Datos biográficos
El caso de Manuel Campello Bordonado, un trabajador del calzado –gomero- de 30 años en 1939, afiliado a UGT en 1935 y al PCE ya en guerra, pone de manifiesto que un tribunal militar franquista en 1939 condenaría a muerte a cualquier persona que hubiera sido testigo de un asesinato, por muy evidente que resultara que había asistido por puro azar. La propia declaración indagatoria del procesado tomada el 21 de junio de 1939 lo explica pormenorizadamente:
“que al principio del Movimiento prestó servicios de Miliciano. Un día encontrándose en el Cuartel de Milicias llegó Manuel Rodríguez (a) Petit, pidiendo un hombre de confianza para prestar un servicio y al preguntarle si todos los que allí habían no eran de confianza, replicó ‘tu mismo’, haciéndole subir e un coche en compañía del citado ‘Petit’ y Alfredo Gonzálvez Almela. Marcharon a Santa Pola, aunque el que habla ignoraba el motivo del viaje. Fueron a buscar a Francisco Ruiz Bru, en su misma casa, y no hallándole, fueron los otros dos a buscarle por la playa, quedando el que habla en casa de Francisco Ruiz hablando con su hija, y al preguntarle esta para que buscaban a su padre, el que habla manifestó que lo ignoraba, como así era. Una vez que lo hubieron detenido, marcharon todos a Alicante, encaminándose a un lugar que resultó ser el local del Partido Comunista. Subieron el ‘Petit’ y Gonzálvez, quedándose el que habla en el coche en compañía del detenido y del chofer cuyo nombre ignora. Estuvieron como cosa de media hora y luego bajaron con otros individuos de Alicante, a quienes no conoce y el ‘Petit’ dio la orden de marcha, quedándose él en Alicante. Al preguntar el que declara que adonde iba, le dijeron que callase. Subieron también en otro coche los individuos de Alicante, los cuales partieron delante. En el que coche que iba el que habla, solamente fueron Alfredo Gonzálvez, el detenido y el chofer. Se dirigieron por la carretera de Valencia. Al llegar a un punto que no recuerda paró el coche que marchaba delante y luego el que iba el detenido y el que habla. Le hicieron bajar del coche, diciéndole que era para prestar declaración. El que declara se quedó al lado del coche, y los demás ocupantes de los dos automóviles con el detenido se fueron más adelante, presenciando el que habla como lo asesinaron con sus pistolas. El que declara llevaba el fusil de miliciano, del cual no hizo uso. Después de cometer el hecho regresaron a los coches dando órdenes de volver hacia Alicante, lo que así hicieron. Allí subió nuevamente el ‘Petit’, regresando a Elche. Ya en esta población el declarante protestó de que le hubieran engañado llevándole a presenciar este hecho pero el Gonzálvez le replicó que lo que tenía que hacer era callar, si no quería que le ocurriese algo malo.
La declaración del procesado terminaba con su marcha como voluntario al frente el 12 de septiembre de 1936. El documento está firmado por él y con el visto bueno del juez militar de Elche, Luis García López. Intervinieron como testigos la hija del asesinado, Margarita Ruiz Alonso y Ángeles Alonso Cifuentes, con un relato absolutamente coincidente con el procesado. Añadieron que además de la casa de Ruiz Bru fueron también al domicilio en Santa Pola de Ángel Pérez Soto, que registraron ambos domicilios, con insultos y “malísimos modales”, hasta que consiguieron encontrar a Francisco Ruiz Bru “El Platero”, con 64 años, propietario y militante de Derecha Ilicitana. Los hechos se produjeron en la tarde del martes 18 de agosto de 1936.
En una declaración previa de 1 de junio de 1939 ante los agentes de investigación Francisco Fluxá y Pedro Fluxá, añadió el detalle de cómo, cuando llegaron al barranco de las ovejas, la víctima fue bajada del coche con violencia y que fue disparado por Alfredo Gonzálvez Almela y otros militantes de Alicante, cuando estaba sentado en el suelo, “estando el declarante a ocho pasos del asesinado”. Contó que se fue voluntario a la Columna Alicante, primero, y al Batallón Elche después –testificaron para ello Francisco Martínez Torres y Manuel Miralles Santacruz- y destacó como milicianos a Manuel Arabid Cantós, Ginés Cañavate Conesa, Manuel Navarro Yago, Rita García, León Bravo, José Piñol Quiles, Antonio Lacalle Blaya y Lisardo Quesada Verdú. Intervino también el guardia civil Juan Requena sobre la militancia comunista del procesado
El tribunal militar que le juzgó en Elche el 23 de junio de 1939, en su resultando concretó que el procesado se había ofrecido a hacer el servicio que le habían pedido Manuel Rodríguez “Petit” y Alfredo Gonzálvez Almela y a partir de ahí, adhesión a la rebelión, identificación espiritual y material del procesado, Ley de Responsabilidades Políticas y condenado a muerte. El defensor argumentó que, en el asesinato, el procesado “fue requerido y que le obligaron”. El 14 de julio fue fusilado en las tapias del cementerio municipal junto a José Quirant Fuentes, Rafael Pérez Santos y Antonio Maciá Bernabéu.
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