Datos biográficos
Fecha de nacimiento
1901
Lugar de nacimiento
Elche
Fecha de muerte
15 de septiembre de 1990
Lugar de muerte
Elche
Profesión
médico, empleado municipal
Militancia
Partido Republicano Radical Socialista, Unión Republicana, Derecha Ilicitana, UGT
LUCERGA SÁNCHEZ, Joaquín (Elche, 1901- 15-IX-1990). Médico. Tocólogo municipal. Militó en el Partido Republicano Radical Socialista y en Unión Republicana hasta 1934. En un informe de 1941 se decía también que militó en Derecha Ilicitana. En 1937 su domicilio fue requisado. El 6 de abril de 1938 fue detenido por haber dado 1.000 pesetas a Socorro Blanco. Encarcelado en Alicante, Valencia y en el barco "Rita Sister". Fue también presidente del Elche CF entre marzo de 1947 y 1948.
Entrevista de Miguel Ors Montenegro a Joaquín Lucerga Sánchez (30 de octubre de 1984).
Como médico llegué a Elche en torno al año 1927. Recuerdo que la primera operación que efectué –una simple apendicitis- causó sensación por la poca costumbre que había en la ciudad. Más tarde esto ya no tendría importancia, pero en aquellos años en Madrid sólo había un cirujano que hiciera operaciones de estómago.
Por mi relación familiar con Julio María López Orozco ingresé en el Partido Republicano Radical Socialista. Cuando se produjo la sublevación de Jaca, mi suegro fue buscado para ser detenido por un piquete de soldados. Cuando vinieron a por él no lo encontraron y al poco rato un oficial me llevó a mí detenido al Ayuntamiento hasta tanto mi suegro no se presentara. Cuando lo hizo, a mí me soltaron. Más tarde, él sería diputado en las Cortes Constituyentes pero a partir de 1933 tan sólo tuvo una actuación política como jefe en Elche del PRRS. Yo por mi parte dejé de actuar en el partido a partir de que en Elche se quemaran las iglesias.
Cuando comenzó la guerra no éramos en Elche más de 7 u 8 médicos. Se cobraba entonces tres pesetas por visita. El único compañero que en Elche fue perseguido y finalmente asesinado fue D. Carmelo Serrano. Era una bellísima persona. Antes de morir, al encontrarme con él en la Casa de Socorro le dije que por qué no se escondía. Él me contestó indignado que no había hecho nada para tener que esconderse: “¿que he fet jo?” Más tarde fue encerrado. Mi suegro intentó verle en la cárcel y Mangraneta, el dirigente comunista, le dijo que no estaba en la cárcel. Su asesinato demostró lo contrario. Mi suegro a pesar de mantenerse como republicano radical socialista fue amenazado en una ocasión por el mismo personaje. Fue con ocasión de una intervención suya en favor de dos detenidos: Joaquín Santo y José Manchón. Mangraneta le recomendó que no declarara en favor de ambos. Al no hacerlo le dijo que acarreara con las consecuencias. Alguna vez tuvo que cambiar el turno de noche de la Casa de Socorro al tener noticias de que podía sufrir un susto.
En mi caso, al ser republicano no tuve problemas. No me sentí amenazado en ningún momento. Se me ofreció una graduación de teniente o capitán pero no lo acepté. Preferí seguir como cirujano del Hospital Municipal. En cambio sé de dos compañeros que por miedo aceptaron una graduación para sentirse más seguros (Rafael Espuche y Pepito Pomares). En Elche recuerdo tres hospitales: uno en Acción Católica, otro en la calle Ancha y un tercero, no recuerdo bien, en el Asilo.
Mi suegro en la guerra ya no tuvo ninguna influencia política. Siguió siendo el líder del PRRS. Como es sabido, intentó evitar la quema del convento de las Clarisas, junto al socialista Manuel Rodríguez e incluso nosotros tuvimos en casa a una religiosa y a otra más que vino de Madrid y que estaba en una situación personal muy penosa. También nos tocaron dos refugiados muy jóvenes.
Respecto a las persecuciones que hubo en Elche, los paseos duraron hasta finales de 1937. Pienso que se acercaría a 200 el número de asesinados. Personalmente pude oír que un militante comunista se jactó él solo de haber matado a 15 personas. Supe que después de la guerra fue fusilado a pesar de que su mujer dijera luego que no había tenido participación. También recuerdo que Mangraneta estando en la plaza de Mariano Antón vio pasear a un hombre de derechas, muy buena persona y comentó a un amigo que por qué esa noche no terminaban con él. Al día siguiente apareció muerto. A un cuñado mío que fue interventor de las derechas en las elecciones le ayudamos a refugiarse en Barcelona. Otro conocido que perteneció a la FAI me propuso facilitarle la evacuación a Francia. Luego supe que su intención era la de detenerle. También recuerdo el caso de un individuo que llegó a Elche en el año 1938 pidiendo dinero para los detenidos de derechas. A veces se anunciaba él mismo como agente de Franco. A mí me pidió dinero aunque no llegó a hacerme la misma confesión. Le di 1.000 pesetas y eso me costó unos siete meses de cárcel en una cheka de Valencia en condiciones lamentables, al igual que todos aquellos a los que recogió donativos. En otra ocasión me avisaron que iban a hacerme un registro y lo que hice fue esconderme y llevar a casa libros sobre republicanismo y masonería para no ser considerado peligroso.
A mí no me gustaba la masonería. Me parecía como una especie de religión con otro dios diferente. Sin embargo, mi suegro y mi hermano sí lo fueron y se reunían en casa de mi suegro. Él llegó a ser, después de Diego Martínez Barrio, uno de los cuatro máximos dirigentes de la masonería en España. Cuando terminó la guerra pasó unos cuantos meses escondido. Se presentó a la Guardia Civil y fue juzgado. Por lo que sé hubo un intento por parte de varias personas conocidas de Elche de encontrar a alguien que quisiera acusarle en el juicio. Lo encontraron pero cuando tuvo lugar el juicio, la persona en cuestión no se presentó, de tal forma que el abogado defensor tuvo posibilidades, ante la falta de acusaciones concretas, de conseguir la absolución. Más tarde, se le aplicó la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo y fue juzgado y condenado. Pasó cerca de tres años de cárcel entre Porlier y Burgos. Cuando volvió a Elche poco a poco comenzó a trabajar aunque llevando cuidado en pasar desapercibido. Tenía vigilancia por parte de un guardia civil. Se presentó como socio del Casino y hubo una reunión de la Directiva y fue rechazado aunque pienso que tuvo algunos votos –bastantes- a su favor. Era propietario de unos terrenos entre el puente de Canalejas y el puente de Hierro y, a pesar de estar en libertad atenuada, el alcalde y el secretario del Ayuntamiento se lo llevaron a comer a Santa Pola y lo cierto es que donó esos terrenos al Ayuntamiento. Sin embargo, tengo un recuerdo de buen trato y consideración hacia mi suegro por parte de sus compañeros de profesión y del pueblo de Elche en general.
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