Datos biográficos
Marchó al frente como voluntario el 22 o 23 de julio de 1936 en la Columna Galán en Somosierra. Posteriormente –según su propia declaración del 15 de junio de 1939- fue designado comisario de la cuarta compañía del primer batallón de la Primera División y pasó luego a la 86 Brigada Mixta como comisario de batallón. El final de la guerra le debió coger en el puerto de Alicante. Pasó por el campo de concentración de Albatera y pasó a la cárcel de Orihuela el 15 de abril y el 27 de mayo de 1939 al palacio de Altamira de Elche. Se procesaba por tanto a un dirigente local del PCE, formado políticamente en la Unión Soviética y un antifascista que se fue al frente en los primeros días de la guerra y absolutamente nada tuvo que ver con los sucesos de la retaguardia. La importancia del procesado lleva a que participaran como testigos y como denunciantes más de una docena de personas.
La denuncia más significativa vino de parte del delegado local de Investigación de FETJONS, Pedro Fluxá Mollá. “Para la buena acción de la Justicia” declaró lo siguiente:
“Que José Quirant Fuentes es sujeto peligrosísimo para el Glorioso Movimiento Nacional Sindicalista; destacadísimo elemento de acción del Partido Comunista, del que es fundador en Elche. En el año 1933, fue delegado por el Comité de Elche, subvencionándole los gastos y viajes, para ir a Rusia, para orientarse del régimen comunista, con el fin de poner en práctica en España cuantas prácticas y teorías estaban establecidas en el nación (sic) soviética, por espacio de dos años”.
A continuación, le acusó de propinar palizas al denunciante, a Santiago Canales Mira-Perceval –otro testigo, alcalde de Elche en ese mismo tiempo, que negó que le diera paliza alguna-, Ismael Chinchilla Martínez, José Tormo Pérez “El Caragolet”, Ramón Gonzálvez Irles y “varios más”. Le acusó igualmente de participar en la quema de iglesias del 20 de febrero –lo que el declarante negó-, del asalto al cuartel de la Princesa en Alicante –donde difícilmente pudo estar al incorporarse al frente en los días siguientes al golpe de estado- y de ser partícipe de los “muchísimos asesinatos de jóvenes pertenecientes a partidos de derechas”. Por tanto, acusaciones gravísimas sin la más mínima concreción.
Otra denuncia similar, de 20 de junio de 1939, fue la Ismael Chinchilla Martínez –un testigo habitual en estos procedimientos sumarísimos-. Le acusó de haber participado en la paliza que recibió, de haber dirigido la quema de iglesias, que su madre decía que “había ido a Rusia para preparar la revolución comunista en España, creyéndole complicado en los asesinatos cometidos en Elche, y los que se cometieron en los frentes donde él ha actuado como Comisario”. Añadió que “sabe por haberlo visto que José Quirant Fuentes fue uno de los que dirigían el asalto al Cuartel de la Princesa de Alicante y que posteriormente fueron asesinados todos los oficiales de este”. Como es sabido aquellos oficiales no fueron asesinados sino juzgados por el Tribunal Popular de Alicante y, en algunos casos, condenados a muerte.
Por el procedimiento pasaron, José Mas Blasco que denunció el asesinato de Pedro Mas Aznar, José Tormo Pérez “Caragolet” –recibió “una formidable paliza”-, Ramón Gonzálvez Irles “Fiaguero” que denunció su paliza, Santiago Canales Mira Perceval, Antonio Díez Martínez, Tomás Díez Alonso, Pascual Valero Coves –que declaró que el procesado había llegado a la graduación de comandante-, Ramón Gonzálvez Irles, María Antón Torres, Diego García Torres –que le acusó de asesinatos en los frentes “según informes” de Ginés Maciá Pascual y de su hermano Antoni García Torres, siendo el procesado comisario del Batallón- y Juana Aranda Sánchez, esposa de Pedro Fluxá Mollá, que fue a hablar con el procesado cuando su marido estaba en la cárcel. Marido y mujer declararon de forma muy dispar aquella visita: el marido que estaba entre los que iban a ser “paseados” y la mujer que su marido “estaba destinado a pudrirse en la cárcel”.
El habitual tribunal militar que condenó a muerte a Manuel Campello Bordonado le juzgó el 27 de junio en sus resultandos mencionó su paso por la Unión Soviética y su papel “como elemento de acción participante en cuantos desmanes ocurrieron en ésta sobre todo a partir del 16 de Febrero de 1936, siendo de los que tomaron parte en los incendios de iglesias y ofensas de palabra y obra a personas de significación derechista”. La sentencia no contempla los hechos del cuartel de la Princesa y se refieren al procesado como “sargento de ametralladora y poco después comisario político de la cuarta compañía del primer batallón de la primera división (…) y comisario de batallón en la 86 Brigada, haciendo propaganda oral y escrita de carácter revolucionario”. Se le acusó además de tener que dos asesinatos de dos soldados que “pretendían fugarse a territorio Nacional”. El considerando, como era de esperar, fue de adhesión a la rebelión con la habitual identificación en orden espiritual y material. Condenado a muerte, fue fusilado el 14 de julio de 1939 en las tapias del cementerio municipal. Tenía 28 años y estaba soltero.
Desde nuestro punto de vista, un antifascista que hizo lo que corresponde en tiempos de guerra civil: defender su ideología en los frentes de guerra y no tener nada que ver con los señores de la guerra que se mantuvieron en la retaguardia todo el tiempo posible. A su madre, Francisca Fuentes Agulló se le propuso, después del fusilamiento de su hijo, una multa de 10.000 pesetas en aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas que fue archivada provisionalmente el 2 de julio de 1940 por ausencia de bienes.
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