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Pastor Chilar, Vicente

Enviado por Josep Rico Sogorb el
Datos biográficos
Fecha de nacimiento
28 de diciembre de 1933
Lugar de nacimiento
Elche
Fecha de muerte
18 de agosto de 2007
Lugar de muerte
Elche
Profesión
contable, empleado de banca, periodista,

PASTOR CHILAR, Vicente (Elche, 28-XII-1933 - 18-VIII-2007). Fue un ilicitano que destacó como escritor, poeta, periodista, contable, empleado de Banca y viajero. Nació en en la Replaceta del Barber, en la calle de Sant Josep (paralela a la calle Santa Ana y al Pont de la Mare de Déu) entre los barrios del Pla de Sant Josep y el de Santa Teresa. Falleció el 18 de agosto de 2007, a los 74 años, en su casa de la calle José María Buck después de más de cuarenta años de entrega y dedicación al periodismo y a la literatura.

Sus primeros pasos en la enseñanza fueron en una guardería que estaba junto a la replaceta de la Merced (frente a las Clarisas). La educación general básica la hizo primero en la privada Escuela de D. Crispín, pasando después a las Escuelas Graduadas (hoy CEIP Miguel de Unamuno en el Paseo de las Germanías) y después en la Escuela Unitaria nº 1 con el maestro D. José Sellés. La infancia de Vicente Pastor Chilar estuvo marcada por dramáticos sucesos familiares. Antes de los dos años de edad perdió a su madre. Con apenas cinco años falleció su padre, quedando pues, en poco tiempo, doblemente huérfano. Por ello, pasó a ser criado por su abuela paterna. Finalizada la educación general básica, continuó sus estudios realizando los cinco años de bachillerato de forma gratuita en el colegio privado religioso La Magdalena que dirigía la Orden de los Capuchinos ubicado en la localidad valenciana de Massamagrell. En este centro Vicente fue un alumno más que pasaba desapercibido y nadie le señalaba con el dedo como le pasó en Elche donde se metían con él por ser un niño marcado por la desgracia familiar.

Ya adolescente tras concluir el bachillerato regresó a Elche donde estudió Cálculo Mercantil, Contabilidad, Mecanografía y Ortografía,  en la privada Academia Sagrados Corazones que dirigía D. Eloy Espinosa Sánchez y que estaba ubicada en la céntrica calle Corredora cerca de las cuatro esquinas. En aquel entonces, a mediados de la década de los cuarenta, estudiar estas materias era indispensable para colocarse a trabajar en cualquier oficina. Y consiguió ser contratado en la empresa “Soler y Chichilla” y después en la firma “Hijo de José García Mendiola” en cuya etapa intentó sin éxito ser empresario. Posteriormente fue empleado en la fábrica de calzados “Susy y Mara”. De esta pasó luego a trabajar en septiembre de 1975 en el Banco Alicantino del Comercio (que estaba en la calle José María Buck esquina a calle Doctor Caro) integrado en el Grupo RUMASA. Un banco que fue expropiado el 23 de febrero de 1983 como todo el holding de Ruiz Mateos y cuya problemática situación afectó a Pastor Chilar y al resto de la plantilla que estuvieron todos a la expectativa durante tres días hasta que el banco pasó a ser intervenido por el Banco de España, pasando después a la órbita del Banesto para acabar siendo incorporado al Banco Guipuzcoano donde en 1991 le ofrecieron a Pastor Chilar la prejubilación en buenas condiciones. Prejubilación que sin dudar aceptó cambiando su situación personal pasando a tener tiempo libre suficiente, lo que le permitió desarrollar con mayor libertad y dedicación su afición periodística y su pasión literaria, existentes desde la niñez, y favoreciendo que “levantara las alas” tanto a la hora de escribir como de viajar.

Comenzó a escribir desde la más temprana edad, convirtiéndose en asiduo escritor participante en certámenes. De hecho se inició en ellos a los 14 años, en que participó en unos juegos florales juveniles, donde Tomás Vives Almela era el mantenedor y se llevó la flor natural. Desde entonces participó en infinidad de certámenes, con la satisfacción de haber obtenido premios en treinta y tantos. Pese a sus circunstancias familiares adversas iniciales, jamás  se consideró frustrado ni traumatizado, y la única gran espina clavada que conservó es no haber podido ir a la universidad. En realidad, su universidad fue la escuela de la vida, donde se fue forjando, pero le hubiera gustado contar con un título universitario.

Se casó con Loreto Climent Serrano el 10 de abril de 1961. El matrimonio Pastor Climent tuvo dos hijas, Mercedes y Ángeles que les dieron cuatro nietas: Mercedes, Lourdes, Ángela y Marina.

Además de ser contable y administrativo de banca, Vicente Pastor Chilar desde niño tuvo pasión por el lenguaje escrito y la literatura ya que a los catorce años ya participaba en concursos literarios y pudo por fin iniciarse en una de las formas de escritura: el periodismo. En 1965 comenzó a escribir en prensa. Se convirtió en periodista,  (de la vieja escuela de cuando no existían las universitarias facultades de ciencias de la información) y en un escritor de temas locales. 

Quien esta biografía firma, Pastor Chilar fue amigo, maestro en el periodismo, competidor literario en concursos y ambos compartíamos gustos, pasiones, amores y dedicaciones, especialmente en poesía e Historia de Elche.

Comenzó su carrera periodística en 1965, que alternó con su trabajo de contable y oficinista en varias empresas y entidades bancarias hasta su prejubilación del Banco Guipuzcoano en 1991. En la faceta periodística comenzó haciendo sus primeros "pinitos" en el diario Información allá por el año 65. Después, con las corresponsalías de los periódicos valencianos Levante y las Provincias y el madrileño ABC para la provincia de Alicante desde 1975 a 1991. Igualmente en el semanario Elche, bisemanario Elche, Primera Página, durante los cinco años que existió. Algunas veces firmó con el seudónimo “Vipachi”, contracción de las primeras sílabas de su nombre completo.

Como anécdota, en el Proceso de Burgos, año 1970, le llevaron detenido a la puerta de Falange, y allí le soltaron. Lo que se dice un susto, que se repitió en Reyes del 76, en que había una manifestación promovida por el abogado nacionalista Toni Brú, que se decía retenido, y también le retuvieron unos guardias, que después, al soltarle, le pidieron disculpas, aduciendo que cumplían órdenes. Eran los flecos de la dictadura.

También escribió en el Baix Vinalopó, de nuevo semanario, y en diario Elche y diario Hoy (de Vicente Marco), en el que permaneció hasta el final, hasta el cierre como "Los últimos de Filipinas". Luego estuvo en Radiotelevisión Elche, con Berenguer y Rodríguez, una experiencia que le fue muy interesante. Últimamente volvió a colaborar con ABC.

Fue redactor en los diarios ‘Información’, ‘Primera Página’ -cuando dirigía la delegación local el incombustible Gómez Orts- ,’ Levante’, ‘Las Provincias’, ‘Abc’ -del que fue corresponsal más de 15 años y en dos etapas- y ‘Valencia Hui’ –del que también fue corresponsal hasta su muerte- así como en los semanarios y diarios ilicitanos ‘Baix Vinalopó’, ‘Elche’ y ‘Hoy’ . Colaboró en la cadena local ‘Televisión de Elche-Localia’ en un programa de debates, crítica, comentarismo y tertulias junto a Francisco Rodríguez Martín -también fallecido- y José Berenguer Delgado.

Su afición a los certámenes se extendió al periodismo, lo que le llevó a ser galardonado en concursos como "Ciudad de Manises (1974), Nacional del Misteri (1979), en las ediciones de 1980 y 81 de la convocatoria Aumar (Autopistas Mare Nostrum), I Certamen Internacional de Periodismo FICIA (1986), Premio Periodismo  Costa Blanca (Patronato de Turismo Alicante 1986), e Internacional Peñón de Ifach (Calpe).

Cultivó la literatura. Se inició en ella en concursos a los 14 años y desde entonces cultivó a lo largo de su vida una abundante producción en prosa y en poesía, obteniendo varios premios en diversos certámenes com el de historia y tradiciones locales del ‘Patronato Histórico Artístico Cultural de Elche’, el de cuentos navideños de ‘Radio Elche’ o los de poesía de la UMH y de la asociación ‘Puente de la Virgen’. Varios de sus artículos periodísticos –com los referentes al Misteri- fueron reconocidos con destacados premios.

Pastor Chilar fue miembro de entidades profesionales, aspecto congénito a su carácter. Fue miembro de la Federación de Uniones de Periodistas de España (FUPE), y de las Federaciones Española e Internacional de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET y FIJET); fue cofundador de: la Asociación de Informadores de Elche (entidad que agrupa a todos los profesionales de los medios de comunicación ilicitanos, tanto en prensa como en radio y televisión), de la Asociación de Periodistas y Escritores de Turismo (AAPET), de la Hermandad de Poetas de Elche junto a Baltasar Brotons, y a su presidente fundador el poeta Tonico Sansano (gran amigo suyo y colaborador periodístico en algunos de los diarios locales, de quien se erigió como el primero de sus biógrafos recopilando muchos datos de su vida hasta el punto de que Vicente propuso a Tonico para el galardón Palma Dorada),  del Fomento de Turismo de la Costa Blanca, y de alguna que otra más. A todo ello le condujo su afición a escribir, su pasión por viajar y consiguientemente su producción periodística y literaria.

Asimismo, Pastor Chilar fue pregonero de las fiestas de la Venida de la Virgen y de Navidad, además de Caballero Electo del Misteri por la Junta Local Gestora de su Patronato Nacional. Durante una época de su trayectoria defendió los valores autóctonos culturales locales y regionales -símbolos, lengua- en sus artículos periodísticos demostrando un claro sentimiento ilicitano/valenciano, por lo que entró en contacto con entidades defensoras de lo autóctono que premiaron su actividad con reconocimientos como la ‘Palma Dorada’ y el ‘Saguell de Elg’ otorgados por el Grup Cultural Ilicità y el Patronat Historic Artistic Cultural d’ Elig. Asistió al 'I Congrés de la Llengua Valenciana' en 1985 en Elche. Cabe recordar que en el acto de entrega de los galardones Palmes Dorades de este año el 25 de marzo, estuvo presente cubriendo la noticia para varios diarios como 'Abc'.


Enamorado de la historia, arte y costumbres locales, colaboró con entes festeros, entre ellos 'Pobladores de Elche', destacando su aportación junto a José Payá y Pepe Marcos en la creación de la letra del himno de esta asociación, la 'Dança al Poblador Desconegut'.

Otra de sus aficiones, que compartía con su esposa, Loreto Climent, eran los viajes. Como miembro de las federaciones española e internacional de periodistas y escritores de turismo (al igual que Baltasar Brotons), y gracias a sus congresos nacionales y mundiales además de viajes particulares, recorrió toda España y una veintena de países acompañado siempre de su mujer, mostrando ambos una gran afición a viajar. Participó en sus numerosos congresos.  

Conocer nuevas tierras, nuevas gentes, constituyó para él toda una satisfacción. Cada nación, cada pueblo que conoció, le hizo experimentar una nueva sensación. Pastor decía que había dos grandes capitales en el mundo; en Europa, París, y en América, Nueva York. En algunos casos las sensaciones fueron para él muy contrapuestas, y por citar algunos ejemplos, Túnez, Rusia y Colombia, donde se unían grandeza y miseria, comentaba apenado.

Pero no solo disfrutó de conocer culturas en sus viajes. Recibió distinciones a su persona que le causaron un gran placer, como por ejemplo los títulos honoríficos de Huésped de las localidades de Souzdal (Vladimir Rusia 1988); de Cartagena de Indias y de Santa Marta (Colombia); corresponsal permanente del centro de Prensa Internacional (Cuba); Capitán Marítimo de la Región Costera de NW Jersey (USA); Padrino de la Isla de los Periodistas (Benidorm) y amigo  de la Catedral de San Pablo (Londres). Distinciones especiales que le imprimieron un nuevo y agradable sentido a sus viajes.

Pastor Chilar fue, una de las personas que más ayudó y marcó a quien esta biografía subscribe y que fue su discípulo periodístico,  como maestro y guía-consejero por la difícil tarea del periodismo. Hubo colaboración en la realización de reportajes y entrevistas y en la composición de la biografía de Tonico Sansano, aportando Pastor Chilar muchos datos sobre este personaje. Hubo competencia sana en muchos concursos literarios logrando unas veces cada cual el primer premio e incluso un ‘ex – aequo’. Quien esta biografía subscribe mientras estudiaba trabajó un tiempo para Pastor Chilar aportándole información y reportajes que él firmaba en los diarios locales al ser el único de los dos que estaba en plantilla.

El 24 agosto de 2007 la entidad localista-regionalista  Grupo Cultural Ilicità Tónico Sanano Mora solicitó al alcalde que se le dedicara una calle a la memoria del periodista y escritor ilicitano recientemente fallecido Vicente Pastor Chilar, «en reconocimiento a su entrega y dedicación a la ciudad desde la literatura y el periodismo durante toda su vida». La entidad cultural consideraba que pastor Chilar reunía suficientes méritos, «al igual que otros compañeros suyos que tiene calle, como José Andreu, Baltasar Brotons y Jaime Gómez Orts» Esta petición se hizo realidad concediendo el Ayuntamiento una calle en la zona nueva junto al Hospital del Vinalopó cuya inauguración se llevó a cabo antes familiares uy amigos el dia 30 de enero de 2016 cuya placa fue descubierta por el alcalde Carlos González y la viuda Loreto Climent.

Fue galardonado con los siguientes premios: Medalla conmemorativa del XXV Aniversari del Patronato del Misteri, Medalla del I Milenario del Bautismo de Rusia, insignia de la Orden de la Dama de Elche y Palma Daurada del Grup Cultural Ilicità Regne de Valencia, diplomado en inglés, Caballero Electo del Misteri y pregonero de la fiestas de la Venida de la Virgen y de Navidad.

Cabe destacar que la familia administra un blog en el que están, además de los datos biográficos de Pastor Chilar y varias fotos de momentos claves de su vida, algunos cuentos y poemas de su amplia y variada obra. En el blog sus familiares dan las gracias a todos los que hicieron posible la calle a su nombre: << Agradecimiento de la familia. La familia damos las gracias a todos los miembros de la corporación municipal, al  Alcalde de Elche y a todas las Instituciones, asociaciones y personas que se han implicado, para que el Periodista Vicente Pastor Chilar tenga a partir de hoy una calle en Elche;  bonita manera de que su recuerdo siga vivo. Y es que si algo hemos aprendido del marido, padre, suegro  y abuelo es a sentir y vivir Elche. Hemos sido cómplices a través de su periodismo y su escritura a vivir casi todos los acontecimientos que iban sucediendo en su pueblo. Su amor a Elche era casi inagotable “nuestras fiestas con la Patrona a la cabeza, la Nit de L’Albá, El Misteri, El Elche C.F. Les cançonetes de fil i cotó, La Semana Santa, la mona, la industria zapatera, los cuentos navideños en Radio Elche y un largo etc. Y como lo mejor que sabía hacer era escribir, no se le escapaba oportunidad para hacer bandera de nuestras identidades sin dejar de lado los acontecimientos cotidianos  que publicaba a diario en los diferentes periódicos para los que trabajó. Y así con sus notas en papel y boli, su máquina de escribir y por  e-mail  ha llevado a Elche por donde el destino y el empeño lo han acompañado. Todo era noticia para este incansable periodista, pregonero y escritor de una buena parte de nuestra historia. Orgullosos de haber formado parte de su vida, de compartir y acompañarle a cumplir sus sueños. Recogemos el testigo para que su obra permanezca siempre a disposición de quien lo necesite. Muchas gracias a todos por vuestra asistencia. Elche, 30 de Enero 2016>>

Vicente Pastor fue uno de los más veteranos periodistas ilicitanos, aunque su enfermedad lo tuvo apartado en los últimos años de su vida de esta actividad.  

 

SELECCIÓN DE POEMAS Y CUENTOS DE VICENTE PASTOR CHILAR:

 

SU PUEBLO LA ESPERA

 

El rostro se hizo piedra y acampó

en Elche apasionado e impasible:

mar muerto y pusilánime

bajo el latir latino de la luna

y, bajo el sol, volcán embravecido.

Nuestra Dama afloró en agosto augusto;

su emperador, después de los fervores,

la expatrió hasta un alcázar cabe al Sena.

Reverenciada diosa

del río Vinalopó en las serenatas,

flotando por los siglos de los siglos

a la luz hechizada de la historia

de Helike inmemorial, Illice eterno,

aunque no floreció la primavera.

La pleamar premió ecos de guirnaldas,

el fuego íbero enardeció a la tribu

que tributó fidelidad y ofrendas.

El altar se incensó de pebeteros,

las vírgenes canéforas cantaron

el salmo de los crótalos;

el sumo sacerdote

ofició la liturgia de las brisas

y la danza guerrera estalló en celo

en loor de la divina.

He visto su sonrisa al plenilunio,

Afrodita en la acrópolis,

fascinante, adorada y bendecida.

Reía satisfecha

hasta que la tragedia iconoclasta,

cabalgando en el viento,

arrasó los racimos y las brumas.

Su rostro se hizo piedra

y el enigma quedó petrificado.

De la Alcudia al regazo

acunóse el letargo de la bella

durmiente, de centurias,

hasta que agosto tórrido

devolvió los fulgores de su busto.

Si he sorbido la miel de su sonrisa,

no he olvidado sus lágrimas ibéricas;

tras la veneración y pleitesía,

el cielo rompió aguas,

se abrió la tumba venial de siglos

y el azar de la azada obró prodigio;

surgió la aparición, vino el destierro

con letanía de kiries y aleluya.

Aún pisa su escabel en suelo ajeno,

ajena al pueblo que la insufló vida,

porque no floreció la primavera.

¿Quién zurció el pliegue de tan larga noche?

¿Por qué tu mitra cosechó anatemas

y el cisma se estrelló en el rompeolas?

¿Qué apocalipsis mancilló tu clámide?

Los buitres violaron tu epopeya

y un bárbaro del norte

te niega hoy los maitines y el bautismo.

Sobre un reclinatorio 

se arrodillan los siglos y las nieves

implorando una gracia:

que tu mirada altiva y enigmática
contemple el palmeral donde naciste.

Princesa encadenada en la basílica

del Manzanares, club de minotauros,

fanal de intransigencias,

sus tímpanos más fríos que los témpanos,

tu estrella se ha eclipsado.

El sol se ha puesto en Elche,

envuelto en negro oficio de tinieblas.

No volverá a lucir el arco iris

en el cielo, hoy mohíno,

si tus grávidos ojos no lo alumbran,

chispa desde la sima del glaciar,

porque no floreció la primavera.

Afligida estará tu faz hierática

mientras no se derrita la atadura

y tu cara riele en la alborada

de rayos, de palmeras y rocíos,

y tu pupila rete al firmamento

siguiendo la "mangrana" rutilante.

Sólo Elche y tú sonreiréis unidos

cuando un "sí, quiero", os funda para siempre.

El rostro se hizo piedra.

Regresa ya y acampa entre nosotros,

si en el algodonal triscan los grillos

y florece, por fin, la primavera.

V. Pastor Chilar

Elche, abril 1997

Segundo premio en la II Edición del Certamen Provincial de Poesía "Miss Primavera'97" que   organizó la Asociación Cultural Puente de la Virgen, en colaboración con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Elche, en Abril de 1997.                                                      .

 

AUN CREO EN LA PRIMAVERA

Entono este poema sin saber

quién es su destinataria,
porque en la asignatura del amor
aún tiemblan mis alboradas.
Mi corazón te presiente,
las dudas freno ponen a mis ansias.
Te quiero e ignoro si tú
respondes o a mi amor cortas las alas.

Quisiera adivinarte en tu figura,
saber cómo es tu voz, cómo tu alma,
cuál el tono de tus ojos,
cuál el color del pelo y de tu cara.

El verano ha entrado en coma,
siento el otoño a mi espalda,
que borrará el azul del mar y el cielo
y pretende arañar la madrugada.

En ti pienso, compañera,
sin saber si eres real o imaginaria.
Quisiera que la dicha me sonriese
una vez, una mañana;
nadie está doctorado en el amor.
Tengo sesenta años. Mi guitarra
vibra por entonarte su canción,
mujer desconocida, real o mágica.

Leer deseo tu nombre en las estrellas,
tejerme con tu aliento una esperanza,
quiero aspirar la brisa que te besa,
quiero sorber la lluvia que te empapa.

Cambia el aire de color,
se me antoja la noche aún más larga.
De nubes se cubre el cielo,
canta la última chicharra.
El verano ha entrado en coma,
siento el otoño a mi espalda.
Mis ansias se colmarían
si, vencido el estío, te encontrara,
si pudiera decirte mis secretos
y abrirte el alma,
acariciarte el anhelo,
olerte a ti y ducharme en tu fragancia.

No me sorprenda el frío del invierno
en esta sinfonía sin pentagrama.
Las hojas caen amarillas,
las golondrinas van en desbandada.
Veo que al mes de septiembre
le asoman las primera, finas canas.

Escucha el latir de un hombre
que primaveras sorbe en lontananza
y quisiera saber
quién es su sombra dorada.
Sopla el viento y adiós dice el estío.
Tengo sesenta años. Mi guitarra
vibra por entonces su canción
que dé vida a mi esperanza,
porque en la asignatura del amor 
aún tiemblan mis alboradas.

Leer deseo tu nombre en las estrellas,
tejerme con tu aliento una esperanza,
quiero aspirar la brisa que te besa,
naufragar en la lluvia que te empapa.

V. Pastor Chilar

Elche, Octubre 1999

 

 

Santa Pola, primavera 1998

El secuestro y el asesinato perpetrados por ETA entre el 11 y el 13 de julio de 1997 inspiraron esta media docena de sonetos.

 

ETA, LOS QUE VAS A MATAR TE SALUDAN 

 

Mafia de la extorsión y del chantaje,

brindáis con sangre, escribas del secuestro;

vuestra leche es sadismo y es tortura.

La pena capital merece análisis.

Para volcar mi rabia no hay epítetos,

oléis a goma-dos y a crisantemos,

fabricantes de viudas y huérfanos.

No sé si habrá perdón para vosotros.

Mucha misericordia tendría el cielo,

mucha piedad destilaría la cruz

para indultar al quinto Mandamiento.

Sólo un mínimo alivio queda a España

y es que, habiendo nacido en su solar,

no lleguéis ni a bastardos de la Patria.

Los tres siguientes sonetos fueron compuestos el 12 de Julio 1997, antes de las cuatro de la tarde.

 

 

MIGUEL ANGEL BLANCO

 

Fue Miguel Ángel Blanco blanco de odios,

de iras mal paridas por vesánicas

y envenenadas furias del abismo,

condenado al calvario de las hidras.

Cancerberos del peor averno, sapos

de crueldad y ponzoña, sois reptiles

que agusanáis la voluntad de España

y sus risas ahogáis en el mar muerto.

Practicantes del tiro por la espalda,

de explosivos, de bombas, de atentados

que asesinan la luz de las familias.

A las cuatro del día doce de julio

fue la hora anunciada del sudario

para crucificar a Miguel Ángel.

 

GUERNICA

 

Si decís liberar al pueblo vasco,

¿por qué lo convertís en purgatorio

de muerte, destrucción y de hecatombe?

Sois los verdugos, no los salvadores.

Hoy es el día más largo para España

que os quiso comprender la larga noche,

cuando imperaba un reino de tinieblas

y empuñasteis las armas de venganza.

Aviváis las cenizas de Guernica,

multiplicáis horrores y martirios;

obuses estremecen el hogar

que quiere ser de paz y de alboradas.

Yo pido los pinceles de Picasso

y un óleo que eternice a Miguel Ángel.

 

LAZOS AZULES

 

Te prohíje Satanás, Eta maldita.

De derechos humanos sois voceros

y ruines violadores. Sin oírla

al zulo condenáis la primavera.

Que se pare el reloj; que se detenga.

Un sábado y un viernes sin alientos

soporta esta nación ensangrentada.

Eta ha fijado plazo al holocausto.

Eta siembra semillas de coronas

de espinas y de gólgotas, de azotes

a la víctima atada a una columna

de desesperación. Hoy es España

volcánico vergel del lazo azul

de esperanza, de vida y de ilusiones.

Soneto escrito el 12 de Julio 1997, después de las cuatro de la tarde

 

¡ASESINOS!

 

Canallas de guadaña enarbolada,

exigís tolerancia, intolerantes,

y sois la quinta esencia del cinismo,

última gota de un amargo cáliz.

Habéis acribillado el arco iris,

pleamar de pistolas desalmadas,

clan de víboras, sólo sembradores

de muerte y terror, tifón de lágrimas.

No anida la clemencia en vuestro léxico,

España se ha apiñado contra Eta;

las manifestaciones, voz al cielo,

golpearon en la sima del infierno

que, airado, abominó de la ignominia.

Os juzgue el cielo, hijos de la ira.

Este último soneto fue concebido el domingo, 13 de Julio de 1997.

 

CONSUMATUM EST

Quedó un hilo de vida y se ha cortado;

derritióse el coraje de este día.

¡Dios, cuánta infamia, cuánta cobardía

para segar la vida que has creado...!

Dos mortíferas balas han quebrado

a Miguel Ángel, carne de elegía,

(cuarenta y ocho horas de agonía)

este domingo, trece, maniatado.

Euskadi mártir llora en desconuelo

de los "gudaris" la macabra hazaña,

más sangre derramada sobre el suelo vasco.

Miguel, perdona a la alimaña

que marchitó la espiga de tu anhelo.

Por tí clama, se agrieta y reza España.

Santa Pola, 30 Enero 1998

 

ANTE EL TUMULTO DE ALBERTO Y ASCENSION

 

Vive Dios que me espanta esta vileza

que a mi nación desangra y acribilla.

Alberto y Ascensión, cruel pesadilla,

inmolados de un tiro en la cabeza.

Por Jesucristo vivo, cada pieza

de balas "Parabellum" es astilla

barrenando la nuca de Sevilla

que, en enero, otro Viernes Santo reza.

Qué suplicio, Señor, qué desconsuelo;

la Giralda, a media asta, gime de pena.

Tres huérfanos, tres ángeles en duelo;

Acójalos tu Madre Macarena,

y al criminal absuelve de condena,

si aún para él piedad queda en el cielo.

Y no olvides jamás, Eta cabrona,

que Sevilla no indulta ni perdona.

El estrambote de este soneto repite, previa su adaptación a dos versos endecasílabos, el pareado que más corearon los sevillanos el 30 y 31 de enero de 1998.

 

En el miércoles central de la Cuaresma, "Les velles de serra"

Perdida durante lustros, la sociedad ilicitana comienza a recuperar la primaveral tradición de "les velles de serra", gracias al empeño puesto por el Patronato Histórico, Artístico  y Cultural d'Elig, que se propuso recuperarla en su fecha "obligada",  por el costumbrismo, el miércoles central de la Cuaresma.

Se trata de un capítulo del tipismo local, si bien la norma no se circunscribía exclusivamente a Elche, sino que tuvo otras ramificaciones en nuestra Comunidad Valenciana y otras poblaciones catalanas, con denominaciones similares, "serrar la vella" o "partir la vieja" en Callosa de Segura, por ejemplo, siempre coincidiendo en la misma fecha y con diferencias no demasiado perceptibles.

La costumbre puso, durante decenios, su nota típica y desenfadada en las ventanas y balcones de Elche, hasta que se perdió totalmente y, hacia finales de los años ochenta, el citado Patronato se impuso su recuperación, objetivo logrado en buena parte. Para criticar festivamente a políticos, personajes populares o determinadas costumbres, en la mañana de la fecha indicada, se colocaban "ninots" o monigotes, con la misma intención que los lucen y arden en las hogueras de San Juan en Alicante. El historiador local, Pedro Ibarra y Ruiz, se refería a la norma, si bien limitándose al ámbito estrictamente ilicitano.

"En Elche, durante la Edad Media, hacia finales de la misma y buena parte de la Moderna, hasta el año mil ochocientos y tantos, que se estableció la guardería rural, existía un instituto armado que se llamó "vel-les de serra", esto es, centinelas de monte, cuya misión era vigilar la divisoria entre Castilla, nacionalidad casi siempre en pugna con Aragón, a la cual pertenecíamos y que pasaba por el límite norte de nuestro término municipal. La voz "vel-les" deriva, pues, de velar o estar en vela.....

Los cristianos medievales de Elche, cuando llegaba cierto día de la Santa Cuaresma colocaban encima de la muralla con vistas a la judería unos monigotes burlescos recordando a los judíos el hecho de haber colocado junto al sepulcro del Maestro guardias de vista, en evitación de que los apóstoles hicieran desaparecer el sagrado cuerpo, para luego hacer creer a las gentes que Jesús había resucitado".

Esta referencia aparece en el semanario "Nueva Illice", el 14 de marzo de 1926.
Cuando las calles no estaban asfaltadas, sino con abundancia de piedras, los chavales las utilizaban como proyectiles para apedrear los "ninots", sino se habían retirado de la ventana o balcón antes de las diez de la mañana. A esa hora se abría la veda para atacar a los indefensos monigotes. Hoy, aunque sin piedras, la costumbre renace, al calor del Patronato Histórico mencionado, que impide que se evapore esta página del más sano costumbrismo.

En su obra "El Carnaval"Julio Caro Baroja afirma:

"A la primera mitad del siglo XVII corresponde una obra llamada "Mojiganga de lo que pasa en la mitad de la Cuaresma, al partir la vieja", lo que demuestra que en Elche tuvo eco una tradición muy generalizada".

Este artículo ha sido publicado en la Revista TOP TURISME en abril 2004

Premio Gloria Fuertes. Este cuento, ha sido copiado, del libro NAVIDAD EN LA RADIO, que recoge una selección de narraciones premiadas en el Concurso Radiofónico de Cuentos Navideños que convoca Radio Elche desde 1965, y que pasó a denominarse Premio Gloria Fuertes en 1989.

 

AÑO 1986

LA SENDA DEL INFIERNO

Por 

Vicente Pastor Chilar

 

Le arañaban la piel los primeros cosquilleos precursores de la tiritona. Los muchachos de la "basca" acababan de largarse con viento fresco. Quedó solo, sentado ante una mesa escoltada por media docena de sillas vacías y aún calientes. Un cartelito desea "Feliz Navidad" entre colgajos de colorines.

Decididamente prefería el "pub" al BUP recién terminado a trancas y barrancas, con repeticiones, asignaturas pendientes o cogidas con alfileres poco seguros. En el humo de su propio cigarrillo, que ya le sabía a diantres, creyó adivinar la amenaza del calambre inminente. Más que un movimiento nervioso, su brazo izquierdo dibujó una irreprimible sacudida y las rodillas empezaron a golpearse contra sí mismas. Hasta el hielo casi derretido en el vaso, incapaz de mantener fresco el medio "cubata", empezó a darle náuseas.

Rafael era consciente de que él solo, únicamente él era reo de su propia destrucción. Nadie más. A sus 19  años recién cumplidos y con uno setenta y tantos de estatura casi atlética no esperaba más, absolutamente nada de la vida, que se le antojaba tediosa y de la que se sentía harto y asqueado.

Siempre, no obstante, asumió la responsabilidad de su envilecimiento y de su miseria.  Bien estaba que su madre echara las culpas a "las malas compañías". Las madres de "las malas compañías" también le escupían a él los traspiés de sus hijos. El desmesurado ambiente hedonista, la relajación canallesca de costumbres y la golfa permisividad ejercen una gran influencia en la juventud, pero nadie convierte en morfinómano a quien no desea serlo.

Temblaba ya a vistas claras y no de frío, a pesar de que el invierno asomaba sus antenas por el almanaque. No podía mantener fijo el "vidrio" con una sola mano. Se agitaron sus pálpitos y los dientes era incapaces de mantenerse inmóviles en la boca que tartaleaba. Un sudor pegajoso le rociaba la frente y le humedecía el cuerpo. Todo él era una escalofriante vibración, electrizada y convulsa por un latigazo de incontenible ansiedad.

Rafa, a  sus 19 años recién cumplidos y uno setenta y tantos de alto era un simple y tumefacto estropajo estrujado por el "mono". El síndrome le agarrotaba hasta el aliento ulcerado que exhalaba vahos de rones y ginebras.

Era consciente de que no tenía otra desgraciada salida que salir en busca de algún estupefaciente con que alimentar la letal jeringuilla. Cien veces se había juramentado consigo mismo para decidir que aquella era la última, y otras cien había consentido que la sórdida aguja hipodérmica chupara un buche de sangre tibia para alearla con la "nieve" y voltear todo el veneno cárdeno hacia el imperio de sus sentidos esclavos del vicio. Rafael desea "desengancharse" más que ninguna otra cosa en el mundo. Anhelaba liberarse de aquella dependencia con todo su frenesí y todo el cúmulo de sus fuerzas, que no eran suficientes si no contaba con otras cálidas y enérgicas ayudas.

Se echó una pelliza sobre los hombros y abandonó el "pub" sin despedirse de nadie, puesto que ni siquiera sabía si aún quedaba en el interior algún conocido. Al aspirar la calle, el contraste con una más baja temperatura le arrojó una bocanada de fresca en los pómulos. Retiró la vista de aquella pintada que tantas veces le desasosegara el estómago: "La droga mata poco a poco. Nosotros no tenemos prisa".

Perdido el control, absorto y enfebrecido, sus pasos se encaminaron hacia la única meta posible: el "camello" que podría brindarle la flor púrpura de la cicuta con pétalos de placentero éxtasis y espinas mortíferas de vitriolo.

No era capaz de adivinar ni ansiar otro objetivo. Precisaba inexorablemente una dosis. En el vértice de la degeneración se aceleraban las pulsaciones entrecortadas de sus sienes.

Mecánicamente se escarbó los bolsillos. Hubo de descansar en un banco público para reponerse del presentido sobresalto. Sencillamente no tenía un duro, ni posibilidades de solicitar un préstamo más. El círculo de amigos "sableados", camaradas y conocidos se fue estrechando, agotándose hasta que se cerró. Jamás se había decidido todavía a robar. No podía, empero, pedir dinero a nadie, ni estaba en condiciones de hacerlo. El "mono" se agigantaba y adquiría proporciones de "gorila". La fogosidad era ya una hidra enroscada a su yugular, con muchas probabilidades de cercenarle el hálito.

Convertido el hombre en verde escoria, en puro esqueleto de la desesperación, tan sólo le queda recurrir a una madre o a Dios en este perro mundo, pero Dios no anticipa créditos.

Aparte su dependencia tóxica, Rafa era un chico corriente y normal, hijo de una familia normal y corriente. Su padre regentaba una pequeña industria, que funcionaba sin demasiadas holguras ni posibilidades económicas y que, también en ocasiones, le embargaba el sosiego con las letras, los protestos, los plazos fijos, los problemas y los impuestos. A lo más que podía aspirar con realismo era a sacar adelante a su familia cuyos miembros tampoco alimentaron ambiciones de ostentación y dispendios. Se conformaban con su suerte y su pertenencia a la clase media. De toda la familia, el progenitor era el único que ignoraba las cadenas de podredumbre que arrastraba su primogénito. La madre y la hermana del chico hacía unos meses que conocían la sangrante hecatombe.

Apenas atinó a perforar con la llave la cerradura de su casa. No atendió los requerimientos maternos para que cenara. Al contrario, se dirigió a su habitación hasta que llamó a su madre, con el ingenuo pretexto de que se encontraba indispuesto.

En realidad estaba enfermo, mucho más grave de lo que quería intuir. Acostumbrada a la sádica escena, víctima del cilicio que le desgarraba a dentelladas la impotencia en sus entrañas, la madre le negó el dinero como hiciera tantas veces. En unas ocasiones se mantuvo firme; en otras accedió a los cáusticos y exigentes estertores del toxicómano. En esta oportunidad ocurrió, al  fin, lo último: siete mil pesetas, la mitad de todo el capital, que en aquellos momentos había en el domicilio, sirvieron para picar en las venas un aguijonazo de muerte a plazos que reportó al joven un efímero bocado de vida. El alucinógeno obró el prodigio: se evaporó la contracción de músculos y el parpadeo vidrioso de los ojos. La inyección absorbió los sudores y devolvió la luz a sus pálpitos. La aguja sedó espasmos, acolchó la exasperación, domó el paroxismo del ardor y alumbró un nuevo y tenue sol a la vista del infeliz. Unos instantes de arrogamiento propiciaron sensaciones de estímulo y vida a su polen efervescente. Durante aquel breve período se recluyó en su viscosa madriguera de telarañas, bajo tierra, la tarántula de la drogadicción, que le obturaba los conductos de la luz y la alegría; pero, inexorable, la pestilente araña volvería a abandonar su guarida para incrustarle su espino de fuego, de pesadilla y de tinieblas.

- Hijo mío, esta situación no puede continuar y va a acabarse irremisiblemente. Yo hubiera preferido otra lotería, la de tu recuperación, en lugar de esta almorzada de billetes que nos ha reportado la suerte. No ha sido el "gordo", pero sí cobraremos lo suficiente para que papá iniciara una nueva vida más tranquila, que merecida la tiene. Voy a truncar todos sus planes y a decirle que ese dinero llovido del cielo vamos a destinarlo a tu rehabilitación. Pienso hablar con él hoy mismo.

-Mamá, déjalo para después de Navidad. Qué importancia puede tener una semana más.

Permítele, al menos que sueñe unos días, los últimos del año. No se lo digas aún; tiempo tendrá para enterarse.

Cómo casi siempre, Rafa creyó salirse con la suya. No acertó esta vez, pese a la condescendencia de su madre. 

Entre los planes del cabeza de familia, con los gozos de la lotería, figuraba regalar un automóvil a su hijo varón. Era un rumboso obsequio de Navidad. No supo contener el impulso y se abalanzó sobre la puerta de la alcoba, para comunicarle su espléndida decisión.

Nunca la hubiera abierto. El relámpago fue de escalofrío; la sorpresa, de miocardio. No puedo esperar el industrial una más infausta Nochebuena, a pesar del pellizco monetario que le deparó el azar; incorporado sobre su cama, a los sincopados sones de un disco, el muchacho se entretenía aspirando la propia savia roja de sus venas con una cánula, totalmente dispuesto a clavar la semilla de la muerte en la vorágine de su juventud.

Padre e hijo, horrorizados ambos y en silencio, se miraron frente a frente, cara a cara: los ojos maduros, cansados de cansancio, penetraron en las adolescentes pupilas anhelantes del néctar de la muerte.

El mundo se vino abajo para los dos. A sus pies se cuartearon los andamios del amor, los sueños y la ilusión. El chico, impotente para resistir la sed de la ponzoña, sufría como se desbordaba su propia culpabilidad al derrumbar los planes de su padre, al que acaba de asestar un machetazo de consternación. El padre, que había sudado de firme solo pensado en el porvenir de las suyos y que, por fin, veía generosamente premiada su abnegación, sintió ser él mismo quién libaba las hieles del cianuro. Absorto en otros problemas y en la constante búsqueda de soluciones, jamás hubiera admitido que la toxicomanía anidaba en su casa, encarnada en su propio hijo. Hacia él se dirigían aún obsesivamente todos los anhelos y desvelos del padre a quién torturaba más la suerte de su vástago que la zarpa de congoja que, en aquellos dramáticos momentos, le retorcía las vísceras astilladas a mordiscos inocuos de frustración.

Sobraron el turrón, el champán las viandas de la cena y hasta se cegaron las intermitentes y alegres bombillas del árbol de Navidad. Las camas acogieron a la familia mucho antes de lo normal en la Nochebuena. Los tranquilizantes inútiles sustituyeron a la cascaruja y las campanas de la Misa del Gallo descargaron los golpes inmisericordes de sus badajos en los huesos y las carnes  de aquellos seres que pudiendo ser felices, constataron como la fatalidad y el infortunio devastaban y corroían sus cimientos.

A quien mayor porción de aquella tarta de amargo suplicio correspondió sorber fue al propio Rafa, seguro de que él y nadie más que él era el causante del derrumbe familiar. Su madre tenía razón, toda la razón: " Esta situación no puede continuar y va a acabarse irremisiblemente".

La sentencia materna cobró cuerpo de obsesión que acaparó y centró las ideas del muchacho. Se hizo la noche en su mente y la ansiedad volvió a gangrenarle el corazón. Hubiera querido escapar a aquel coro y adivinar que aún alguien le acariciaba el pecho con un beso de esperanzas.

Salió de su casa como un alma en pena, igual que un espectro que se alimentara de las sombras de la noche y del alumbrado del jolgorio navideño. Cuando enervado el ánimo, aunó redaños para silbar su tímido e inconsciente adiós a la vida, tampoco acertó a hacerlo. A sus labios embotados acudían, cruzándosele, dos tonadillas incompatibles: Una le hacía presentir que "tras la noche vendrá la noche más larga"; la otra pretendía inútilmente aligerar su carga aproximándole a un remoto lugar ultramarino "donde el sol cada mañana brille más...".

Se encaminó hacia un templo vacío de fieles y de calor. Las puertas estaban ya clausuradas a la liturgia y a los villancicos. Sentado en el portal de la iglesia, sus manos trémulas fletaron la jeringa con una sobrecarga de agónicos elixires de adormideras y con un viático de hélices para el vuelo sin retorno.

La inyección bombeó una estampida desbocada de indómitos potros, que irrumpieron y trotaron por sus venas colmándolas de etéreos relinchos y jadeos de asfixia. Reventaron con la descarga sus arterias, incapaces de asimilar aquel superávit de flujos de placer inconmensurable y de incontenible dolor. Naufragó en una siesta de irreversibles sopores que le convirtieron en lívida estatua de sal.

La mañana jubilosa de Navidad, a la puerta del templo, amaneció sentado el cadáver de un chico de 19 años recién cumplidos y uno setenta y tantos de estatura, con los estigmas del desenfreno.

Un madrugador cruzó frente al recinto sagrado canturreando "Quiero que no me abandones, amor mío, al alba...".

*  *  *

 

Fuentes:  Vicente Pastor Chilar

              Luis Ibarra Serrano, “Tesoro Literario Ilicitano”

              J. Gómez Orts, “Ilicitanos de siempre Tomo II”

              Blog de la familia:  https://vicentepastorchilar.blogspot.com

 

Biografía: Josep Rico Sogorb

 

 

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