Datos biográficos
Atanasio Olivares Tomás, hermano pequeño de Miguel, también fusilado, nacido en Jumilla en 1911 y fue carpintero de profesión. Declaró el 6 de junio y el 19 de agosto de 1939 ante el juez militar de Elche. Antes de la guerra militó en UGT y en el Partido Comunista a partir de febrero de 1937. Ingresó voluntario en el Batallón Elche y alcanzó la graduación de teniente al mando de una sección. Lo más relevante de su declaración tuvo que ver con la muerte de Joaquín Martínez Maciá, “Porrón”, un herrero de 31 años:
“Que en cierta ocasión recibió la orden del Capitán de la Compañía de fusilar a un tal llamado Porrón, capitán que se llamaba Manuel Navarro Yago, a lo que el declarante contestó que no tenía valor para hacerlo el mismo y como el Capitán le insistiese le replicó que lo mandaría hacer a dos de la compañía, un tal Francisco Castaño y José Martínez Belmonte, a los que encargó el declarante que los, digo, que lo hicieran desaparecer al Porrón, como hicieron, sin que después le comunicasen el resultado y se enteró al ver que no volvía a la Compañía”.
El mismo 19 de agosto de 1939 declararon también ambos soldados. José Martínez Belmonte, de 23 años, natural de Carpentier (Francia), gomero de profesión, sargento en guerra y encarcelado en Elche. Francisco Castaño Pomares, también de 23 años, trabajador del calzado y también preso. Los dos contaron exactamente la misma versión de los hechos. Reproducimos la de José Martínez Belmonte:
“Que en cierta ocasión llegó a puesto en que estaba el declarante un tal Francisco Castaño, con la orden de que le acompañara a Capitanía, a donde le acompañó, encontrándose a la llegada al Olivares y a un tal apodado Porrón, recibiendo la orden de boca del Olivares, de ir a Comandancia para traer bombas para la Compañía, saliendo los cuatro citados para cumplir aquella misión.
Que iban los cuatro conversando amistosamente, cuando el Olivares con la escusa (sic) de que iba a orinar, se quedó rezagado del grupo, siguiendo lo otros tres, o sea el Porrón, Castaño y el declarante, su camino manteniendo la conversación.
Que inopinadamente sonó un tiro y vieron caer a su lado al Porrón y al mirar hacia atrás pudieron apreciar al Olivares que empuñaba su pistola”.
La declaración de ambos termina igual: el teniente les ordenó enterrar el cadáver y con “la obligación de no decir nada a nadie, lo que cumplieron por el temor a correr el mismo riesgo".
El teniente Atanasio Olivares intentó que los dos presos cargaran con la muerte y resulta también evidente que la orden de matar a unos cuantos ex presos de derechas –un total de 15- vino de los máximos responsables del Batallón Elche. En el informe que hizo el Ayuntamiento de Elche para la Causa General consta la misma fecha para las 15 víctimas del frente: el 10 de julio de 1937.
Otro testigo, habitual en los consejos de guerra, fue Ismael Chinchilla Martínez, en 1939 con 21 años. Declaró ser vecino de Atanasio Olivares y lo denunció como militante de UGT y directivo del ramo de carpintería, del PSOE primero y del PCE después, organizador de las milicias rojas, voluntario del Batallón Elche. Contó también la muerte a tiros de Joaquín Martínez y su entierro por los dos soldados. “Que era un elemento destacado por la propaganda roja que hacía, persiguiendo a todos los elementos de derechas”.
El 22 de enero de 1940 en Alicante, un tribunal militar presidido por Julio Recio Andreu y con los capitanes Juan Giménez Medrano, Demetrio Clavería Iglesias, Toribio González García y Benedicto Hernández Herrero (vocal ponente), juzgó en la causa 3688 a los procesados Atanasio Olivares Tomás, Francisco Castaño Pomares y José Martínez Belmonte.
Atanasio Olivares Tomás fue condenado a muerte por el asesinato de Joaquín Martínez Maciá “Porrón”, con los agravantes de trascendencia y peligrosidad y con la responsabilidad civil que se concretaba en la cuantía económica que dispusiera el Tribunal de Responsabilidades Políticas. Tanto Francisco Castaño Pomares como el sargento José Martínez Belmonte fueron absueltos, con una multa para cada uno de ellos de 50 pesetas “que harán efectivas en papel de pago al Estado sufriendo en caso de insolvencia el arresto sustitutorio a razón de cinco pesetas por día”. Francisco Castaño Pomares quedó en libertad el 7 de febrero de 1940. El considerando de absolución está redactado con una torpeza inconmensurable, 25 líneas repletas de erratas y con un argumentario insufrible, por zafio.
Atanasio Olivares Tomás fue fusilado el 16 de julio de 1940 y pasó casi seis meses en el “Tubo”, la galería del Reformatorio de Adultos de Alicante reservada para los condenados a muerte.
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Este señor era mi abuelo
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