Datos biográficos
AGULLÓ, José "Pepe el florista" (Elche, 1950 - III-2010).
La muerte del florista
ANTONIO ZARDOYA
(Publicado en El Mundo el 16 de marzo de 2010)
La pasada semana falleció en Elche José Agulló, conocido por todos como Pepe el Florista. Dicen los vecinos de su barrio que se lo encontraron muerto cuando ya llevaba varios días sin vida. Sin reclamos. Sin ruidos. Olvidado. Pepe, 60 años, era/es toda una biografía, a caballo entre Genet y Concha Piquer, aunque el jamás leyó al primero. Aún así era una flor de «Santa María de las Flores». Un maldito sin malditismo. Gustoso de macarras, policías y chaperones. Un dardo sin aristas, o con las aristas limadas.
Se destapó en el tardo-franquismo con su propia subversión de género, cuando en España todavía no existía el género. Pepe era una mujer/macho. Una hembra equívoca. Un hombrón despistado. Plumas; folclore, clubes.
Clases de canto en Alicante. Se travestía de sí mismo en una época en la que nadie se travestía de nada. Y hasta se puso nombre artístico: Pepe Palmar. Racial. Sustantivo. Quiso escandalizar pero no escandalizaba. Tenía un puesto de flores al lado del mercado central. Pepe de día. Violeta convulsa de noche. Pasaron los años. Pasaron las primaveras. Chupó un poquito de cárcel a finales de los 90 por uno de sus líos. Marihuana, o algo así, hierba merodeada por chulitos.
Es que era nuestro Genet. Descafeinado; o con cafeína intermitente. La Semana Santa ilicitana, imitando a Málaga, le condonó la pena en lo que fue una de sus últimas actuaciones estelares. Penitente, procesionario, se quitó la máscara y exhibió su condición de indultado a todos sus paisanos. Su penúltima performance. La última: vender flores en el cementerio, que es donde se encuentra ahora. Un reencuentro. Un retorno. Una flor herida. Un beso al viento.
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