Pasar al contenido principal

Alberola Puerto, María Jesús

Enviado por Miguel Ors Mon… el
Datos biográficos
Fecha de nacimiento
2 de abril de 1986
Lugar de nacimiento
Aspe
Profesión
ingeniera aeronáutica

ALBEROLA PUERTO, María Jesús (Aspe, 2-IV-1986). Ingeniera aeronáutica. 

“Mi padre, Víctor Manuel Alberola Terol, es médico otorrino. Ejerció toda su vida laboral en el Hospital General de Elche.  Hace tres años, en 2021, que se jubiló, pero sigue trabajando en el IMED por las tardes. Mi madre, María Jesús Puerto Muñoz, es enfermera y trabajó en Elda, aunque en sus inicios también trabajó en Elche. Mis padres nacieron los dos en Aspe, al igual que mis abuelos maternos. No obstante, mis abuelos paternos proceden de Monforte del Cid. Ellos vinieron antes de que mi padre naciera debido a que mi abuelo empezó a trabajar en Aspe. Mis padres tuvieron dos hijas: a mi hermana menor, Marta, que se dedica al Marketing y actualmente vive en Madrid, y a mí que soy la mayor por cuatro años de diferencia. 

Sobre mis estudios, empecé estudiando en un colegio concertado de Novelda, llamado San José de Cluny hasta cuarto de la ESO. El motivo por el que fui a un colegio en Novelda y no es Aspe, era que no había comedores escolares en Aspe y por el trabajo de mis padres, necesitaban un colegio que tuviese comedor. El colegio al que fui era muy familiar y pequeño, cosa que facilitaba que todos nos conociéramos mucho, eso ha desencadenado que hoy en día mantenga muchas amistades de aquel tiempo. Era únicamente un colegio de chicas. Al ser un colegio de monjas, el aspecto religioso lo vivimos de manera muy intensa durante toda la educación, pero también sentí que salí muy preparada de cara al bachillerato. El bachillerato seguí haciéndolo en Novelda, concretamente en el Padre Dehon, qué también tenían su condición religiosa porque era un colegio de curas, pero este ya era un colegio mixto. El bachillerato que hice fue el tecnológico, ya que siempre me gustaron las ciencias. De hecho, la asignatura que más me gustaba eran las matemáticas, aunque nunca me planteé hacerla, ya que es una carrera muy enfocada a la docencia. Es por esta razón, por lo que siempre me decanté por las ingenierías. Me llamaban la atención todo aquello que volara, como naves, espacio y aviones. Casualmente, un amigo de la familia de mi madre había estudiado ingeniería aeronáutica, trabajaba por aquel entonces en IBERIA, y gracias a la nota de selectividad, me pude permitir irme a Madrid a estudiarla. No obstante, también elegí la opción telecomunicaciones, pero en el momento en que me aceptaron en las dos ingenierías, me fui a Madrid a estudiar ingeniería aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid en el año 2004.

En cuanto llegué a la Universidad el nivel de exigencia subió de manera exponencial. Fue tanto el cambio que mis primeros exámenes parciales los suspendí.  En la carrera entramos unos 300 alumnos y en segundo curso, esa cifra se redujo a 150, cosa que ya nos habían advertido que iba a pasar. Aunque el nivel de exigencia era muy duro, para poder permanecer en la carrera había que aprobar una asignatura o lo que es lo mismo, obtener seis créditos. Desde mi punto de vista, las asignaturas más tediosas o que más me costaron fueron la Física de primero y Mecánica de Fluidos en tercero. Finalicé la carrera en 2012, ya que me llevó ocho años terminarla debido a la exigencia que pedían durante cada uno de los cinco cursos. 

Empecé a trabajar como ingeniera de mantenimiento en Air Europa, en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Este trabajo fue toda una aventura porque cada día le pasaba una cosa distinta a un avión diferente y al tener mucho trato con los mecánicos, aprendí muchísimo. En 2013, acabaron mis prácticas, pero fui contratada. El sueldo de prácticas era de 500 euros qué me valía únicamente para costear el transporte hasta el aeropuerto. Una vez contratada, continué como ingeniera de mantenimiento para más tarde comenzar a gestionar proyectos de mejora continua, implementando nuevas herramientas digitales y procesos para optimizar la producción. El sueldo una vez acabadas las prácticas cambió a unos 1.200 euros, lo que estando en una época de crisis, era más que decente. Además, mientras trabajaba en Air Europa, me especialicé en la gestión de proyectos, hice el curso y me saqué una certificación en el Project Management Institute a nivel internacional para poder ampliar mis salidas.

A causa de la pandemia que me tocó vivir sola en Madrid, cosa que fue muy dura porque, aunque me considero que soy una persona muy independiente, estar tres meses encerrada me hizo pasarlo mal. Es por esta razón y por mi pasión por el mar, por lo que decidí volver a Alicante. Ya en Alicante, a finales de marzo de 2021, salió una oferta para gestionar proyectos en PLD Space. Cuando yo entré era una empresa pequeña, de unos 60 trabajadores, y eso facilitó qué el ambiente fuera más acogedor en lo personal. En cambio, en la parte profesional había mucho trabajo, ya que yo estaba a cargo de la gestión del proyecto MIURA 1, que incluía cohete y plataforma de lanzamiento.  De las 60 personas que había cuando empecé, mujeres seríamos unas diez. La mayoría de los trabajadores, unos 55 concretamente, éramos ingenieros, los que más había aeronáuticos, pero también teníamos secciones de administración, recursos humanos y una periodista que se dedicaba a llevar las redes sociales y el marketing. Además de ser una empresa con 60 trabajadores, también éramos una empresa joven. Esa juventud provocó que fuéramos más concienzudos para que nuestros objetivos saliesen como esperábamos. 

En 2021 estaba yo sola en mi departamento y actualmente ya somos nueve. El mayor crecimiento ha sido tras el primer lanzamiento, es decir, el 7 de octubre de 2023. Esa fecha se ha convertido en la más importante de nuestras vidas. Actualmente, con los 12 años que tiene la empresa, somos 240 trabajadores, pero a principios de año éramos unos 140. Subimos de una manera tan exponencial gracias al lanzamiento del MIURA 1, porque antes del lanzamiento éramos unos 100 trabajadores como máximo. El nombre del cohete se lo pusieron pusieron los fundadores Raúl Torres y Raúl Verdú. Antes se llamaba Arion, pero se desechó ese nombre al final. 

Raúl Torres, Raúl Verdú, Ezequiel Sánchez y yo somos los responsables de la empresa. Este año han decidido integrarme en su Comisión Ejecutiva, dándome también una gran responsabilidad. Tanto Raúl Torres como Raúl Verdú, los definiría como personas que le ponen mucha pasión a lo que hacen, muy inteligentes, diferentes entre ellos, pero ambos  tienen claro su objetivo y se entregan al máximo para conseguirlo. Llegar a ser la mujer más importante de esta empresa ha sido entre otras causas, porque me considero una persona resolutiva, independiente, fuerte y constante. Eso me ha hecho llegar a tener un papel relevante en la empresa. Gestioné como coordinadora el lanzamiento del MIURA 1  y fue muy satisfactorio llevarlo al éxito.

El éxito de la empresa es sin ninguna duda el equipo, ya que, desde qué entré, ha sido muy fácil trabajar con ellos, con cada uno de los trabajadores, porque te transmiten confianza y la ilusión de que el proyecto se puede llevar a cabo, por lo que no queda más remedio que implicarse y eso provoca ganas de trabajar y mejorar entre todos. En cuanto a nuestra manera de organizarnos, partimos del sistema de lanzamiento, que dividimos en subsistemas, entre los que se incluyen Propulsión, Estructuras, Guiado de Navegación y Control, Aviónica y Análisis Aerodinámicos. Luego tenemos instalaciones de ensayos en los que probamos los componentes que diseñamos y, por último, la plataforma de lanzamiento. Por tanto, tenemos ingenieros repartidos en todos estos subsistemas, y dentro de cada uno de los subsistemas hay un responsable. Mi trabajo es coordinar y hacer seguimiento del proyecto en conjunto. Tenemos una planificación con las actividades que hay que hacer, con los tiempos que hacen falta para llevarlo a cabo y eso hay que organizarlo todos los días porque el proyecto es muy dinámico. Para bien o para mal tiene mucha variabilidad, ya que no es un proyecto cerrado qué sepas dónde empieza y dónde acaba, por lo que se innova mucho en todo el proceso. 

El futuro del proyecto parece que está consolidado para muchos años. Se nota mucho apoyo, pero aparte del apoyo, hoy en día seguimos necesitando  inversión para conseguir nuestros objetivos.  Nuestra mayor fuente de ingresos es la financiación de recursos privados, aunque también contamos con apoyo de recursos públicos. Dentro de diez años creo que será una empresa que producirá y operará lanzadores de manera regular, referente en Europa para el acceso al espacio. Adicionalmente tendrá una línea de proyectos de innovación, con nuevos retos que permitan mejorar el producto y acceder a nuevos servicios. Eso hará que también la gente se interese por nuestra empresa. 

Poco tiempo tengo, pero mis aficiones siempre han sido los deportes acuáticos. Mi deporte favorito ha sido la vela, que me encantaba practicar en verano, y hasta estuve a punto de federarme cuando era más joven. Actualmente, cuando tengo un hueco, hago paddle surf, ya que todos los deportes acuáticos me gustan. En cuanto a la música se refiere, mi grupo favorito es Coldplay, a los que los he podido ver este año en Budapest".  

Entrevista de Miguel Ors Montenegro, 28-VIII-2024.

Añadir nuevo comentario

Texto sin formato

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.