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Nogués Pedregal, Antonio Miguel

Enviado por Miguel Ors Mon… el
Datos biográficos
Fecha de nacimiento
1963
Lugar de nacimiento
Puerto de Santa María, Cádiz
Profesión
Antropólogo y profesor de la Universidad Miguel Hernández

"Cuando el invierno de 1963 tocaba a su fin, mi madre me parió en nuestra pequeña casa de una barriada de maestros nacionales en El Puerto de Santa María (Cádiz). Mi carrera musical como batería y guitarrista acabó pronto y, solo hasta hace un par de años, he podido aprender a tocar un poco el piano y a leer las partituras en una de las escuelas de música de Santa Pola, donde resido.

De este retorno a la música y de los cariñosos comentarios que los estudiantes dedican a mi forma de enseñar, es de lo que estoy más orgulloso de haber logrado profesionalmente desde que llegué a Elche octubre de 2000. Antes mi vena artística (en cierto modo la docencia es como el arte del teatro) la satisfacía viajando, escribiendo en la edición local de un periódico provincial, prestando atención a cada palabra y tomando, revelando y positivando en mi propio laboratorio doméstico muchas fotografías en blanco y negro. Sin embargo es la docencia lo que siempre había llamado mi atención; por eso me siento un privilegiado al poder ejercerla con tanta libertad y por eso disfruto tantísimo con mi trabajo en la Universitas Miguel Hernández. Mi pedagogía ha sido bastante clásica… extremadamente clásica diría yo. La revista UMH Sapiens publicó hace tiempo una entrevista que resume bastante bien cómo abordo mi tarea docente.

Sobre mi formación académica me gusta decir que tras estudiar desde párvulos hasta COU en el Colegio de los Jesuitas de El Puerto, cursé tres años en el Colegio Universitario de Filosofía y Letras de Cádiz –frente a la Caleta– y dos de especialidad en la Facultad de Geografía e Historia de Sevilla –más conocida como la Fábrica de Tabacos. Así puedo referir que estudié latín, historia, geografía, literatura, arte, filosofía, etnohistoria y antropología, y que me di cuenta de que necesitaba gafas entre los legajos del archivo histórico de Cádiz mientras hacia un trabajo para la asignatura de historia moderna. Esta formación clásica (de ahí que prefiera el nombre latino de Universitas Miguel Hernández) y mi particular teoría del conocimiento han hecho que hoy no me encuentre cómodo bajo la etiqueta de ninguna disciplina científica y declare mi insumisión a la ideología que las fundamenta, que haga militancia y escriba contra este modelo de áreas de conocimiento que las ha transformado en cortijos académicos que monopolizan el conocimiento y que lastran el sistema universitario de ciencia español. Pienso que las fronteras disciplinarias solo sirven para buscar refugio en la complicidad de los colegas y ocultar la mediocridad de los resultados. Y además considero que la antropología social no es ninguna disciplina científica y que afortunadamente no sirve para nada… de lo que sirven las cosas que sirven en la actualidad. En este sentido lo más que puedo afirmar es que la antropología social es una manera, como cualquiera otra, de contaminar el pensamiento. Me opongo a cualquier planteamiento esencialista de la realidad y rechazo la desolación teórica en la que nos ha sumido aquel posmodernismo que profesé cuando a finales de los ochenta anduve realizando un master en el Departamento de Antropología de la Universidad de Northwestern en Estados Unidos. Ufff… por todo esto, cuando me alguien me pregunta que a qué me dedico siempre respondo los mismo: soy maestro, maestro de sociales.

En el ámbito de la investigación he mantenido una línea bastante homogénea en torno al estudio de todo lo que ocurre en los contextos turísticos, y que se resume muy bien en el nombre del grupo de investigación que coordino: Cultura, turismo y (cooperación al) desarrollo – CULTURDES. En este grupo hemos realizado alguna breve incursión en el campo de la neuroantropología investigando sobre la construcción de sentido y del significado, la memoria y la relación cultura-cerebro. Sin embargo la falta de financiación no hizo desistir del intento; si bien no descarto volver a intentarlo.

En el plano metodológico sigo al socio-antropólogo francés Pierre Bourdieu y reivindico la necesidad de oponer el rigor metodológico a la ilusión del saber inmediato, tan característico del frenesí informativo que hoy hegemoniza. Creo que la acción honesta es el principal valor de aquellos que decimos que pensamos desde las humanidades y las ciencias sociales. Y lo pienso así porque considero que la honestidad en la investigación es el principal escudo y argumento que nos queda frente a la violencia simbólica que hoy se ejerce sobre la universidad española e internacional y su producción científica. En cualquier caso, si en la docencia lo fundamental es el respeto al estudiante y en la investigación la honestidad, frente a toda la presión que el actual capitalismo académico ejerce sobre nosotros, debemos repetirnos continuamente que ‘cualquiera publica cualquier cosa’. Esta última frase, de la que es autor mi maestro y amigo el profesor malagueño Antonio Mandly, antropólogo social, junto a la de «El movimiento se demuestra andando» (Diógenes de Sinope, filósofo) y «Si hay que ir se va… pero ir pa ná es tontería» (José Mota, humorista), son algunas de las que suelo repetirme durante mis muchos momentos de duda".

Antonio Miguel Nogués, enero de 2020.

 

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