Datos biográficos
MIRÓ SILVESTRE, Rafael (Alcoi, 29-VIII-1930 - Valencia, 1999). Pasa su infancia durante la guerra en una pequeña masía cercana al cementerio de Alcoi, desde donde ven pasar la aviación fascista que bombardea la ciudad y un polvorín situado en un túnel de tren cerca del Barranc de La Batalla. Cuando acaba la guerra “almenys menjàvem napicols” recuerdo que me decía. Tras la guerra, con su padre desterrado, sufre con la incorporación a la escuela franquista, dónde solo se usaba castellano, lengua que hasta entonces desconocía. A principios de los 50 se va estudiar a la Escuela de Peritos Agrícolas de Pamplona, en la que se diploma en 1954. Los escasos recursos económicos de la familia solo permitían que uno de los hermanos estudiara una carrera larga en la Universidad, lo que favoreció a su hermano Fernando, que así pudo licenciarse como médico por la Universidad de València.
A la vuelta de Navarra contrae matrimonio con Rosario Barrachina Gómez, nacida en Benifallim y residente en Alcoi, donde su familia gestionaba un despacho de aceite y vinos en el carrer Nicolau. En 1955 acepta una oferta de trabajo como ayudante de ingeniero en la compañía Riegos de Levante -de la que sería director en pocos años-, una empresa propiedad de Hidroeléctrica Española, dedicada a la utilización para riego del agua sobrante de la producción de electricidad. Mediante sucesivas estaciones de bombeo, el agua, desviada en la desembocadura del Segura y almacenada en la laguna del Fondo, se distribuía como agua de riego.
Una de sus primeras responsabilidades fue la puesta en explotación de la finca de Albatera. Ésta era una propiedad enorme de terreno, entre El Fondo y Albatera, ganado al saladar mediante los trabajos forzados de prisioneros que construyeron un sistema de drenaje de la tierra. Una red de azarbes canalizaba el agua salobre permitiendo así que la tierra fuera poco a poco mejorando con la introducción de cultivos enriquecedores, como la alfalfa, el maíz o el sorgo primero y, después alcachofas, melones y granados, que hoy abastecen los mercados de todo el país. Además, la finca llegó a tener más de un centenar de terneras para engorde que comían la alfalfa que se plantaba para mejorar la tierra. Recuerdo los viajes con mi padre al Pirineo de Huesca para comprar las terneras recién nacidas en las plazas de Tramacastilla, Pueyo, Sallent y Panticosa, entre otras. Estos viajes tuvieron un profundo impacto que compartió con su familia, en vacaciones, durante varios años. También dieron lugar a amistades entrañables, por ejemplo, con Goyo, guarda forestal de Panticosa. E, incluso, fueron fuente de inspiración para la novela que escribió sobre la caza de un sarrio que, sin embargo, nunca intentó publicar.
El sentido del deber, la honradez, la entrega y la lealtad condujeron la carrera profesional de Rafael Miró. En 1976 Hidroeléctrica Española vende la compañía de Riegos de Levante a la Comunidad de Regantes. Un negocio redondo para la compañía de la familia Oriol Urquijo que pasa de tener un negocio regulado y deficitario a un excelente cliente. Aunque le ofrecieron un alto cargo en Madrid, Rafael Miró prefirió desplazarse con toda la familia a Valencia, donde ya estudiaban sus dos hijos mayores, encuadrado dentro de la estructura de Hidroeléctrica Española como Director de Ingeniería Civil, donde se jubilaría en 1995.
Su mayor afición fue la caza, especialmente la caza de la perdiz “a mano”. Odiaba los ojeos, a los que con frecuencia le invitaban en cotos de Albacete o Ciudad Real, en un ambiente bella y tristemente relatado por Miguel Delibes en “Los Santos Inocentes” y, con humor y ácida crítica, por Berlanga en “La Escopeta Nacional”. Pero, como cazador, como él disfrutaba era corriendo el monte manchego tras las perdices, con sus “amigotes” Vicente Marco y Manolo Montenegro, o en la barca sabiamente perchada por Pastor, el barquero de El Fondo, a la busca de “el gabre”, el "collvert mascle" que anida en las lagunas de Elx.
Amante de la buena mesa, toda la vida fue fumador irredento de cigarrillos Habanos y así un cáncer de pulmón se lo llevó en 1999, a la edad de 69 años.
Miguel, Maite y Rafa Miró Barrachina
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