Datos biográficos
ALMELA ALARCÓN, José (Elche, 5-III-1954 - 2-VIII-2022).
Biografía José Almela Alarcón
MAESTRO
José Almela Alarcón nació en Elche, el 5 de marzo de 1954, en el seno de una familia humilde. Su padre, José Almela, trabajaba en una empresa de calzado y su madre, Josefina Alarcón, se dedicaba a sus labores y al cuidado del hogar, como tantas madres en aquella época, sobre cuyas espaldas recaía el peso de la crianza y la educación de sus hijos. Tuvo dos hermanos, Joaquín y Mariano. Él era el mayor de los tres.
INFANCIA
La infancia de José, o Pepito como se le solía llamar, transcurrió plácidamente en el barrio de la Sagrada Familia de Elche, donde residía su familia. Acudió al colegio del barrio y disfrutó de una vida al aire libre, ya que, en aquella época, el tráfico era escaso y había muchas zonas sin construir y parques donde los niños y niñas pasaban gran parte de su tiempo. En este barrio de las afueras de la ciudad Pepito comenzó a desarrollar su personalidad, compartiendo juegos y experiencias con muchos amigos. Se sentía libre y protegido al mismo tiempo, fue una época especialmente feliz para él, donde fue forjando el carácter que determinó el destino que la vida tenía reservado para su persona.
ADOLESCENCIA
El cambio del colegio al Instituto supuso un hito relevante para Pepito, ya que significó salir del entorno de su barrio para desplazarse diariamente al Instituto de La Asunción, que por aquel entonces, año 1964, comenzaba su andadura en Elche. Nuevos amigos, nuevo entorno y el inicio de su etapa adolescente, fueron muchos cambios al mismo tiempo que exigían un notable esfuerzo para adaptarse a la situación. Al principio, resultó complicado, pero pronto fue cultivando nuevas amistades, que mantuvo durante toda su vida y, resultaron esenciales para superar estos momentos de confusión, donde se tiende a cuestionar la autoridad paterna y, todos los principios, que parecían muy sólidos hasta la fecha, comienzan a tambalearse. Pepito, Pepe como era conocido por sus amigos en aquella época, superó las dificultades y se reveló como un magnífico estudiante, lo cual le auguraba un prometedor futuro, pero la enfermedad de su padre, único sustento familiar, que empezó a manifestarse por aquel entonces, le obligó a rebajar sus expectativas. Tal vez, no podría continuar sus estudios. Él era el mayor de los tres hermanos y tendría que hacerse responsable de contribuir a la economía familiar. Fueron momentos muy difíciles para la familia.
ESTUDIOS DE MAGISTERIO
La enfermedad de su padre adquirió carácter crónico y tuvo que dejar de trabajar, pasando a depender del subsidio por enfermedad. La familia paso por dificultades y estrecheces económicas pero, con mucho esfuerzo y con el soporte de ayudas para el estudio, se pueden organizar para que Pepe pudiese estudiar la carrera de Magisterio en Alicante. Él era consciente de las dificultades y se esforzó al máximo para conseguir el título de maestro y trabajar para ayudar a la maltrecha economía familiar. Sin duda, todo este entorno fue determinante para que la vocación de educar y ayudar a los más necesitados, crecieran de la mano en su interior.
COMIENZOS DE SU ETAPA COMO MAESTRO
Pepe, Don José para sus alumnos, finaliza sus estudios el verano de 1975 y lleva a cabo sus prácticas docentes durante el curso 1975-76 en el colegio del barrio del Toscar de Elche (entonces denominado Aparisi Guijarro). Después de la interrupción motivada por el Servicio Militar obligatorio, que desempeñó en Almería y Granada, Pepe comienza su etapa profesional en el Colegio situado en la plaza de Barcelona de Elche (entonces denominado Ramiro de Ledesma) durante los cursos 1977-78 y 1978-79. Supera su examen de oposición, dentro del área de Matemáticas y Ciencias Naturales con una puntuación de 7,040, en el verano de 1978, pero no se aprueba su expediente del concurso-oposición para el ingreso en el Cuerpo de Profesores de E.G.B. hasta el 16 de abril de 1979 (BOE Núm. 112 de 10 de mayo de 1979), quedando en expectativa de destino. El curso 1979-80 lo desempeña en un destino provisional en un colegio de Almoradí, hasta que finalmente se incorpora a su destino definitivo el 1 de septiembre de 1980 en el colegio del barrio de Casablanca (entonces denominado Ramiro de Maeztu), situado en las afueras de Elche, donde inició su actividad en el curso 1980-81, que seguiría ininterrumpidamente durante 34 años, hasta su jubilación en 2014.
MATRIMONIO E HIJOS
El 10 de mayo de 1980 Pepe se casó con Gloria Montero Alcaide, una chica cordobesa que vivía cerca de su casa y había conocido algunos años antes. Tuvieron dos hijos José y Rubén.
LA EDUCACIÓN EN LA FRONTERA. SU LARGA ETAPA EN EL COLEGIO CASABLANCA.
El barrio de Casablanca era, por aquel entonces, un barrio marginal de Elche, donde residían los inmigrantes procedentes de otros lugares de España, principalmente de las Comunidades de Castilla La Mancha y de Andalucía, que acudían para trabajar en la industria del calzado, en busca de una vida mejor. También contaba este barrio con un elevado porcentaje de población de etnia gitana. Con el paso del tiempo, y en paralelo con la evolución sociológica producida durante el último cuarto del siglo pasado en nuestro país, la procedencia de los inmigrantes fue diversificándose al incorporarse personas procedentes de países sudamericanos y del Norte de África. De esta forma, el barrio se configuró como un auténtico crisol cultural compuesto por personas de diferentes, etnias, religiones y procedencias muy dispares. El reto que esto supuso para el grupo de maestros jóvenes que se incorporaron al colegio en la misma época que Pepe, fue tremendo. Había que instruir y educar a niños y niñas en un entorno globalizado respetando sus identidades individuales. Una de sus más estrechas colaboradoras y amiga, Margarita Bru, con la que Pepe compartió sus años de instituto, Escuela de Magisterio y posteriormente coincidieron en su etapa en este colegio, me ha comentado algunas anécdotas de este periodo, que evidencian el clima de compañerismo y compromiso que caracterizaron a los docentes durante estos difíciles años. Así por ejemplo, Margarita me ha contado cómo se intercambiaban funciones docentes, en función de sus capacidades y preferencias, para mejorar su atención a los niños. Pepe se ocupaba de programar la asignatura de Matemáticas para todos los cursos y Margarita la de Plástica. También organizaban muchos eventos y actividades lúdicas para integrar mejor a los alumnos. En un concurso de disfraces, según me cuenta Margarita, llamó la atención la ausencia de Pepe, pero al día siguiente él les comentó que si que había estado, y que no lo vieron porque se había disfrazado de hombre invisible. Así transcurrieron aquellos años, yo creo que aunque fueron
duros, también fueron felices porque aquel grupo de profesores pudo comprobar en muchas ocasiones, a tenor de los testimonios de sus alumnos, que sus esfuerzos nunca fueron en vano. Tuve la oportunidad de comprobar esto en primera persona, cuando después de haber sido trasplantado Pepe debía tener muchas precauciones y evitar contactos fuera de su entorno protegido, con el fin de que no se contagiase de ninguna enfermedad a la que sus escasas defensas no pudiese hacer frente. Pues bien, durante uno de los muchos paseos que dábamos juntos se encontró con un antiguo alumno, quién le dijo que había terminado con éxito una carrera universitaria y ya estaba trabajando. Rompiendo todos los protocolos que imponía la prudencia, le dio un fuerte abrazo a su antiguo alumno y, entre lágrimas, comentó, “Que alegría comprobar que te has convertido en un hombre de provecho”.
La situación de este barrio Casablanca de Elche, que también se dio en otras ciudades españolas, es lo que podemos denominar educación en la frontera, que se produjo en condiciones muy difíciles y sin demasiados apoyos por parte de las diferentes administraciones competentes, por lo que hemos de poner en valor la labor de estos docentes que contribuyeron a garantizar la convivencia en estos barrios y a ofrecer a estos infantes una oportunidad para que se desarrollasen como mujeres y hombres de provecho.
RETIRO Y ENFERMEDAD
Pepe se jubiló en el verano de 2014 con la intención de disfrutar de un merecido periodo de descanso junto a los suyos, pero apenas dos años después, una grave afección pulmonar frustró sus intenciones y lo avocó al desaliento.
Un maestro sufre en silencio cuando atraviesa un difícil trance en su vida, provocado por una enfermedad cruel y traidora que lo traslada hacia el limbo de su propia existencia. En ese momento supremo en el que la ciencia médica parece haber agotado sus recursos, se siente inmerso en una soledad profunda, aparentemente aislado del mundo, y se enfrenta al dilema de perseverar en la lucha por su vida o, por el contrario, rendirse ante el dolor y el sufrimiento que le acechan.
Repasa su trayectoria vital y busca con ahínco los argumentos que puedan haber dotado de solidez a su existencia. Recuerda lo que ha sido su vida, acude a los momentos de felicidad junto a su familia, sus amigos, su entorno. Finalmente, regresa a las aulas, a los años que pasó junto a sus alumnos, en aquel colegio de las afueras de la ciudad, interaccionando con niños y niñas, de muy diversas nacionalidades y condición social. Y recuerda todo el empeño que puso en conseguir dotar de un futuro a tantos y tantos infantes, que nada habrían sido en la vida sin una educación digna. Se solaza en este recuerdo y su ánimo renace al entender que, como fruto de sus desvelos, la mayoría de estos niños se han convertido en hombres y mujeres de provecho. Todo esto ha dado sentido a su existencia, le enaltece el ánimo y le ayuda a encontrar la fortaleza necesaria para afrontar el difícil trance que tiene ante sí. Finalmente, decide luchar por su vida. Resiste más de cinco años en circunstancias muy penosas, después de haber sido sometido a un trasplante de pulmón. Medicación agresiva, muchos meses en el hospital, horas inciertas. Finalmente sucumbe, pero su vida tuvo sentido.
FALLECIMIENTO el 2 de agosto de 2022, después de luchar denodadamente contra una enfermedad cruel, sucumbió y se fundió con el infinito del COSMOS.
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