Datos biográficos
EL CAPELLÁN CAMPELLO El reinado de Amadeo de Saboya fue muy breve, lo cierto es que el monarca lo tuvo complicado, el mismo día que desembarcaba en Cartagena, en Madrid murió el general Prim, su principal valedor, víctima de un atentado en la castiza calle del Turco. Pero aunque apenas reinó dos años, tuvo tiempo para visitar Elche, concretamente el 12 de mayo de 1871 y tras subir a la torre de Santa María para contemplar los palmerales que literalmente envolvían la población dictó el siguiente decreto: "Atendiendo a los deseos manifestados por el Ayuntamiento constitucional de la villa de Elche en sentida instancia de perpetuar de un modo solemne la memoria de mi visita a población tan ilustre por sus hechos gloriosos, que le valieron justas inmunidades y franquicias como próspera e importante, según lo demuestra su vecindario de 20.000 almas y a la cifra de sus contribuciones; de acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de Gobernación, vengo a decretar lo siguiente: Artículo único: "la villa de Elche, en la provincia de Alicante llevará desde hoy el título de ciudad con el mismo nombre" En esas fechas la casa de la calle Fossar 17 del ilicitano barrio del Raval, era la residencia del matrimonio formado por Ramón Campello Maciá - hijo de Andrés Campello Agulló y Gertrudes (sic) Maciá Santacruz – y por Gertrudis Sempere Alfonso – hija de Ginés Sempere Clement y de Josefa Alfonso Vidal- . Fruto de este matrimonio eran Gertrudis, Josefa y Loreto Campello Sempere. Probablemente en esa casa vino al mundo ese mismo año 1871 el único hijo varón, Ramón Campello Sempere; cierto que al parecer hubo previamente otro hijo llamado José, pero posiblemente murió de forma prematura. Diez años más tarde vendría la pequeña Concepción. Ramón fue ordenado sacerdote en el año 1900 y en 1901 ya era Capellán del Santo Hospital. También fue Coadjutor de la parroquia del Salvador. A principios del siglo XX, cuando su madre ya había enviudado, vivía con ella en la misma calle Fossar, pero en el número 18 junto con su hermana pequeña Concepción; mientras que en el número 17 ahora vivían su hermana Gertrudis con su marido Ricardo Parreño Ferrández y, con sus cinco hijos, Magdalena, Josefa, Ricardo, Ramón y Felipe Parreño Campello. Es de presumir la constante presencia de Ramón en los acontecimientos familiares, bodas, bautizos, comuniones… Magdalena se casó con Fausto Román y se fue a vivir a la calle Almórida; Josefa se casó con José Fernández y establecieron su domicilio en la calle Carmen y Ricardo, que se casó con Antonia Hernández se mudó a la calle Salvador, arriba de Almacenes Parreño, el negocio familiar. Por tanto, a principio de los felices veinte en la calle Fossar debían quedar con Ricardo y Gertrudis sus dos hijos pequeños Ramón y Felipe Parreño; mientras en la otra casa el capellán convivió con su madre viuda hasta su muerte. Tres fueron los campos en los que Ramón se empleó con especial empeño: su labor como capellán del hospital durante toda su dilatada carrera sacerdotal; sus labores como pastor en las distintas parroquias en las que estuvo asignado, y, por último, su devoción mariana con su actividad en la Sociedad de la Venida de la Virgen y su prolongada participación en el Misteri. Su vinculación con la Sociedad de la Venida de la Virgen es muy conocida, basten algunas reseñas (Joan Castaño, revista de la Venida): En 1918: “Pronuncia la bienvenida el Rvdo. Ramón Campello, coadjutor de San Salvador, mientras que el sermón de la festividad corre a cargo del Rvdo. Antonio Castell…” En 1925: “La bienvenida corre a cargo del sacerdote Ramón Campello. La procesión de la festividad es presidida por el obispo diocesano…” En 1926 sabemos que fue nombrado vocal de la Junta de la Sociedad de la Venida de la Virgen, que presidía su cuñado Ricardo Parreño Ferrández y cuyo vicepresidente fue Fausto Román, yerno de éste. En 1931 la República suprime las expresiones públicas de carácter religioso, denegándose por las autoridades la celebración tan popular y de tanto arraigo, sólo en el año 1935 se logró celebrar las fiestas de la Venida por las calles de Elche. En 1945: “Formada la comitiva, con autoridades y Junta de la Venida, Heraldos y pueblo se trasladó al Huerto de las Puertas Coloradas para traer a la Virgen en Procesión y a la llegada a Santa María darle la bienvenida del Reverendo Ramón Campello Sempere, Capellán de Santa Pola y se cantó el Himno de la Venida tradicional.” En febrero de 1936 quemaron las iglesias en Elche, incluso la propia imagen de la Virgen, pese a todos los rumores que sobre su ocultación han circulado siempre, lo cierto es que entre los restos carbonizados en Santa María se encontró la corona que años antes había realizado Pedro Ibarra. El capellán no estaba seguro en Elche donde la caza de religiosos había comenzado. El caso es que Ramón, Consuelo, Felipe y Elia, con sus hijas Carmen, Consuelo, Tula y Rosa se fueron a Murcia con el tío Ramón Campello. Durante los años de la guerra Ramón Campello oficiaba misa en la casa familiar de Murcia de madrugada para que nadie sospechara que allí se escondía un cura. Terminada la guerra Ramón regresó inmediatamente a Elche, donde fue de nuevo nombrado capellán del Hospital Municipal el 25 de octubre de 1939. En cuanto se reconstruyó Santa María y el Misteri pudo volver a representarse el capellán se incorporó a las representaciones que comandaba el mestre Tormo. Representó durante muchos años el papel de Ángel Mayor que es el que baja en el centro del Araceli portando la imagen que representa el alma de la Virgen. El día de la Festa, el Ángel Mayor se queda bajo del Cadafal y su lugar es ocupado por la imagen de la Patrona que asciende para ser coronada. Esto fue así hasta que sus problemas de visión lo dejaron casi ciego, incluso lo tenían que subir porque ya no se veía y en el año 1947 le dijo a don Ginés Román (que era pariente y después sería incluso mestre de capella): “Ginés tu que eres del poble tindrás que baixar en la Recélica (Araceli) que jo ja no me vec.”(Entrevista a don Ginés de Miguel Ors). En junio de 1950 el capellán Campello celebró solemnemente sus bodas de oro como sacerdote en la iglesia de San José. Al acto acudió toda la familia, incluso sus sobrinos Ramón y Felipe con sus familias, expresamente desplazadas desde Murcia donde todavía residían. Sólo unos meses después, el 19 de febrero de 1951, el capellán fue llamado desde arriba para más altos designios. En su comparecencia ante San Pedro, Ramón portaba una mochila bien cargada, su larga dedicación a sus paisanos en el Hospital, feligreses o no, incluso a aquellos que por febrero del 36 le pegaron fuego a los templos; y su devoción por la Virgen de la Asunción, con su activa participación tanto en la Sociedad de la Venida de la Virgen como en el Misteri, no era mala carta de presentación. Cuando murió, Ramón Campello, el veterano capellán, curtido en mil batallas, siempre en primera línea, tenía 80 años, los mismos que habían transcurrido desde que Amadeo I de Saboya dictara el decreto por el que Elche, su querido pueblo, pasaba a ser ciudad …
Faustino Agulló Parreño
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