Datos biográficos
MARTÍNEZ MARCO, Emilio (Elche, 29-X-1959). Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada (1976-1982). Especialista en Medicina del Trabajo (1984). Médico Inspector de la Seguridad Social (1985). Gerente de Hospital (1988-2006). Médico Evaluador de la Seguridad Social 1996 hasta la actualidad. Doctor en Salud Pública por la Universidad Miguel Hernández de Elche con premio extraordinario de Doctorado (Análisis del reingreso hospitalario como indicador de calidad, 2000). Realizó el Master en Dirección y Organización de Hospitales en la Universidad Politécnica de Valencia y es Diplomado en Valoración Médica de Incapacidades. En 2003 publicó, junto a Modesta Salazar Agulló, el libro Breve Historia del Hospital de Elche (Temes d´Elx, nº 44). En 2018 publicó La epidemia de 'gripe española' (1918-1919) en el Baix Vinalopó, junto a Modesta Salazar Agulló, Jesús Rueda Cuenca y Miguel Ors Montenegro. Concejal socialista del Ayuntamiento de Elche entre 2003 y 2014.
Emilio Antonio Martínez Marco
La infancia
"Nacido en Elche el 29 de octubre de 1959, en las Casas de Ferrández, grupo de viviendas de alquiler social para trabajadores de la fábrica textil del mismo nombre, donde trabajaban mis padres, Emilio Martínez Vicedo y Encarnación Marco Asensio. Actualmente se ubica en esta zona el convento de las Clarisas tras permutar su histórico edificio. Mayor de tres hermanos, Antonio y Encarna. En noviembre de 1964 nos trasladamos a Carrús, el barrio más poblado y multicultural de Elche, entonces en construcción y acogida de inmigrantes españoles buscadores de su particular El Dorado que ofrecía la fabricación del calzado. La calle con un nombre aún hoy llamativo, Arturo Salvetti Pardo. La vivienda, de 60 metros cuadrados tiene planta baja y dos pisos, todos ocupados por familiares.
De la primera infancia me quedan recuerdos, probablemente inducidos de juegos infantiles con canicas, limas que introducíamos con fuerza en círculos en la tierra, arcos realizados con ramas de palmera y cañas de cohetería en cuya punta doblábamos una chapa de bebida para que su trayectoria fuera más firme; hacíamos belenes cuyos paisajes se construían con restos de carbón de una vía de ferrocarril que constituía una frontera que nos alejaba del resto de la ciudad. Nunca se electrificó esta línea y se sustituyó el carbón y las aportaciones de agua por la vía subterránea y el gasoil. Un recuerdo médico, las 'subidas de garganta' se combatían con calor local en el cuello que se irradiaba de un collarín de papel de estraza calentado con aceite.
En los años 60 la casa no tenía baño, como lo conocemos ahora, era un agujero negro, tampoco existía el frigorífico, la labor conservadora se hacía en una nevera (la parte superior almacenaba una barra de hielo), en una carnera, armazón de madera protegida por una rejilla verde para evitar las moscas donde se guardaban salazones y el companage (embutidos y fiambres).
Guardo imágenes relacionadas de entierros de niños y niñas, familiares o vecinos, en féretros blancos. La salud dependía de la herencia ambiental de la postguerra y de la economía de finales de los 50 y primeros años de los 60. Aquello que se dio en llamar desarrollismo y que trajo la primera televisión en blanco y negro y el 600, matrícula A-81405. Una anécdota, por aquello del aumento de los fake news en los tiempos actuales, algunos vecinos presumían de tv en color. Realmente era un plástico tornasolado que trasladaba sensaciones de coloración.
A Carrús llegábamos atravesando una rambla habitada en sus viviendas-cuevas.
La escolarización, propia de la época, en las escuelas de 'cagones' en la que teníamos que llevar silla y si era posible una tabla de madera en la que apoyábamos los cuadernos. Más adelante una escuela primaria 'Santa Teresa' en la calle Esperidión Porta Requesens (otro nombre de calle que nunca entendimos los vecinos) de la que queda el recuerdo gráfico de foto vestido del babi y un fondo de un mapa de España. Queda un vago recuerdo de castigos infantiles basados en golpear con una regla en la palma de la mano y el reconocimiento al esfuerzo de aquellos docentes en aquellas difíciles condiciones Los juegos infantiles típicos de correrías en calles sin asfaltar y de cenas en la calle donde se reunían familia y vecino y como mucho se sacaba a la entrada un televisor; previamente se regaba a mano la calle para que no molestara el polvo, se 'rugiava'.
Mi padre trabajaba en Mesalina, fábrica textil, hasta que la empresa cerró tras la crisis de los 70, después de la muerte del dictador. Mi madre de profesión 'sus labores' como la gran mayoría de las progenitoras, trabajaba en casa, en negro, refinando o colocando remaches. Nunca se ha reconocido suficientemente este trabajo. A esto se le llamó desarrollismo, como dije antes.
Meriendas de bocadillos de chocolate, 'marcos tonda', aceite de ricino, leche en polvo en el patio del colegio y cola-caos con huevo crudo batido a base de golpear con la cuchara. Recuerdo que para domar el pelo rebelde, además del peine se utilizaba un buen chorro de limón con el riesgo de llevarte un escozor de ojos.
El instituto.
El bachiller constaba de seis cursos desde los 10 años. Dada mi fecha de nacimiento en el último trimestre del año no pude matricularme en el Instituto e inicié el primer curso en la academia Mercantil, con D. Ginés en 1969. Recuerdo el pupitre con inclinación y con un orificio en la parte central superior (debió servir de apoyo al tintero, que yo utilicé para algún dibujo y una ranura en la parte inferior para dejar el lápiz). El castigo era copiar algún texto: Emilio una pagina por hablar con… y caía quien compartía el castigo o dos páginas si no se delataba al compañero. Estudié, aprendí y hubo tiempo para hacer algún pinito en el teatro. Tuve que hacer un examen de ingreso en el instituto, como alumno libre. A continuación, ya en segundo, alternábamos en aquella época los estudios en el Instituto de la Asunción o su sección Delegada, donde ahora se ubica el colegio Luis Cernuda. Obligatoriamente francés, Formación del Espíritu Nacional, religión, católica por supuesto y algunas sesiones de música con algún profesor díscolo o dibujo con algún apreciado artista. Caben en esta breve reseña anécdotas, pero debo agradecer el esfuerzo de un plantel de profesores cuyas únicas herramientas eran su inteligencia y su deseo de formar a una generación que saliera del oscuro túnel que la Dictadura, en aquella época disfrazada de liberal con un desarrollismo económico que era un espejismo de libertad. En sexto reválida. Pero a la hora de la matricula en COU (curso de orientación Universitaria), en aquella época, se debía sopesar qué se quería estudiar y dónde. Fuimos a un psicólogo orientador. Creo recordar que tras realizar unos test concluyó que estudiara Arquitectura. Bueno, decidimos Medicina y Granada. La actual Universidad de Alicante tenía un embrión de facultad pero no teníamos la seguridad de poder hacer toda la carrera aquí, en la provincia ya que los demás cursos se hacían en Valencia. COU en un instituto muy cerca de Granada, Churriana De la Vega y Medicina en Granada.
Universidad
En 1976 empecé a estudiar medicina en Granada. Acabé en tiempo y forma en 1982.
Quiero dejar patente mi agradecimiento al esfuerzo de mis padres. Esfuerzo aún más intenso y agradecimiento aún mayor al coincidir mi marcha a Granada con los problemas laborales del cabeza de familia. Becas y trabajo durante los veranos en la extinta Mutua Ilicitana ayudaron un poco. Era el primer miembro de la familia que pisaría un campus universitario. Esto puede llamarse ascensor social, pero en realidad para que yo pudiera licenciarme sufrieron mis padres y hermanos. Mi agradecimiento a mi familia.
Junto a dos amigos alquilamos un piso, cerca de la facultad. Éramos más de mil los matriculados, muchos más, cerca de mil ochocientos el primer día de clase; no cabíamos en ningún aula. La orla está colgada en la pared del salón de la casa de campo. Ocupa una superficie equivalente a la ilusión que teníamos al empezar la carrera. En lo académico, los seis años fueron de aprendizaje fundamentalmente teórico con una muy deficiente formación práctica, por razones obvias, que cada cual trató de solucionar. Compramos libros (ahora almacenados en cajas), apuntes de clase, incluso confeccionamos apuntes para el resto de compañeros. Comidas en comedores universitarios, aunque algún año optamos a acudir a un pequeño restaurante donde comprábamos bonos; un primer y único entrenamiento en el equipo universitario de rugby; los viernes, cine forum en colegios mayores, unas noches con muy buenas películas y otras con rollos infumables. Sería imposible hablar de Granada, en edad universitaria y no mencionar su ambiente histórico, cultural y culinario (tapas). Marca la biografía posterior. También participé los dos últimos años de la licenciatura en la representación de mis compañeros, en la delegación de estudiantes. Organizamos para el último año, curso 81-82, prácticas rurales en pueblos de Granada, Almería y Jaén.
En el último año, el 82 intenté continuar estudios de postgrado con becas. No fue posible. Así que en 1983 tocó servicio militar.
Figueirido (Pontevedra), en fase de instrucción y La Coruña, fueron los destinos militares. Serví como médico soldado. Tuve a mi cargo intendencia y policía militar. Heridas de bala, luxaciones, 42 puntos en el cuero cabelludo de un soldado que atravesó un ventanal. Gracias al ejército hice las prácticas que la universidad no proveyó. El bencetazil (penicilina) era el inyectable estrella, tan difícil de aplicar como doloroso para el paciente, soldado, oficial o mando y familiares. El producto más consumido por la soldadesca era el xuxo relleno de crema. Conservo estadísticas de las atenciones prestadas y anécdotas hay decenas, me quedo con una. El cartero de la unidad sufrió una hospitalización de varios días sin diagnóstico ni tratamiento, simplemente por el hecho de que para evitar el cierre del hospital militar había que llenarlo como fuera.
Vida personal
Contrajimos matrimonio, Modes y yo en agosto de 1984. Hemos cambiado muchas veces de ciudad y dentro de ellas. Granada 1975 a 1984; Guadix durante un año, el del nacimiento de Silvia; Almería desde agosto 85 a mayo 91 y aquí nació Emilio. Dos años en Algeciras; tres años en Elche, Motril y vuelta a Elche en 1996. Los motivos de los cambios son laborales.
Vida laboral
Tras la carrera quedaban dos salidas. Hacer el MIR (formación en hospitales) u opositar. Me gustaba forense. Pero obtuve plaza de médico inspector y tomé posesión de una plaza en Almería. La oposición era nacional pero coincidió que Modes sacó plaza de enfermera en Andalucía.
A los pocos meses empecé a ocupar puestos de dirección y en 1988 inicié mi etapa de gestión de hospitales. El de la Diputación de Almería y su integración en el Servicio Andaluz de Salud. El hospital Punta Europa de Algeciras, el hospital general de Elche durante 1993, 94 y 95 y unos meses el de Motril en Granada.
El hospital de Almería se situaba en el único edificio civil que se conserva en la actualidad en la ciudad del siglo XVI. Pasó de albergar enfermos en salas a construir habitaciones para dos enfermos. Tenía salud mental y módulo para presos. La misión era integrar al personal desde su puesto en la diputación al Servicio Andaluz de Salud. Se integró todo el personal. Otra anécdota, cada vez que oigo mencionar la película Patón recuerdo que el desfile triunfal del ejercito americano sucede en la escalinata del hospital.
El hospital de Algeciras, Punta de Europa, era el comarcal más grande de Andalucía. El hospital participaba del sentimiento común a todo el campo de Gibraltar, pertenencia a la denominada novena provincia andaluza, sentimiento de abandono, elevado desempleo. Tuvimos la sensación de vivir en una ciudad de frontera, con sus ventajas, la ciudad, el entorno y los viajes a Tánger. Operaciones de paso del estrecho con cientos de miles de personas concentradas en los meses más calurosos. En junio del 93 me citó el conseller de Sanitat valenciano. Me ofreció el hospital de Elche.
Quiero mostrar mi agradecimiento al esfuerzo de todo el personal que me encontré en todos los hospitales, pero debo destacar a los y las profesionales del hospital de mi ciudad. Después de pasar por dos centros médicos me sentía profesionalmente maduro y el HGU de la tercera ciudad de la comunidad valenciana pasaba un momento peculiar; acababa de abrirse el hospital de Orihuela y se alejaba la época de gran masificación de urgencias y del resto de servicios y una época en la que el hospital era puntero en nuevas tendencias como la unidad de hospitalización domiciliaria y la cirugía sin ingreso. El recurso cama cada vez era menos necesario para una buena atención. Propusimos la creación de neurocirugía y la necesidad de ampliar el hospital con una nueva UCI y más consultas externas. Tardaron, pero acabaron inaugurándose.
Después de salir para estudiar COU en Granada, acabar la carrera y vivir en Almería, Algeciras y una breve estancia en Motril toca volver a Elche de forma definitiva como médico inspector en el Instituto Nacional de la Seguridad Social en Alicante. Corría 1996. Durante este tiempo y hasta 2003 destacaría dos circunstancias. Una la realización de mi último acto académico, la tesis doctoral en la UMH dirigida por el Dr Aranaz y versó sobre el análisis del reingreso hospitalario como un indicador de calidad asistencial y la segunda y no menos importante la participación en movimientos sociales como la reivindicación de un segundo hospital para la población de Elche. Con el tiempo se consiguió, aunque el resultado no fue satisfactorio del todo, su gestión era privada.
Etapa política municipal.
Militando en el Partit Socialista del País Valencià forme parte de las candidaturas municipales de Elche desde 2003 a 2015, bajo la alcaldía De Diego Maciá y la de Alejandro Soler. En 2011 el PSPV perdió las elecciones y estuvimos en la oposición en el polémico gobierno de Mercedes Alonso. Tuve el honor de ocupar varias concejalías, urbanismo, recursos humanos, policía local e incluso hacienda. El objetivo último de la labor de un político y más desde la óptica municipal es buscar el bienestar de la ciudadanía. Esa fue nuestra hoja de ruta en los mandatos 2003 a 2007 y 2007 a 2011 en los que tuvimos labores de gobierno y también en los cuatro años de 2011 a 2015 en la que intentamos una oposición leal a nuestros principios para con los ciudadanos. Un ejemplo de la política municipal del PSPV útil, la adquisición de los cines Odeón para que el centro no se quedara sin cines y que con precios económicos y una programación de calidad permite disfrutar del séptimo arte y ahora sede del Cine Club Buñuel. Pero lo más importante es tener una idea clara y progresista de ciudad abierta, accesible a todos y todas, respetuosa con él medioambiente, con una clara orientación de su tejido productivo (parque empresarial) y de servicios, poniendo una clara barrera ante la violencia machista y recuperadora de la memoria de los que demandan la dignidad del recuerdo.
En los 10 últimos años me dediqué a mi profesión, la medicina, en la valoración de la capacidad laboral en la unidad médica del INSS de la Dirección provincial de Alicante. Pero en 2019 aún me esperaba un giro de guion, acepté ser director provincial del INSS. Y llegó la pandemia y España se cerró, sin embargo, el personal combinó el teletrabajo con la presencialidad y respondimos a las demandas de los ciudadanos. Dejo constancia de que además de las prestaciones naturales de la entidad gestora de prestaciones derivadas de cotizaciones, jubilación, incapacidad temporal o permanente, maternidad y paternidad, nos hicimos cargo del ingreso mínimo vital y pudimos contribuir a reducir la vulnerabilidad social de los más necesitados.
Hemos intentado en estos años publicar temas del ámbito medico laboral en las revistas especializadas. Un ejemplo un libro.
Martínez Marco, E.A; Ramos Muñoz, R; Carrato Mena, A; Gallego Plazas, J; Salazar Agulló, M y Aliaga Sánchez C. Manual de Valoración de la Incapacidad Laboral en las Enfermedades Oncológicas. Ed Instituto Nacional de Medicina y Seguridad del Trabajo. Madrid. 216 pp. 2000
Martínez Marco, E.A. Colaborador en el CD “Oncoguia: Guía de Valoración de la incapacidad laboral en pacientes oncológicos” de la que son autores Dr. Javier Román, Dr José A.Gelpi y Dr. Rafael Ramos. Ibermutuamur 2005.
Varios autores. Martínez Marco E.A., coautor y coeditor. Guia de Ayuda para la Valoración de las enfermedades profesionales. Primera edición. Edita Instituto Nacional de la Seguridad Social. NIPO: 271-17-028-3
O en temas de investigación como el libro, Rueda Cuenca, Jesus; Martínez Marco, Emilio A. Salazar-Agulló, Modes; Ors Montenegro, Miguel. La epidemia de “gripe española” (1918-1919) en el Baix Vinalopó. Edita Cátedra Pedro Ibarra. UMH. 2018. ISBN: 978-84-09-05696-5
O temas locales como la historia del hospital de Elche.
Martínez Marco, Emilio A, Salazar Agulló, Modesta. Breve historia del Hospital de Elche. Editorial: Ayuntamiento de Elche. ISBN: 84-89479-59-3. 2003
O temas relacionados con la igualdad.
Salazar Agulló M., Martínez Marco, E. A. Indagando sobre la masculinidad en los planes de igualdad de las universidades públicas españolas. En busca de buenas prácticas de masculinidades igualitarias desde el ámbito de la universidad / coord.. por Rosario Carmona Paredes, Joan Sanfélix Albelda, 2019, ISBN 978-84-16024-85-8, pags. 117-127
Salazar Agulló M., Martínez Marco, E. A. La masculinidad en los planes de igualdad de las universidades públicas españolas. Masculinidades igualitarias y alternativas: procesos, avances y reacciones/ Anastasia Téllez Infantes (ed. lit.), Javier Eloy Martínez Guirao (ed.lit.), Joan Sanfélix Albelda (ed. lit.), 2019, ISBN 978-84-17706-31-9, págs. 325-343
Finalizo aquí esta primera edición, en septiembre de 2024, basada más en los años pasados que en los cercanos, por si la memoria fallase".
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