Asensio Antón, Francisco "El francés"

Francisco Asensio Antón, conocido como “el francés”, debía ser uno de los carlistas más conocidos de Elche, localidad en la que nació. Cuando los carlistas ilicitanos publicaron una proclama a favor de los derechos del pretendiente carlista al trono, su firma aparecía en segundo lugar entre más de 200. En la primera insurrección de Joaquín Aznar y Pascual (febrero-marzo de 1873), tanto Francisco como su hijo Antonio integraron sus fuerzas, actuando como sus segundos. Francisco Asensio volvió a unirse a Aznar en su segunda insurrección (agosto de 1873-mayo de 1874) pero, a diferencia de Aznar, debió eludir su captura. Es probable que se dirigiera al feudo carlista del Maestrazgo. Allí se encontraba el militar carlista Miguel Lozano, a quien se encomendó la misión de realizar una incursión en las zonas que anteriormente fueron escenario de las correrías de Aznar. Por lo tanto, la experiencia de Francisco Asencio le resultaría muy valiosa. De hecho, Asensio actuó como uno de sus segundos, con el grado de capitán de Infantería. La partida estuvo operativa apenas un mes (septiembre-octubre de 1874), pero se mostró muy activa. Recorrió las provincias de Albacete, Murcia, Almería, Granada, Jaén y Alicante. El día 9 de octubre, la partida de Lozano entró en Elche, de donde partió el 10. Las autoridades locales se habían retirado, pero, sabiendo que Francisco Asencio formaba parte de ella, avisaron a los carlistas ilicitanos de que les harían responsables de los desmanes que pudieran perpetrar sus correligionarios. Tras ser derrotado en Fortuna (Murcia) y Bogarra (Albacete), Lozano decidió disolver su partida. Con un grupo reducido de personas, incluyendo a Asensio, intentó huir a Andalucía, en un intento de salir de España. Sin embargo, fueron detenidos en la estación de Vadollano (Linares, Jaén). Los detenidos fueron trasladados a Albacete, donde tuvo lugar un consejo de guerra. Los fiscales establecieron cuatro grados de responsabilidad, incumbiendo el más elevado al propio Lozano y el siguiente a tres oficiales, entre los que se hallaba Asensio. A estos oficiales se les acusaba de estar implicados en la muerte de cuatro empleados de ferrocarril en Pozo Cañada y de un bagajero en Isso, así como de haber producido daños materiales de cuantioso valor. El 23 de noviembre de 1874, Lozano fue condenado a muerte y sus tres oficiales a cadena perpetua. Sin embargo, el 26 de enero de 1875 fueron -en la práctica- indultados, ya que pasaron a ser considerados prisioneros en acto de guerra.