Datos biográficos
JAVALOYES, José Luis (Elche, 11-VII-1951 - Redován, 11-II-2011)
"Hijo de Manuel y Herminia. Su hogar además de alquilado en aquellos días, era una casa insana y oscura con suelo de yeso pese a ser un piso. A los cuatro años una nefritis amenaza hacer breve su existencia y parece recrear en su inconsciente malestares y dolores y calentura. Temienso a morir si cae en el sueño, su madre le facilita el sueño contándole largos y bellos cuentos en un verso hipnótico que además de facilitar su entrada en el sueño reparador, incluso en la actualidad constata por hallazgos nuevos la erudición de aquellos cuentos herméticos, situados a veces en Escocia e Irlanda, a veces con vínculos sufís, en una educación preparadora de la solidaridad con el género femenino progresista.
Su casa natal: 'SAN AGATÁNGELO, 20, piso? le desplaza hacia la periferia, si bien nace en un entorno arraigado a su cultura valenciana. Sus amigos de infancia y adolescencia de múltiples orígenes peninsulares, le generan un espíritu abierto y universal (...)
De la solapa de su poemario Al otro lado del jardín brumoso (2004)
¿Quién conoce a José Luis Javaloyes? ¿Quién a oído hablar de él? Tal vez cuatro amigos de la época juvenil, que quizás lo han olvidado y perdido todo contacto. Contacto ya imposible de retomar, pues, Javaloyes, dejó este mundo recientemente: el 11 de febrero del actual 2011, a los 59 años de edad.
Pregunté a artistas de Elche si le conocían; nada, muy pocos, los podría contar con los dedos de una mano y me sobrarían. Y es que Javaloyes era un artista marginal. No hizo otra cosa a lo largo de su existencia más que pintar y escribir y, sin embargo, nadie le conocía... ¿Por qué? Sencillamente, porque desde los 20 años de edad sufría una terrible enfermedad: la esquizofrenia. Ello le fue poco a poco enclaustrando; primeramente en los sanatorios de la época, hacia los años 70 del siglo pasado, luego, por causa de la medicación que debía tomar y que le dejaba sin fuerzas. La práctica de ciertas disciplinas orientales, como el Budismo Zen, el Sufismo y otras, ayudó a Javaloyes a convivir pacientemente con su enfermedad, al tiempo que buceaba en las profundidades de su propio Ser. Devino en filósofo, en místico, aparte de artista.
José Luis soñaba con poder mostrar su obra en las debidas condiciones y en los espacios adecuados. No obstante, en aquéllos años de juventud, hizo alguna que otra exposición en Elche. Pero su pintura no era comprendida, José Luis era un adelantado a su tiempo... al menos al tiempo de Elche. Condicionado por su enfermedad, no trabajaba y residía con sus padres, hasta que éstos fallecieron. Luego continuó viviendo, solo, en la misma casa. El Estado le tenía asignada una pensión, mínima, que él repartía entre algunas ONG y los pobres...
No realizó obras plásticas de gran formato, pues, debido a su precariedad económica, carecía de materiales adecuados: pintaba en cualquier papel, en cualquier cartón, en cualquier tablero o material que se encontraba o le regalaban. Su arrolladora energía no discriminaba los soportes ni los medios que empleaba para expresarse; todo servía para satisfacer su impulso creativo.
Javaloyes nos ha dejado más de mil pequeñas grandes obras, un trabajo plástico que emana poesía y una obra poética de expresión casi pictórica. Ambos aspectos de su arte se complementan. Sus pinturas destilan misterio, misticismo, son profundas, dramáticas, de connotaciones paranoides y amables al mismo tiempo, por los colores celestes que empleó en la mayoría de ellas. Las temáticas, variables y variadas: Imágenes evocadoras, con signos y personajes japoneses, influenciadas por su amor a todo lo oriental; otras, especie de “graffitis”, muy contemporáneos, compuestas de distintas grafías occidentales; y las más, cargadas de elementos naturalistas, como bambúes, hojas, peces, tortugas, lagartos, aves... Y, especialmente, ojos, muchos ojos, enigmáticos ojos... Ojos que simulan hojas, peces que simulan ojos, hojas, ojos, peces, ojos, ojos, ojos... Y en cuanto a su poesía, sus cuentos, su literatura... iguales fascinantes obsesiones.
José Luis y yo éramos amigos; pero un día decidí marchar a Madrid y dejamos de relacionarnos. Mas, 30 años después, en uno de mis viajes a Elche acompañado de mi mujer, un amigo común nos mostró unas pinturas y un libro de poemas de Javaloyes: compramos dos cuadros y el libro (uno de los cuatro individuales que tiene editados, aparte de otros colectivos). Luego vino el reencuentro. A partir de entonces, vista la situación en la que se encontraba, un acuciante pensamiento prevaleció en nuestra mente: “Hay que echarle una mano a José Luis”.
Nos llevábamos obra suya cada vez que visitábamos Elche (él nos enviaba, igualmente, pinturas sobre papel dobladas y metidas en sobres, en compañía de multitud de nuevos poemas). Comenzamos a mostrarla en galerías y espacios de la zona donde residimos, la Sierra Norte de Madrid, con bastante éxito. Promovimos, y seguimos promoviendo, sus pinturas y poesía en revistas y tertulias poéticas y artísticas de esta comarca. Mucha gente, por estos lares, artistas y no artistas, ya le conocen, le admiran y poseen obra suya. Sería de desear que ocurriese algo parecido en Elche, su ciudad, su pueblo natal. José Luis Javaloyes era, y es, un artista ilicitano que merece ser conocido y, sobre todo, no ser olvidado.
José Agulló, Pintor
Poemas
Y el hombre se veía
a sí mismo en el espejo
y no se reconocía.
Su rostro, eones tiempo
cambiaba
como llamarada de fuego
que danza
ante el espejo de plata
que también oxida.
Las caras cambiantes
que en él se miran
no lo conciben perecedero.
Mas se extinguen
hombres y espejo
fulgores que se amortiguan.
Ya sólo persiste la faz
entorno a la que gira el cielo.
….............
El té de los ojos es verde
y la mirada despierta
a la visión penetrante
cual traspasar diamantes
a lo que ha de acontecer.
Perlas obscuras, contienen
oculta luz
que verde transpiran.
Perlas de negritud
mirando al estrellado cielo
como a una pared
tras la que se oculta
la más poderosa luz.
…...
Los sueños de un anfibio
La luminosa
blanca garza
al pasar bajo la luna
gritó
y la luz expandida de su grito
iluminó tras las cañas
a dos geniecillos
de luminiscentes ojos amarillos.
Sombras azules
sobre la última nieve
del bosque de bambú.
Los sueños de los anfibios
son sueños de dos éteres
el de este mundo
y el trascendente.
¿Os sorprenderé si os digo
que vida y muerte
ocupan un mismo espacio?
¿Que éste
ocupa de vida el infinito
y el otro
ocupa el infinito
totalmente
sin estorbarse
como la savia del verde olivo
contiene el ascua y la ceniza?
…...
Vetusta morada
La mansión desvencijada
rotas las persianas
y cristales coloridos
traqueteantes
al viento y la lluvia.
Miro lóbrego
como un brujo
bajo el ala asida
de ancho alero
-una mirada obscura-
a los jardines deshechos.
Asilvestrados rosales...
¿Quién los cuida?
¿Quién los cuida?
Cuelgan hierbas
por las gárgolas de las almenas
con los chorros que manan lluvia...
Dicen algunos que estoy loco...
No saben que realmente lo estoy
hasta cuando me derrumbo
como un viejo morlaco
de astas péndulas como orejas.
...
Lluvia de verano...
sobre la albahaca
sobre claveles
de perfume
que al mojarse
con los losetones del patio
embriagan de alivio...
No piensan igual
las moscas
que se refugian en el espejo
que refleja
esa lluvia misma.
Sombras de interior
como magia realista...
Parezco no estar
y contemplar mi ausencia.
Los poemas esparcidos
absorben
las sumideras de la lluvia
y los leo
como si nadie los leyera...
Creo habitar una casa desierta...
Pues, un hombre solo
no es nadie
si no la habita una mujer
que me haga dar cuenta.
...
Cuando supe
que el lago prometido era un lago cisne
lago vivo
que hace vivir a los cisnes
cisne quise ser.
Cuando supe
de la llave que es mansión de fortaleza
llave quise ser
y fortaleza en Uno.
Cuando supe
que la perla es a la vez mar,
mar de perlas y perla de mares
quise conquistar.
Cuando supe
que los poemas que hablan con mas hermosura
del gran camino a la primavera eterna
en un más allá, son inéditos
tan numerosos
como los granos de arena de la bahía
quise morir poema
a la orillita del mar.
POEMARIOS
Calidoscopio 33 poemas (colectivo)
Antología de Trazos literarios (colectivo)
Cérezas púrpuras ante el espejo diáfano (42 poemas), 1999
El pairo barco nocturno al Cairo (42 poemas, 42 pinturas), 1999
Tantra Japonés, 2002
Al otro lado del jardín brumoso, 2004