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Martínez Valero, Manuel

Enviado por Santiago Ule Garrido el
Datos biográficos
Fecha de nacimiento
8 de noviembre de 1919
Lugar de nacimiento
Beniaján, Murcia
Fecha de muerte
29 de mayo de 1983
Lugar de muerte
Elche
Profesión
Empresario
Militancia
JSU y UCD

MARTÍNEZ VALERO, Manuel (Murcia, 8-XI-1919 - Elche, 29-V-1983). Empresario del calzado, presidente del Elche C.F. y político.

Nació en Murcia, probablemente en la pedanía de Beniaján, en el seno de una familia de extracción muy humilde. Cuando a finales de la década de los años 20 sus padres deciden trasladarse a Elche espoleados por la necesidad, tienen ya siete hijos, de los que Manuel es el mayor. En Elche nacerá aún el octavo.

Las ausencias del padre, un hombre de carácter inestable, le obligaron a asumir desde muy pequeño importantes responsabilidades familiares, por lo que aún niño se vio obligado a trabajar, para colaborar con su madre (lechera) en el mantenimiento de sus hermanos. Antes de la guerra trabajó en varios empleos como aprendiz, en lo que constituyó su bautizo en el mundo del calzado. El ambiente politizado en el que se desarrollaba la vida de la ciudad le llevó a tomar partido, afiliándose a las Juventudes Socialistas Unificadas y al sindicato de este partido. Siempre consciente de las limitaciones que le imponía su escasa formación, ya que no pudo frecuentar demasiado la Escuela Primaria, estudió por correspondencia un curso de Teneduría de Libros, al mismo tiempo que se ejercitaba físicamente practicando deporte en el Centro de Atletismo Obrero.

Atento a todo, observa y analiza el funcionamiento de las pequeñas empresas en las que trabaja. Como él mismo escribiría más adelante, “el oficio de empresario lo aprendí sin darme cuenta mientras estaba empleado. Lo que vi y lo que eché en falta. Porque de todo puede aprenderse” (La España posible, p. 15).

Muy pronto, y a pesar de su juventud, se cruzó en su trayectoria la guerra civil. Su quinta fue movilizada cuando ya se acercaba el final de la contienda, y fue destinado a la XI Brigada Internacional de la 35 División del Ejército Republicano. “Imberbe miliciano”, como él mismo se describiría, pertenecía al Cuerpo de Ingenieros. Aunque estuvo en el frente del Ebro, nunca llegó a entrar en combate. Replegado con su unidad a Tarragona, la derrota republicana le llevó a cruzar a pie la frontera con Francia, iniciando así una etapa de internamiento en varios campos de concentración franceses, el primero de los cuales fue el de Saint-Cyprien. En los campos padeció, como todos los confinados, infinidad de calamidades: Manuel recordaría siempre de esta época el hambre y la cercanía del mar, cuya humedad constante hacía aún más penosa la vida de los prisioneros españoles.

Acabada la guerra y aprovechando la relajación de los controles, cruzó en sentido contrario la frontera para regresar a España. Detenido por las nuevas autoridades, fue recluido en el campo de concentración de Reus. No obstante, sus familiares, movilizados en Elche, consiguieron el imprescindible aval de una persona de confianza del régimen vencedor para que Manuel pudiera regresar a Elche.

De nuevo en la ciudad, consiguió trabajo en una fábrica de calzado, pero pronto lo abandonaría para pasar a desempeñarse como agente comercial, intermediando entre distintas empresas de la industria auxiliar del calzado. Y, consciente como siempre de la necesidad de aumentar su formación, dedica las noches a estudiar en la Academia Ripollés materias como Contabilidad, Cálculo Mercantil o Mecanografía.

Es en esta época en la que conoce a la que será su esposa, Luisa Pomares Canals. Pero en el mismo año 1940, el ejército (esta vez el vencedor) vuelve a reclamarle. Nuevamente debe marcharse, en esta ocasión a Tazacorte, Canarias, a cumplir el servicio militar. No llegaría a completarlo: transcurridos dos años, la muerte de su padre le permitió regresar a Elche sin cumplir el reglamentario tercer año, reclamado por su madre como hijo mayor que era. Al regreso de Canarias volvió a su rutina de trabajo diurno y estudio nocturno. Pero ya había tomado la decisión de crear su propia empresa.

Pronto comienza a trabajar como representante. Hacia 1944 trabaja para el fabricante de calzado Cayetano Ortega, y sale a viajar por toda España: primero por Andalucía, después por el Norte: Zamora, Palencia, Santander, Asturias, León… Al mismo tiempo, aprovechando las estancias en Elche, comienza a poner las bases de su propia empresa. Jornadas agotadoras de trabajo le permiten ir poniendo en práctica lo que ha aprendido del oficio de empresario y, poco a poco, hacerse un nombre.

En lo personal, en septiembre de 1948 se casa con Luisa, en la nave de la antigua fábrica de alpargatas del Sord, que por aquel entonces sustituía a la destruida iglesia de San Juan del Raval. El viaje de novios lo aprovecharon para trabajar, recorriendo Palencia, Salamanca, Santander y Asturias, es decir, su zona de actividad como representante. En1950 nace su primera hija, María Lucía. Más tarde vendrían Luisa (1951), Manuel (1954), Juan de Dios (1956), Alfredo (1958), Ana María (1960-1963) y Aida (1964). Pero, como él mismo aseguraba, las responsabilidades familiares nunca le habían abandonado: “el más pequeño de mis hermanos tenía ocho años cuando nació mi primer hijo” (La España posible, p.19).  

Su incipiente empresa pronto daba trabajo a treinta personas. El cambio definitivo de la escala empresarial vendría de la mano de un empujón financiero que consiguió en 1954. La inversión constante en mejoras técnicas y la apertura a los mercados exteriores, cada vez más decisivos en la cifra de ventas, llevaron a la empresa a alcanzar los doscientos cincuenta trabajadores. Desde entonces, y hasta su muerte, Manuel Martínez Valero sería el propietario de una de las empresas más conocidas de Elche, referencia obligada de la época más brillante del sector del calzado ilicitano.  

Aficionado a la música y a las actividades de carácter colectivo, preside la Agrupación Coral Los Trovadores del Palmeral. En 1960 entra en la Junta Directiva del Elche Club de Fútbol de la mano de José Esquitino, quien le nombra su vicepresidente. Comienza así una relación con el club deportivo que le acompañará prácticamente a lo largo del resto de su vida, en la que las luces predominan netamente sobre las sombras y que, a pesar de ello, no dejó de suponerle un notable quebranto económico y personal. De hecho, se puede asegurar que Manuel Martínez Valero ha sido, junto al propio Esquitino, el presidente que más huella ha dejado en la historia del Elche C.F. Ha sido el presidente del club que durante más años ha ejercido el cargo: diecisiete, divididos en dos etapas: 1962-1968 (todos ellos en Primera División) y 1971-1982 (cinco temporadas en Primera División y seis en Segunda). Esas once temporadas en Primera le convierten en el presidente de la entidad que más tiempo ha mantenido al Elche C.F. en la máxima categoría del fútbol español. También durante su presidencia consiguió el club su mejor clasificación en Primera: 5º puesto en la temporada 1962-1963.

Por otro lado, consciente de que el campo de Altabix, en el que venía disputando el Elche C.F. sus partidos desde 1923, no reunía las características necesarias para poder acoger los partidos oficiales de un equipo de la categoría que entonces tenía el club, promovió durante su segunda presidencia la construcción del nuevo campo de fútbol del Elche. Con proyecto (1974) del arquitecto ilicitano Juan Boix Matarredona (miembro de su Junta Directiva), la construcción del nuevo estadio se llevó a cabo en tiempo record, a partir de agosto de 1975, inaugurándose el 8 de septiembre de 1976. Sus dimensiones y dotación de infraestructuras le permitieron constituirse en sede del Campeonato Mundial de Fútbol de 1982, y acoger desde entonces numerosos encuentros internacionales de la Selección Española. Las vicisitudes y circunstancias vividas a lo largo del desarrollo de un proyecto de tanta envergadura fueron descritas por el propio Martínez Valero en su libro Nuestro Estadio (1982). No será hasta finales de los años 80, es decir, seis años después de su fallecimiento, cuando la Asamblea General de Compromisarios del Elche C.F. apruebe, por unanimidad, que el estadio que gracias a él se construyó pase a denominarse Estadio Manuel Martínez Valero.

Una tercera actividad, además de las ya indicadas (empresario del calzado y dirigente del Elche C.F.), recogió buena parte de sus esfuerzos: la política. Militante del ala más progresista de la Unión de Centro Democrático, a la que llegó procedente del liberal Partido Demócrata Popular, fue amigo y seguidor de Francisco Fernández Ordóñez, dirigente socialdemócrata que acabaría abandonando la UCD para desarrollar lo más notable de su carrera política en el PSOE. Martínez Valero se definía a sí mismo “como joven socialista a quien la vida hizo liberal”, debido a su sentido práctico y a su confianza en el valor del esfuerzo personal y de la iniciativa privada. Integrante de la candidatura al Senado por UCD en las elecciones legislativas de marzo de 1979, unos exiguos 1.438 votos (consiguió 196.735, por los 198.173 que obtuvo su compañero de lista Roque Calpena Giménez) le impidieron alcanzar su objetivo.

Durante los años en que desempeñó su actividad política participó en numerosos mítines, frecuentó con sus artículos las páginas de la prensa provincial y dejó recuerdo de su ideario y de su evolución ideológica en otro libro, La España posible, publicado en 1980.

Manuel Martínez Valero murió el 29 de mayo de 1983 en el Hospital General de Elche, donde permanecía ingresado como consecuencia de la trombosis sufrida tres días antes.

MARTÍNEZ VALERO, Manuel (Múrcia, 8-XI-1919 - Elx, 29-V-1983). Empresari del calcer, president de l'Elx C.F. i polític. Naix a Múrcia, probablement en la pedania de Beniaján, en el si d'una família molt humil. Quan a la fi de la dècada dels anys 20 els seus pares decideixen traslladar-se a Elx moguts per la necessitat, tenen ja set fills, dels quals Manuel és el major. A Elx naixerà encara el huité.

Les absències del pare, un home de caràcter inestable, el van obligar a assumir des de molt petit importants responsabilitats familiars, per la qual cosa encara de molt xiquet es va veure obligat a treballar per a col·laborar amb la seua mare (lletera) i mantenir els seus germans. Abans de la guerra va treballar en diverses ocupacions com a aprenent, la qual cosa va suposar el seu bateig en el món del calcer. L'ambient polititzat en el qual es desenvolupava la vida de la ciutat li va portar a prendre partit, afiliant-se a les Joventuts Socialistes Unificades i al sindicat d'aquest partit. Sempre conscient de les limitacions que li imposava la seua escassa formació, ja que no va poder freqüentar massa l'Escola Primària, va estudiar per correu un curs de Tenidoria de Llibres, al mateix temps que s'exercitava físicament practicant esport en el Centre d'Atletisme Obrer.

Atent a tot, observa i analitza el funcionament de les petites empreses en les quals treballa. Com ell mateix escriuria més endavant, “l'ofici d'empresari el vaig aprendre sense adonar-me mentre estava treballant. El que vaig veure i el que vaig trobar a faltar. Perquè de tot es pot aprendre” (L'Espanya Possible, p. 15).

Molt prompte, i malgrat la seua joventut, es va creuar en la seua trajectòria la Guerra Civil. La seua cinquena va ser mobilitzada quan ja s'acostava el final de la contesa, i va ser destinat a la XI Brigada Internacional de la 35 Divisió de l'Exèrcit Republicà. “Imberbe milicià”, com ell mateix es descriuria, pertanyia al Cos d'Enginyers. Encara que va estar en el front de l'Ebre, mai va arribar a entrar en combat. Replegat amb la seua unitat a Tarragona, la derrota republicana li va portar a travessar a peu la frontera amb França, iniciant així una etapa d'internament en diversos camps de concentració francesos, el primer dels quals va ser el de Saint-Cyprien. En els camps va patir, com tots els confinats, infinitat de calamitats: Manuel recordaria sempre d'aquesta època la fam i la proximitat de la mar, la humitat constant, la qual feia encara més penosa la vida dels presoners espanyols.

Acabada la guerra i aprofitant la relaxació dels controls, va creuar en sentit contrari la frontera per a tornar a Espanya. Detingut per les noves autoritats, va ser reclòs en el camp de concentració de Reus. No obstant això, els seus familiars, mobilitzats a Elx, van aconseguir l'imprescindible aval d'una persona de confiança del règim vencedor perquè Manuel poguera tornar a Elx.

De nou a la ciutat, va aconseguir treball en una fàbrica de calcer, però prompte ho abandonaria per a passar a exercir-se com a agent comercial, mitjançant entre diferents empreses de la indústria auxiliar del calcer. I, conscient com sempre de la necessitat d'augmentar la seua formació, dedica les nits a estudiar en l'Acadèmia Ripollés matèries com a Comptabilitat, Càlcul Mercantil o Mecanografia.

És en aquesta època en la qual coneix a la que serà la seua esposa, Luisa Pomares Canals. Però en el mateix any 1940, l'exèrcit (aquesta vegada el vencedor) torna a reclamar-li. Novament ha de marxar, en aquesta ocasió a Tazacorte, Canàries, a complir el servei militar. No arribaria a completar-ho: transcorreguts dos anys, la mort del seu pare li va permetre tornar a Elx sense complir el reglamentari tercer any, reclamat per la seua mare com a fill major que era. Al retorn de Canàries va tornar a la seua rutina de treball diürn i estudi nocturn. Però ja havia pres la decisió de crear la seua pròpia empresa.

Prompte comença a treballar com a representant. Cap a 1944 treballa per al fabricant de calcer Cayetano Ortega, i comença a viatjar per tota Espanya: primer per Andalusia, després pel Nord: Zamora, Palència, Santander, Astúries, Lleó… Al mateix temps, aprofitant les estades a Elx, comença a posar les bases de la seua pròpia empresa. Jornades esgotadores de treball li permeten anar posant en pràctica el que ha aprés de l'ofici d'empresari i, a poc a poc, fer-se un nom.

En el personal, el setembre de 1948 es casa amb Luisa, en la nau de l'antiga fàbrica d'espardenyes del Sord, que en aquells dies substituïa a la destruïda església de Sant Joan del Raval. El viatge de nuvis el van aprofitar per a treballar, recorrent Palència, Salamanca, Santander i Astúries, és a dir, la seua zona d'activitat com a representant. En 1950 naix la seua primera filla, María Lucía. Més tard vindrien Luisa (1951), Manuel (1954), Juan de Dios (1956), Alfredo (1958), Ana María (1960-1963) i Aida (1964). Però, com ell mateix assegurava, les responsabilitats familiars mai li havien abandonat: “el més xicotet dels meus germans tenia huit anys quan va nàixer el meu primer fill” (L'Espanya possible, p.19).

La seua incipient empresa prompte va donar treball a trenta persones. El canvi definitiu de l'escala empresarial vindria de la mà d'una espenta financera que va aconseguir en 1954. La inversió constant en millores tècniques i l'obertura als mercats exteriors, cada vegada més decisius en la xifra de vendes, van portar a l'empresa a aconseguir els dos-cents cinquanta treballadors. Des de llavors, i fins a la seua mort, Manuel Martínez Valero seria el propietari d'una de les empreses més conegudes d'Elx, referència obligada de l'època més brillant del sector del calcer il·licità.

Aficionat a la música i a les activitats de caràcter col·lectiu, presideix l'Agrupació Coral Els Trobadors del Palmerar. En 1960 entra en la Junta Directiva de l'Elx Club de Futbol de la mà de José Esquitino, qui li nomena el seu vicepresident. Comença així una relació amb el club esportiu que li acompanyarà pràcticament al llarg de la resta de la seua vida, en la qual les llums predominen netament sobre les ombres i que, malgrat això, no va deixar de suposar-li un notable crebant econòmic i personal. De fet, es pot assegurar que Manuel Martínez Valero ha sigut, al costat d’Esquitino, el president que més empremta ha deixat en la història de l'Elx C.F. Ha sigut el president del club que durant més anys ha exercit el càrrec: dèsset, dividits en dues etapes: 1962-1968 (tots ells en Primera Divisió) i 1971-1982 (cinc temporades en Primera Divisió i sis en Segona). Aquelles onze temporades en Primera li converteixen en el president de l'entitat que més temps ha mantingut a l'Elx C.F. en la màxima categoria del futbol espanyol. També durant la seua presidència va aconseguir el club la seua millor classificació en Primera: 5é lloc en la temporada 1962-1963.

D'altra banda, conscient que el camp d’Altabix, en el qual venia disputant l'Elx C.F. els seus partits des de 1923 no reunia les característiques necessàries per a poder acollir els partits oficials d'un equip de la categoria que tenia el club en aqueix moment, va promoure durant la seua segona presidència la construcció del nou camp de futbol de l'Elx. Amb projecte (1974) de l'arquitecte il·licità Juan Boix Matarredona (membre de la seua Junta Directiva), la construcció del nou estadi es va dur a terme en temps rècord, a partir d'agost de 1975 i es va inaugurar el 8 de setembre de 1976. Les seues dimensions i la seua dotació d'infraestructures li van permetre constituir-se en seu del Campionat Mundial de Futbol de 1982, i acollir des d’aqueix moment nombroses trobades internacionals de la Selecció Espanyola. Les vicissituds i circumstàncies viscudes al llarg del desenvolupament d'un projecte de tanta envergadura van ser descrites pel mateix Martínez Valero en el seu llibre El Nostre Estadi (1982). No serà fins a finals dels anys 80, és a dir, sis anys després de la seua defunció, quan l'Assemblea General de Compromissaris de l'Elx C.F. aprove, per unanimitat, que l'estadi que es va construir gràcies a ell passe a denominar-se Estadi Manuel Martínez Valero.

Una tercera activitat, a més de les ja indicades (empresari del calcer i dirigent de l'Elx C.F.), va recollir bona part dels seus esforços: la política. Militant de l'ala més progressista de la Unió de Centre Democràtic, a la qual va arribar procedent del liberal Partit Demòcrata Popular, va ser amic i seguidor de Francisco Fernández Ordóñez, dirigent socialdemòcrata que acabaria abandonant la UCD per a desenvolupar el més notable de la seua carrera política en el PSOE. Martínez Valero es definia a si mateix “com a jove socialista a qui la vida va fer liberal”, a causa del seu sentit pràctic i a la seua confiança en el valor de l'esforç personal i de la iniciativa privada. Integrant de la candidatura al Senat per UCD en les eleccions legislatives de març de 1979, uns minsos 1.438 vots (en va aconseguir 196.735, pels 198.173 que va obtenir el seu company de llista Roque Calpena Giménez) li van impedir aconseguir el seu objectiu.

Durant els anys en què va exercir la seua activitat política va participar en nombrosos mítings, va freqüentar amb els seus articles les pàgines de la premsa provincial i va deixar record del seu ideari i de la seua evolució ideològica en un altre llibre, L'Espanya Possible, publicat en 1980.

Manuel Martínez Valero va morir el 29 de maig de 1983 a l'Hospital General d'Elx, on romania ingressat a conseqüència de la trombosi patida tres dies abans.

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

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