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Ruiz Yuste, José

Enviado por Miguel Ors Mon… el
Datos biográficos
Fecha de nacimiento
7 de mayo de 1922
Profesión
empresario

RUIZ YUSTE, José

"Paco Alcaraz ya no está en Radio Elche pero el concurso de cuentos Navidad todavía lo hace él. Es por amor a la radio, y además es muy competente. Estuvo también Paco Gassó, que está en el Ambulatorio, que tenía una voz maravillosa. Luego se salió, vinieron unos dimes y diretes, lo que pasa en todas la empresas, uno no está conforme con lo que hace uno, no está conforme con lo que hace el otro.

Radio Elche se inauguró sobre el año 34 pero entonces no eran nada más que Antoñita, Vicente, que era el cobrador... No había nada más que un transmisor. Sólo teníamos una habitación que era el estudio y una cosita de tres metros por un metro de ancho que ahí no había nada más que un locutorio.

Yo empecé en el 42 ó 43. En realidad nunca he sido empleado de Radio Elche, yo era aficionado, iba allí y don José Garrigós me tomó cariño, y doña Matilde también, en fin, que me pasaba el día en la emisora, pero por afición porque a mí me gustaba el teatro. Yo hice entonces un grupo teatral en el que estaba Marina Ramallo, Bienvenida “la estanquera”, Vicente Romero Sala… había muchos, y hacíamos obras de teatro, el radioteatro allí en el estudio.

Entonces don José Garrigós… a don José Garrigós no lo valoraron lo bastante, y lo valoraron porque en Elche era importante, pero había que ver que para que él solo lo llevara todo adelante. Hacíamos una comedia y él estaba en el locutorio, en el micrófono y decía uno “bueno, me voy” y él con la puertecica del armario que tenía abajo hacía el sonido. Y el del caballo con dos cocos… los efectos especiales los hacía todos él. En un momento dice “Pepe, vamos a hacer un concurso de canto”. Y lo hicimos. Cada uno cantaba lo que quería pero había una canción obligada que tenían que cantar todos, que era la habanera “Yo te diré” de “Los últimos de Filipinas”. Este concurso era en la radio, iban allí y cantaban. Y fue mucha gente muy buena, recuerdo una chica que cantaba unos “Campanilleros” que daba gusto… El concurso lo ganó Angelita Corbí. Visto eso, pensamos dar unos premios en El Alcázar al final del concurso y resultó tanto el concurso aquel que ya decidimos hacerlo todos los jueves y se llamó “Buscando estrellas”. Allí fue la chica que luego sería “Bebé Palmer”, cantando español, esa chica cantaba muy bien español, ella cantaba “Doña Manolita”, pero luego ya se enseñó, bueno… enseñó el culo y gracia no tenía para eso pero en cambio para cantar español tenía gracia y además buena voz. Pero quiso ser vedette y empezó a destaparse y a sentarse encima de los hombres y entonces como era la época, pues tuvo mucho éxito. “Buscando estrellas” se hacía todos los jueves en El Alcázar y se transmitía.

Luego en Radio Elche, yo tengo una ventaja, que para mí es un honor, hicimos un fin de fiesta, no sé que fiesta era, pero hicimos un fin de fiesta en el Ideal, con un entremés que se llamaba “El divorcio”, de los hermanos Quintero, que era Marina Ramallo y yo, el matrimonio, y don José Garrigós el abogado. Y don José Garrigós no había trabajado nunca en el teatro y que yo sepa no hizo después nunca más. Yo me acuerdo de que Marina y yo discutíamos mucho y yo me acerqué un poco a don José y le digo “Don José, diga usted algo” y él me dice “si no me dejan, no me dejan”. Don José era una gran persona, y además, un enamorado de la radio, de verdad. Y con los empleados, como don José Garrigós, yo no creo que haya habido empresa en Elche que se portara igual. Él todos los días cuando cerrábamos, que no teníamos nada más que un transmisor, al Florida todos, y a tomar lo que quisiéramos. En fin, espléndido, cariñoso. Con él había que estar enamorado del empresario.

            Todos los jueves hacíamos “Buscando estrellas”, lo presentaba yo en el teatro. Ahí empezó a ir gente y más gente, y Papí, que era el gerente del Alcázar vio que le podíamos sacar. Entonces hacíamos todos los jueves un espectáculo y cada semana traíamos a un número que era la estrella escogida. Ahí vinieron “Los hermanos Moreno” de Callosa, que han sido una buena atracción. Y vinieron muchos artistas buenos porque Papí para eso tenía mano. Hacíamos números, yo me llevaba un buen sueldo.

Por aquella época estaba don Antonio Riquelme, y cuando vinieron las fiestas de Navidad dije yo “Ché, vamos a hacer algo, el Alcázar se está llenando y estamos ganando mucho dinero”, entonces hicimos una emisión para el Asilo. La primera furgoneta DKV que vino a Elche fue la que se le regaló al Asilo. Para que estuviera el día de Reyes la tuvieron que traer, anda que no me costó eso, directamente de Valladolid. Y les regalamos la furgoneta y la lavadora. Y luego el Frente de Juventudes le llevó un aparato de televisión. Yo me acuerdo de aquella entrada con la madre Nieves, que era la superiora, que tocaba muy bien el piano, cuando entró la televisión y la madre Nieves que empezó la “Marcha real” con el piano… allí lloraban hasta las piedras. Este programa se hizo en la radio. La gente llamaba y decía lo que daba. Teníamos una ventaja porque ya teníamos a don Eduardo Verdú, a don Luis Ferrández, a don Santiago Pérez, que ya sabíamos que nos iban a llamar. Aparte, el que quisiera llevar algo al Asilo, como en Radio Elche no cabía todo, también podía llevarlo. Don Eduardo Verdú y estos se fueron al Marfil y llamaron desde allí “nosotros la empresa del Marfil tanto”, aquello fue… nosotros pensábamos sólo en la lavadora y se llegó a la furgoneta. Aquella emisión fue muy, muy bien.

            Radio Elche hacía los sábados un programa deportivo que se llamaba “Marcador”, que yo tenía que salir pregonando “marcador, ha salido marcador”. Yo todas las noches hacía el “Minuto poético”, recitaba todas las noches a las once en punto una poesía. Luego hacíamos el radioteatro todas las semanas. Y hacía buenos programas de música porque tenía una de discos…

            Entonces en el año 61 muríó don José Garrigós. Fue una cosa repentina, que por cierto, él se fue de este mundo con una pena. Él siempre decía “cuando yo me muera, a mí que no me entierren con un sudario, que me vistan” y por cosas, como fue una cosa tan rápida lo enterraron con un sudario. Antoñita tenia mucha pena, porque era una admiradora de don José Garrigós. Ella soltera, don José viudo, ellos no había nada, pero a Antoñita que no le tocaran a don José. Ella estaba enamorada de don José, pero era honesta. Entre todas sus virtudes la de la honestidad y la honradez sobre todo.

            Pues murió don José, unos años antes había venido Luis Garrigós, un primo hermano y estaba ahí. Entonces se hizo cargo don Felipe Garrigós, el hermano de don José. Lo primero que hizo fue arreglar la emisora, que nada más era de un piso, teníamos en la parte baja como un teatrito y en la parte alta la habitación. La derribó, la hicieron ya de Frecuencia Modulada… don Felipe le dio un empuje a la radio tremendo. Era más un comerciante que un enamorado de la radio. Don José era un enamorado de la radio, sacaba para vivir, su mujer ganaba bastante, era la jefa de teléfonos, “la vigilante” decíamos. Su mujer hizo “Señora ama” conmigo, ella era asturiana. Es una obra de una sirvienta, de las obras estrella que entonces había, las hacía la María Guerrero, la Amparo Martí…

Hicimos Don Juan Tenorio. En Don Juan Tenorio, doña Matilde hacía de doña Inés, yo hacía de encomendador, y Geroni, un señor que había en los autobuses Mollá de Elche-Alicante, había hecho de joven el Tenorio y dijo “jo faig el Tenorio”. Aquello lo anunciamos a bombo y platillo y haciendo el Don Juan Tenorio, el protagonista, Geroni. Cuando nos ponemos a hacer el Tenorio dice el Geroni “yo no, yo no”, hacía unas señas con la mano diciendo que no. Me mira don José Garrigós “Pepe, ¿qué?…” Y Juanito Serrano, que estaba aquel día por allí… Juanito Serrano era un chico de Orihuela que cuando murió Hernández, entre él, Rodríguez, Micó, Andujar, hicieron una peña que casi estaba perseguida por Franco entonces. Desenterraron a Hernández, le sacaron una foto, hicieron una revista que decía “Estilo” y salía ahí la calavera… Pues le dije “haz tú Mejías”, eso con el micrófono abierto y empiezo yo “Cuán gritan esos malditos…” y don José Garrigós respira. Pero claro, yo no había hecho nunca el Tenorio, porque una vez que lo hice en el Avenida, más vale que no lo hubiera hecho porque me dio la risa… Bueno, pues lo hicimos y salió bastante bien.

Con don Felipe la emisora tomó un auge muy grande. Alcaraz vino de Guinea, él estaba allí con su esposa y su suegra. Por aquella época se removió un poco la cosa y se vino. Él allí había hecho teatro y a mí me vino de perlas.

La inauguración del edificio nuevo fue un éxito tremendo. Todos los pisos llenos, la gente subiendo y bajando, y se comió muy bien. Fue con invitación y luego hubo una invitación verbal. Por una razón. Radio Elche tendría unos quinientos socios que pagaban un duro todos los meses y don Felipe pensaba que lo que no se podía hacer era mandar unas invitaciones a cuatro y que los demás dijeran “per aixó pague jo tot l’any…”, así que se le mandaron invitaciones nada más que a las autoridades y luego se leyó muchas veces que para lo oyeran todos los socios. La comida era muy abundante y fue un éxito, yo tenía el Parque Deportivo y la hice, que todo hay que decirlo. Don Felipe quedó muy contento y don Ricardo Ferré, que estaba siempre por aquí, que era un sobrino de don Felipe, que lo tenían ahijado, que es ginecólogo, ahora es presidente de los médicos.

Haciendo lo del Alcázar, vimos que cada vez se presentaba más gente y hubo un momento en el que decimos “bueno, vamos a repartir los premios” y don José Garrigós trajo a la Mercedes Vecino, que era la belleza estelar del cine español, hizo películas como “El escándalo” y esta película trataron de comprarla los americanos, le daban once mil dólares, era muy buena película. Aquello fue un exitazo tremendo.

Luego el hermano de don Antonio Riquelme y yo íbamos a visitarla a San Juan, porque ella tiene un chalet en Campello, y entonces ella tenía de amiga a Zuli Moreno, que era la belleza estelar de la Argentina, su marido era el que dirigió “El último cuplé”, Luis César Amadoni. Hicimos mucha amistad.

Repartimos 43 copas. La gente se volcó dando copas, porque no compramos ni una. Hicimos una lista de los nombres de todos hasta el 43 y les grabaron el nombre de cada uno en la copa. Para aquellos chiquitos que tenía tanta ilusión era importante que la copa llevara el nombre. Y ya entonces, yo con los chicos aquellos fue cuando vino el “Teatro Peques”. Los tenía a los 43. También traía a algunos que no habían participado pero que cantaban muy bien. A las tres semanas empecé y escogía a ocho o diez. Íbamos al Alcázar los jueves, luego nos pidió por favor el Ideal que fuéramos, el Avenida y ya fuimos a toda la provincia a cantar. Era un escándalo. En todos los sitios que íbamos se llenaba. Ahí se ganó mucho dinero, entre don José Garrigós, Papí y yo nos aclarábamos.

El principio del Teatro Peques era de antes. Lo llevaba Jaime Pascual, el hermano de Mariano Pascual, que murió en ese tiempo y vinieron a ver si yo los cogía. Tenía a la Corbí, tenía a la Rufete…

Hicimos toda la provincia. Ahí cuando vieron que se ganaba mucho dinero, empezaron los de Radio Elche, Gassó, Jiménez que era el mecánico, a decir que eso lo tenían que llevar los empleados de Radio Elche porque eso se retransmitía en la radio. Íbamos también un día a la semana a la Rotonda del Parque Municipal. Y les dije “no hay problema, cogerlo vosotros” y don José me dijo “pero usted también…”, “no, no, no, que lo cojan”. Ahí el que sabía de espectáculos era yo, hicimos todos los teatros de Elche, el Llorente, el Ideal, hasta el Gran Teatro… Es como una vaca que da mucha leche, las ordeñas, las ordeñas y se acaba la leche. “No porque a nosotros nos patrocina el Ayuntamiento”, ya habían hablado ellos. Yo lo dejé. Salieron a Dolores, les faltó dinero, no pudieron pagar, porque claro, eso tiene unos gastos, el decorado, la retransmisión, se les daba una pequeña gratificación a los que venían de fuera, como Paquita y Espadero, que es el que ahora es jefe del Ballet Nacional… pues les faltó dinero y tuvieron que acudir a los del Ayuntamiento. Ellos empezaron a no llenar… pensaban que bastaba con coger a diez o doce. Yo me tuve que hacer tutor de “El niño la Viña”, Emi Bonilla, porque era muy joven, y él y Maribel Llorens armaban la revolución allí donde iban, imitaban a Pepe Blanco y a Carmen Morey. Pepe Mira, de Radio Alicante hacía unos concursos como nosotros. Por la radio todos los domigos. Pepe Mira se retiró y entonces yo con Ángel López Camacho, Angelote, dije, “recógeme la flor de todos esos”. Yo ganaba tanto dinero porque sabía intercalar cosas, hay saber meter números fuertes, darle una luz. El espectáculo, por muchas figuras que tengas, hay que trabarlo, y hay que saber, por ejemplo, si vamos a Dolores, y en Dolores estaba un chico que cantaba por Joselito, que le decían “el canario de Alicante”, había que anunciarlo, porque era del pueblo y lo habían oído cantar todos. Como no funcionó ellos lo dejaron, entonces yo lo cogí otra vez. Empecé con unos pocos, dándoles una pequeña gratificación… y ya se quedó otra vez el teatro pequeño.Como durante muchos años no había nada más que Radio Elche, por entonces, todos socios, pagaban un duro al mes. No había otra cosa.

En el 65 empecé en el Parque Deportivo, hasta el 88. Allí un éxito tremendo. Teníamos que montar tres taquillas de las colas que había. Una que llegaba la cola hasta la estación. Otra que llegaba hasta el Paseo Franco, y otra. Allí hemos metido hasta once mil personas. Gamberrico que saltara, al retén, una que bailara de una forma un poco… a la calle. Entraban once mil personas pero se podían dominar porque no las dominaba yo, las dominaba el régimen. A cuántos han echado a la calle y luego yo por la puerta del colegio los he metido otra vez…

Vienen las discotecas por el 72, la gente dijo “respiramos”, unos ponen una discoteca, otros viendo la gente que tenían ponen otra discoteca, porque ahora no hay tantas discotecas como entonces.

Lo del teatro seguramente duró hasta que entraron los socialistas. Entonces ya las cosas se pusieron más serias, más formales. Había que poner a cada uno en su sitio, lo que podía y lo que no podía hacer. Lo de los menores había que ver cómo y de qué manera. Yo ya tenía el Parque Deportivo, dejé el Llorente, porque nosotros teníamos el Llorente para ensayar, para hacer los domingos tres sesiones con el Teatro Peques. Cuando entraron los socialistas empezaron a obrar la Casa Sindical, que estaba viejísima, e hicieron el local que hay ahora, con un teatro bajo. Allí en el Parque Deportivo venían atracciones, yo tuve la misma noche a Carmen Sevilla, Augusto Algueró, a Lola Flores, el Pescaílla y Mercedes Vecino. Los traía Jefatura, pero el asesoramiento mío. Y de presentador Losantos.

La última atracción que venía al Parque Deportivo la tuvimos que suspender. Teníamos a Demis Roussos por 250.000 pesetas. La suspendimos y vino el del Gallo Rojo de Alicante y dice “pásamelo a mí y yo te doy 350.000 pesetas”. Nosotros lo teníamos contratado con muchísimo tiempo, lo menos siete u ocho meses, y subió de una manera que lo mínimo que te cobraba era medio millón. Allí hemos tenido buenas atracciones. Nino Bravo, Mari Carmen y sus muñecos… Nosotros hemos tenido dos desgracias. Nino Bravo trabajó en el Parque Deportivo y se fue para Cartagena cuando acabó y fue cuando tuvo el accidente y se mató; y Cecilia también tuvo el accidente cuando terminó de trabajar en el Parque Deportivo. Julio Iglesias, que vino al Parque Deportivo recién terminado lo del Festival de Benidorm por 25.000 pesetas y lo llamaban entonces “el termo” porque cantaba “aún dentro de mí, conservo el calor…”.

 

Hacer teatro en la radio era muy diferente que en el escenario. En el escenario un éxito lo palpas, ves hasta cuarta fila y ves las caras de satisfacción. En la radio es una cosa más fría, no tienes enemigos, te enterabas si gustaba porque te llamaban por teléfono y eso, pero no es igual. Yo en el “Minuto poético” todas las mañanas cuando salía de mi casa “ché Pepe, molt bé, molt bé”. Eso se sabe.

Un día, el Elche C. F. jugaba contra el Elda. Y vino el Elda y perdió y fue allí el Elche y ganó. Entonces, el sábado hizo don José Garrigós la crónica, hizo una crítica que ponía a los del Elda… verdes. Y cuando ya terminamos y va a cerrar el transmisor nos dimos cuenta de que no lo habíamos abierto, así que nos dimos la emisión para nosotros solos. No se había escuchado.

Recién venida Reme Sanz, con las chicas que había se juntaban y se compraban una coca para merendar. Un día de esos están merendando, entra don José y dice “que aproveche”, terminan y no les llamó la atención ni nada. Y al día siguiente les manda don José dos cocas para que merendaran, para que vieran que no pasaba nada. Lo queríamos mucho todos. Un hombre que en aquella época era el que llevaba la única emisora que había. Yo creo que era el hombre culturalmente más importante de Elche. Don José era popular y señor, y era la mar de sencillo. Tenía entonces un Audi, un cochecito pequeño. Era un hombre sencillo y humano. Entonces Elche era un pueblo trabajador, y la mejor obra que podía hacer cualquiera era portarse bien con sus trabajadores y como él lo hacía lo queríamos todos a rabiar. Era como una familia.

“Buscando estrellas” eran los noveles y “Lluvia de estrellas” es cuando ya traíamos una atracción fuerte.

En mis espectáculos la Rufete ya salía con bañador, y entonces tenías que llevar un libro con el dibujo y la medida de la rodilla a la ingle, iba el inspector al teatro, y podían suspender la función por el traje. Menos mal que yo tenía a Climent y a Horacio Ronda, los dos de Información y Turismo, que eran amigos míos.

No sé muy bien cómo conocí a don José Garrigós… en cualquier acto que hubiera en la Falange, que fuera él, como yo era el asesor teatral del Frente de Juventudes…

El primer Belén viviente del Hort del Xocolater lo hice yo. Había 300 niños, el nacimiento, tres camellos, dos grandes y uno pequeño… Entrabas al Hort del Xocolater y la pasarela de enfrente, el camino que lleva a la casa, ahí había al final una montaña y de ahí salía una cascada de agua y era todo un río, con puentes. En los lados había jaimas de dos troncos  de palmera con unas pieles y unos hierros para hacer fuego, por la noche no había ninguna luz eléctrica. A la izquierda estaba el castillo de Herodes, con los caballos. Al la derecha, el poblado, y estaban todas las madres en las puertas con sus nenes, aquellos muñecos que se les quita la cabeza y se les pone. Enfrente estaba el árbol con el chiquito escondido y al pie los dos ganados de corderos y los pastores. Entonces había un momento que se encendían unos focos poco a poco y el chiquillo conforme venía la luz se levantaba y se veía ya el ángel y decía “despertad pastores, que ha nacido el Mesías”, y los pastores se despertaban y se iban al nacimiento. Seguías para adelante y al tronco de una palmera que forma como una cueva estaba la carpintería de San José, y allí había un burrico, la Virgen, San José y el Niño, y detrás estaba un ángel. Allí las luces se encendían también y el ángel les decía que huyeran a Egipto. Entonces, se sentaban el Señor y la Virgen en el burrico y huían. Le daban una vuelta a una pirámide que había como si estuvieran en Egipto y entonces volvían, se terminaba la huída a Egipto. Donde hay una estatua con un chorro de agua debajo, yo la tapé y puse como un lavadero con ocho lavanderas. Hice también un horno de yeso pequeño y hacíamos pan de verdad, y había una cochinera con una cerda. A la derecha del camino principal había una pérgola y eso era el mercado. En la casa estaba el Nacimiento, se veía por la ventana. Donde está la piscina, un panel de doscientos metros cuadrados que era un poblado y por en medio había una plataforma para que pasaran los camellos y don Santiago Pérez Aracil había hecho un jardín japonés de piedra muy bonito que era el oasis. Bueno pues entrabas y la derecha lo primero que veías era el palacio de Herodes y la guardia a caballo. Llegabas y mirabas el río y las taimas y entrabas adentro donde estaba el poblado y veías a todas la mujeres y venían los once caballos y bajaban los soldados, les quitaban el muñeco y hacían como si les cortaran la cabeza, las mujeres todas se arrodillaban llorando… Entonces en el árbol el ángel les decía a los pastores que se despertaran y se iban, pasaban por las lavanderas, y por donde está la piscina se veía que venían los dos camellos, mujeres y el camello pequeño, que bajaban hasta el oasis y allí las mujeres encendían fuego y hacían café y le daban a todos. Aquello el gobernador de Alicante y el de Murcia venían todos los días para verlo y Luis Chorro decía “Pepe, desde que has hecho el Belén no tengo tiempo nada más que para recibir gobernadores”, porque volvían dos o tres veces, llevaban a la familia… Pues cuando ya habían tomado café entraban los reyes por la puerta principal, daban toda la vuelta, se arrodillaban y tirábamos unos cohetes y ya se había terminado. Para mí eso es lo más importante que he hecho yo".

Entrevista de Maribel Hernández Sánchez.

 

 

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