Datos biográficos
FENOLL BAEZA, Tomás. Alcalde de Elche en 1861.
[150] Fenómeno
En la mañana del 6 de febrero de este año 1861, me presenté para ver un niño, que se hallaba expuesto al público en la casa de Tomás Fenoll Baeza, sita en la esquina calle Troneta de esta población, y la curiosidad me hizo examinarlo y dirigirle algunas preguntas a su madre, y supe por ella:
Llamarse Saturnino Tolosa, hijo de José y de Eusebia Miguel Torena. Nació en Pamplona, en enero de 1857, hallándose hoy, en la edad de 4 años.
Sus formas son extremadas, pues que, a tan corta edad, pesaba cuatro arrobas y [blanc] libras. Hablé con él, le di una moneda de plata, y procedí a tomarle varias medidas de su cuerpo, resultando las siguientes:
Estatura 1 metro, 7 centímetros
Su pie 17 “ 5 milímetros
Ancho del pecho 36 “
Pantorrilla, su circunferencia por la parte más gruesa 39 “
Circunferencia de la cabeza 55 “ 4 “
Id. del brazo 64 “ 3 “
Id. del muslo 72 “
Saqué copia del mismo al lápiz.
[191] Limosna a los jornaleros
En la mañana del 29 de diciembre de 1861, día en que cumplen años de la Venida de nuestra digna Patrona, se dio a los pobres braceros cuatro reales [de] vellón cada uno, en atención a no encontrar trabajo, por las muchas lluvias que se experimentan. Se hizo el donativo en la secretaría, por los individuos del Ilte. Ayuntamiento, siendo alcalde presidente, D. Tomás Fenoll y Baeza.
[210] Descubrimiento de un mosaico romano en Elche
Habiendo tenido noticia del descubrimiento de un mosaico romano en la haciendecita existente en el partido de Algorós del término de esta villa, propia de D. José M.ª Parreño e Irles, y que adquirió de su difunto padre D. Cristóbal, distante media hora del casco de esta población, llevado por la curiosidad, salí a las 6 de la mañana del 29 de agosto de 1861, con el objeto de inspeccionar detenidamente aquel terreno, y a las 6 y media de la indicada mañana, constituido en él, hice las observaciones que creí oportunas, cuya breve reseña hago en la forma siguiente:
En el día viernes 9 del referido mes de agosto del año 1861, Jaime Mateu y Torres, de esta vecindad, con quien hablé, habitante en la mencionada haciendecita de D. José M.ª Parreño, en ocasión en que se hallaba cavando y arrancando yerba en un bancal a la parte de poniente de la casa de dicha heredad, el cual contiene hileras de palmeras, cuyo ángulo mira a poniente y al norte, se encontró en la superficie del indicado terreno, varias piedrecitas en forma de dados, que indicaban claramente la existencia de alguna antigüedad romana.
En su consecuencia, el Jaime Mateu puso en conocimiento de D. Aureliano Ibarra y Manzoni, joven de esta vecindad lo ocurrido y éste le previno que prosiguiese la excavación, lo que efectuó el Mateu, con el mayor cuidado.
A los pocos días, se observó iba apareciendo una magnífica obra de mosaico romano, de la cual voy a hacer el correspondiente relato:
Situado en el predicho bancal se me presentaron dos pedazos de obra con mosaico de varios colores sobre la superficie de la tierra, rodeados de profundos cimientos, que, a mi parecer, debieron ser el piso bajo de algún suntuoso edificio, que perteneciera a alto personaje romano, y parte de él para defensa.
El primero de dichos trozos tiene de latitud, de levante a poniente, sobre cuarenta y siete palmos castellanos y once, su longitud de mediodía a norte. Su extensión contiene seis cuadros de distintas capacidades, en los que se ven diferentes grecas de exquisito gusto, cuyos centros se encuentran poblados por bellos adornos, todo embutido de negro, encarnado, blanco y aplomado. En uno de los indicados cuadros, comprensivo de siete palmos y medio de latitud aparece Galatea (la más bella de las Nereidas amada por Acis, a quien quitó la vida Polifemo, y por ello dio consigo en los mares, escondiéndose para siempre en el cristalino palacio de su padre) montada sobre un caballo marino, sujetando las bridas en su diestra mano, y rodeada de cuatro peces, surcando por el ancho mar. Al lado izquierdo y parte inferior de la imagen, con caracteres propios de aquella época, se lee la siguiente incripción y sigue ésta, que es un corazón.
El segundo pedazo se halla en parte destruido, y comprende un espacio de treinta y un palmos de latitud y veinte de longitud, por el mismo orden que el anterior, sin representar ninguna imagen.
Posteriormente, y con el fin de conservar preciosidad tan bella, se convino con la Academia de Bellas Artes de la corte de Madrid y Ayuntamiento de esta villa, en cubrir por medio de un edificio tan antigua y rica obra, y formado el correspondiente plano, se practicó un público remate para la edificación del edificio, que lo fue en la mañana del 17 de julio de 1862, quedando a favor de Jerónimo Penalva, viudo de Sánchez, maestro albañil, por la suma de cuatro mil quinientos ochenta y nueve reales [de] vellón, bajo la presidencia del alcalde D. Tomás Fenoll y Baeza. Siendo testigos D. Antonio García y Castell y José Díez y Tarí.[1]
[1] En el capítol municipal del 12-05-1862 s’indica que «la Real Academia de la Historia cedió a este Ayuntamiento la conservación del mosaico encontrado en la hacienda de D. José M.ª Parreño, partido de Algorós, y para el coste de sus obras mil seiscientos reales, siendo de cuenta de la Municipalidad el pago de los restantes gastos» (AHME, Llibre d’actes municipals, sig. a/167, f. 316-316v). Sobre aquest mosaic que, malgrat els intents d’Aurelià Ibarra, va ser finalment destruït i del qual només es conserva la cartel·la amb el nom «Galatea» al Museu Arqueològic i d’Història d’Elx (MAHE) i un altre fragment, procedent de la col·lecció d’Ibarra, al Museu Arqueològic Nacional, veg. C. Papí Rodes, op. cit., p. 100-110; també Roberto Lorenzo de San Román, «El conjunto perdido de Algorós, una villa perirubana de Ilici (l’Alcúdia d’Elx)», Actas del Congreso Internacional “Las villas romanas bajoimperiales de España”, 2020, p. 173-182; per la nostra banda aportem algunes dades sobre les circunstàncies socials i polítiques d’aquesta troballa en el llibre Els germans…, p. 76-80.
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