su Iltma. pasó a su Casa Palacio, calle de San Jerónimo, en medio de la multitud que no lo abandonaba.
A poco, recibió las visitas de las autoridades, corporaciones oficiales y personas distinguidas de la población, y a la hora convenida, presidió el espléndido banquete que se le tenía preparado, al cual fueron invitadas las personas siguientes: D. Ginés Ganga y Galbis, alcalde; D. Pedro Bernal, juez de primera instancia; D. Juan Roca y Alburquerque; D. Pascual Pastor, deán de Orihuela; D. Francisco Baeza y D. Félix García, canónigos de id.; D. Francisco Penalva, abad de la colegial de Alicante;[2] D. José Demetrio Agulló; D. José Bru y Piqueres; D. Luis Llorente y de las Casas, D. Pedro Blanco, promotor fiscal; D. Manuel Senante, director del instituto de Alicante; D. Matías Santamaría, regidor; D. Cayetano Belda, id.; D. Francisco Bernad y Agulló, síndico; D. José Fenoll y Blasco; D. Vicente Moscardó; D. José M.ª López, presidente de la conferencia de San Vicente de Paúl;[3] D. José Martínez, beneficiado de San Nicolás de Alicante; D. Víctor Vila, presbítero de Murcia; D. Manuel Trives y Castell, arcipreste del partido de Elche; D. Vicente Sánchez, cura de Santa María de id.; D. Ramón Pomares, id. del Salvador de id.; D. Manuel Ibarra, secretario de cámara del Sor. obispo; dos Sres. sobrinos de su Iltma.; y otro eclesiástico caudatario del mismo señor.
La mesa estuvo brillantemente adornada, y elegantemente servida. Durante el banquete reinó la más cortés benevolencia. Al lado de su Iltma. ocupó su asiento el Sr. D. Juan Roca de Togores y Alburquerque, para que se le invitó.
Por la tarde paseó su Iltma. por los huertos de palmeras, cuyo árbol le agradó sobremanera.
Pasó a las Casas Consistoriales, en cuyos salones fue obsequiado con un refresco, en el que todo era exquisito, delicado y primoroso. A este solaz fueron invitadas las personas que asistieron al banquete, todos los Sres. individuos de la Municipalidad, D. Joaquín Ramón, vicario de Santa María; D. Juan Bautista Aznar, beneficiado de id.; D. Joaquín Bañón, vicario del Salvador; y D. Andrés Pascual y Mira, beneficiado de id.; los cuales componían la comisión encargada de preparar los obsequios a S. I., y fue invitado también el caballero jefe del destacamento de la Guardia Civil.
Desde los balcones de la misma Casa Consistorial presenció después el Sor. obispo los fuegos artificiales con que se le festejó, complaciéndole extremadamente la variedad y gusto en las combinaciones de aquel espectáculo, inmejorable según el decir de los inteligentes.
El segundo día, de los dos en que permaneció entre nosotros S.I., estuvo igualmente solícito el público en sus ovaciones. S.I. rezó la misa en la iglesia de religiosas de Santa Clara, en cuyo monasterio se le ofreció un almuerzo servido con suma delicadeza.
El Sor. obispo, enterándose de las necesidades materiales de la casa, dio a las religiosas una cantidad de dinero suficiente para la construcción de una pared que se ha de levantar.
Al medio día, devolvió las visitas a las autoridades; llenó actos de su elevado ministerio, y se sentó a la mesa nuevo y suntuoso banquete como el del día anterior, al cual asistieron hasta 20 personas. Ambos fueron ofrecidos por el clero: el refresco del día anterior, por la Municipalidad. También quiso ver por la tarde los huertos, y dirigiéndose al campo, dio una interesante prueba de sus nobles y evangélicos sentimientos. Al pasar por la calle de la Feria hubo de indicarle una persona que, en tal casa, cuyos balcones permanecían cerrados, se derramaban lágrimas cuando todo era en el pueblo alegría. Referíase, quien tenía la honra de hablarle, a la casa de D. Manuel Valdivia, amigo suyo, cuya estimable Sra. había fallecido uno o dos días antes. Pocas, meras indicaciones bastaron para que S. I. entrase en la casa, y allí tierna fue la escena… con los más santos razonamientos, consoló a la desgraciada familia, hablándole del cielo con efusión simpática. Algún eclesiástico de los que le oyeron recordó oportunamente estas palabras bellas: transit benefaciendo: pasa haciendo el bien. Si allí contuvo lágrimas e inspiró resignación, y dejó paz en los espíritus, ¡qué más gloria!
Después del paseo asistió a la conferencia de la asociación de San Vicente de Paúl. Más de tres cuartos de hora duró su plática, en cuyo discurso dejaba adivinar sus conocimientos y estudios, su grande inteligencia, y su piedad acrisolada.
Vuelto a su morada, dio término a los obsequios la música, tocando frente a Palacio más de una hora en las ya altas de la noche.
Al amanecer el siguiente día se dirigió a Santa Pola. De Elche partió complacido. Elche quedó silencioso… ¿diremos triste? Afirmarse puede, pero una esperanza restaba. Su Iltma. ofreció asistir a la festividad del 15 de agosto.
Elche demostró su cordura, sus nobles instintos y su religiosidad y guardará un recuerdo, una memoria para siempre.
En Santa Pola también se le hizo a S. I. un recibimiento digno y brillante. Alojose en la casa del Sor. López, lujosamente adornada, y por el alcalde D. Antonio Múrtola, se le tributaron los más constantes obsequios.
Bueno será consignar aquí un rasgo del señor obispo. Le esperaba el pueblo en el camino, esperábanle dos niñas como dos ángeles con alas y coronas. Las hizo subir a su coche y, al entrar en la población, las llevó junto a sí, casi de la mano, hasta la iglesia. El presbítero D. Andrés Pascual y Mira, le acompañó hasta aquellas playas, en donde se despidió de S. I. y regresó a esta villa.
Aquí tienes ¡oh, lector mío! todo lo acontecido en los obsequios que se le dispensaron en su primera entrada a esta villa al Iltmo. obispo de la Diócesis de Orihuela.
Otro de los obsequios que se tributaron al dignísimo prelado, en su entrada en esta población, fue el arrojar hojas de colores con poesías dedicadas al mismo, las que a la letra decían:
Al Exmo. e Ilmo. Sr. D. Pedro M.ª Cubero al regresar de Roma.
El clero de Elche[4]
Con gloria fuisteis, señor, a la preclara
Ciudad Eterna del imperio santo;
con más gloria volvéis, con la luz clara
de aquel trono de honor, de brillo tanto.
---
Ese timbre ostentáis, que es envidiable,
aún de aquel trono soberano lejos,
en vuestra noble frente, venerable,
de su luz imor[t]al brillan reflejos.
---
Aplauso, pues, y honor a la excelencia
que os enaltece, príncipe querido;
que os enaltece a vos, por alta ciencia,
y por alta virtud ya esclarecido.
---
Bondadoso aceptad el homenaje,
que os rinde aquí vuestra afección sincera;
que el niño y el anciano os agasaje,
hoy, como al veros por la vez primera.
---
Bien pregona la pública alegría
si os esperaba Ilice impaciente:
Los servidores del altar ni un día,
dejaron de sentir por vos ausente.
---
A Dios súplicas tiernas enviaban
por la ventura y paz de su prelado,
y ansiosos que volvieseis aguardaban
por la paz y ventura regalado.
---
Y os ven, así como de honores lleno,
y a Dios aplauden porque quiso oirles.
Vos, a quien la virtud hace tan bueno,
dignaos, pues lo suplican, bendecirles.
---
Al Excmo. e Ilmo. Sr. D. Pedro María Cubero en su regreso de Roma.
Las religiosas de Santa Clara de Elche
---
Tornas al fin. ¡Cuán viva la impaciencia
nos perturba el corazón, que triste,
contando iba las horas de tu ausencia!
Mal, en verdad, resiste
separaciones el cariño tierno;
pues todo instante es breve a la presencia
del bien que nos halaga, y plazo eterno,
si, perdido una vez, hay que esperarle
para, ufanos, volver a contemplarle.
Llegue al fin: bendíganle los cielos,
pues nos traes la alegría,
y cesan los recelos
que, en prolongadas horas,
en nuestras almas, el temor nutría.
Ve cuan halagadoras
recíbente, oh pastor, tus ovejuelas,
con sonrisa y con llanto:
más tú también revelas,
con tu santa piedad, el que atesoras
dentro del corazón júbilo santo.
Porqué tú desearías
volver a bendecirnos, y pensabas
en nosotras, sin duda: y pensarías
que, en nuestro humilde ruego,
iba tu nombre a Dios… lo adivinabas.
Rogábamos por ti… todos los días.
Y suspiros de fuego
iban también a Dios por la victoria
del príncipe romano,
rey de inmortal memoria,
del católico imperio soberano,
de tu trono, esplendor; del orbe, gloria.
¿Querrá acoger el cielo esas plegarias,
oración siempre pura
de sus contritas siervas solitarias?
Bendecidnos, señor, que la ventura
siempre la envía Dios tras la amargura.
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Al Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D. Pedro M.ª Cubero con motivo de su regreso de Roma.
Los seminaristas de San Miguel residentes en Elche
Pláuzcaos [sic] también, señor, de nuestro acento
la débil armonía;
si hoy, de venturas día,
brota del corazón todo contento,
pueda nuestra alegría
expresaros no más un pensamiento:
que es volveros a ver, una victoria:
que estar cerca de vos, es nuestra gloria.[5]*
[1] Pedro M.ª Cubero López de Padilla (1810-1881), bisbe d’Oriola entre 1859 i la seua mort. Va ser també senador, primer per la província d’Almeria, i després vitalici.
[2] Francesc Penalva Urios (1812-1879), eclesiàstic que va ser abat de la col·legiata de Sant Nicolau d’Alacant entre 1854 i la seua mort.
[3] Sobre el funcionament d’aquesta institució a Elx, veg. Asunción Ors Vicente de Segarra, «Catolicisme social a Elx a mitjan segle XIX. Un exemple de beneficencia domiciliària: Sant Vicent de Paül 1861-1868», La Rella, 8 (1989), p. 23-30.
[4] L’autor de les Noticias de Elche confon les composicions dedicades al bisbe Pere M. Cubero en la seua primera entrada a Elx amb unes altres impreses en una visita posterior que feu el mateix prelat en tornar d’un viatge a Roma, com veurem en la noticia núm. 211.
[5]* [Nota de Pere Ibarra:] No contienen más noticias de Elche estos cuadernos, según puede apreciarse por el índice del final.
[164] Construcción de casas en el terreno del hospital, calle Corredera
Habiéndose trasladado el hospital de caridad de esta villa, que existía en la calle de la Corredera, al ex convento de San José, extramuros de la misma, como punto más ventilado para el bienestar de los enfermos, y obtenido el competente permiso para la venta del edificio de dicha Corredera, se procedió a ésta en público remate en [blanc] diciembre de 1859, ante el juez de paz de la misma D. Jesualdo Giménez y Lorente, adjudicándolo en favor de José Sánchez de Agulló, por la suma de 25.000 reales [de] vellón.
Posteriormente, el José Sánchez vendió por partes dicho terreno a D. Matías Santamaría y Navarro, por 10.000 reales; a D. Luis Llorente y de las Casas, por 1.060 reales, y a Vicente Bañón y Román, por 1.300.
Dichos cuatro interesados, a poco tiempo, principiaron a derribar cada uno la parte que le era preciso y limpiar su respectivo terreno, con el objeto de edificar casas.
El José Sánchez de Agulló, comenzó la obra de la suya, que se halla a la parte de la calle de los Árboles, en 1.os de diciembre de 1859, bajo la dirección del maestro de obras Antonio Penalva y [blanc].
D. Matías Santamaría y Navarro, comenzó la obra en 4 de enero de 1860, dirigida por el maestro titular José Penalva y Candela de Ausó.
La de D. Luis Gonzaga Llorente y de las Casas dio principio a sus obras en el mismo día 4 de enero 1860.
Y la de Vicente Bañón y Román dio principio a su obra en 10 de abril de 1861, pues antes se limpió el solar en 16 de marzo pasado del mismo año y había ya levantado la pared.
Al practicarse las obras de la casa por el D. Matías Santamaría, lo hizo con la doble intención de destinarla a establecimiento de un Casino, de modo que dejó en su mayor parte los espaciosos salones que servían en el pasado para departamentos de enfermos de ambos sexos.
[311] Construcción [de la] casa de Pomares, calle Corredera
En la madrugada del 4 noviembre 1867 se principió la obra de la casa de D. Manuel Pomares Fuentes,[1] saliendo de la línea de las otras en la calle Corredera, más de un metro por no poderse conseguir del Gobierno el que quedase como antes se hallaba, a pesar de las gestiones que se hicieron. Es la primera que salió de la línea antigua y linda con la de D. Matías Santamaría.
[1] Manuel Pomares Fuentes va ser regidor municipal entre 1866 i 1868. Posteriorment, fou alcalde en diverses ocasions: 1886, entre 1888 i 1889 i entre 1893 i 1895 (www.elche.me, consulta 20-07-2021).
[362] Academia de dibujo
Habiendo concebido la idea D. Aureliano Ibarra y Manzoni de establecer en esta ciudad una academia de dibujo, publicó al efecto una hoja impresa cuyo contenido, a la letra, decía así: «Clase de dibujo.- Desde el día 1.º del próximo junio, y diez a doce de la mañana, se abre al público una clase de dibujo, bajo la dirección de Aureliano Ibarra. - Los señores que deseen asistir a ella, se servirán pasar aviso a domicilio del antedicho para ser inscritos en la lista de los discípulos. - La cuota mensual será solamente de diez reales, con el fin de que esté al alcance de todos». Fue publicada en 21 de mayo de 1872.[1]
Efectivamente, en 1.º de junio del mismo año, se abrió al público dicha clase de dibujo, por el D. Aureliano Ibarra y Manzoni, bajo su dirección, a la que concurren de diez a doce de la mañana los alumnos, habiendo llegado al número de veinte y nueve.
Dicha clase se estableció en el salón grande del segundo piso de la casa de D. Matías Santamaría y Navarro, sita en la calle de la Corredera.[2]
La constancia del señor Ibarra hizo producir elementos que algún día pudieran apoyar el bello arte de la pintura, y serles útil hasta el punto de poder subsistir con el producto de sus obras.
El pensamiento de dicho señor dio motivo a que muchos que se hallaban dedicados a las diferentes artes, puedan poseer el dibujo, tan útil y conveniente a las mismas.
Todos los enseres pertenecientes al establecimiento fueron costeados por el Sor. Ibarra, de su propio peculio.
[1] Un exemplar d’aquets anunci es conserva en el Tesoro histórico compilat per P. Ibarra (AHME, sig. b/256-336).
[2] Recordem que Maties Santamaria Navarro era sogre d’Aurelià Ibarra, tot i que el matrimoni d’Aurelià amb Reis Santamaria Martínez (1831-1904) s’havia desfet en 1864 (veg. Concha Papí Rodes, Aureliano Ibarra y La Alcudia..., p. 86).
FUENTE: CASTAÑO I GARCÍA (ED.), (2024), Noticias de Elche [1804-1873] de Josep Mª Ruiz de Lope i Pérez, Elche, Cátedra Pedro Ibarra, págs. 81, 99,137-139, 141-143, 144, 149, 171-178, 191-192, 323 y 433-434.
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