Datos biográficos
ABAD SÁNCHEZ, José Félix (Herencia, Ciudad Real, 1-VII-1960). A los cuatro años su familia se vino a Elche, por influencia de Manuel Arabid Cantós, también natural de Herencia y familiar. Su padre trabajó como mecánico de calzado, primero en la Viuda de Pérez, en máquinas Puig y con Emilio Cano. Su madre trabajó en un taller de costura en la calle capitán Antonio Mena. Una familia compuesta por los padres y cuatro hermanos (Conchi, Olga, Pedro y José Félix) que se fue a vivir a la calle Azorín, cerca del Asilo, en mayo de 1964. Tiempo después, se trasladaron al final de la calle Doctor Sapena, cuando pudieron comprar una vivienda.
José Félix inició sus estudios en las Graduadas con cuatro años y dos años después e el colegio de la Asunción, con el recuerdo de profesores como doña Conchi, don Antonio o don Eliseo, éste último también natural de Herencia. A los 13 años se marchó a Barcelona a trabajar en una fábrica de vidrio, con un horario entre las cinco de la mañana hasta las dos del mediodía, además de las dos horas que tardaba en llegar al puesto de trabajo desde un piso de la Zona Franca de una señora que alquilaba habitaciones. Unos amigos le facilitaron la información para conseguir el trabajo, junto a su voluntad de irse de casa para independizarse. Pocos meses después cambió de trabajo y fue a parar a una farmacia laboratorio. Al no tener 14 años, tuvo que esperar a cumplirlos para poder ser dado de alta en la Seguridad Social. Allí estuvo dos años y comenzó ganando un sueldo mensual de 450 pesetas, más las propinas que recibía por repartir medicamentos y abrazos entre los clientes de avanzada edad. En Barcelona estuvo en los últimos meses del franquismo. En la casa de aquella señora, uno de sus compañeros guardaba propaganda comunista y decidió colaborar militando en la Organización Marxista Leninista, con 14 años, pantalón corto y calcetines hasta la rodilla. Un enlace perfecto para repartir propaganda. En una manifestación en el centro de Barcelona, José Félix se presentó con un bidón de detergente cargado con propaganda. Cuando se acercó a la manifestación, uno de los mandos de los "grises" le dijo que se marchara de allí: "¡Niño, vete de aquí, que esto está lleno de comunistas!". En aquellos tiempos comenzó a realizar pintadas con canfort negro. Igualmente iban a los cines y repartían panfletos por los asientos y abandonaban la sala antes de que terminara la película. Cuando la dueña del piso se enteró de sus actividades, llamó a los padres y estos fueron a Barcelona y consiguieron que José Félix volviera a Elche.
De vuelta a Elche, por influencia de su tío, también natural de Herencia, el dirigente socialista Manuel Arabid Cantós, ingresó en las Juventudes Socialistas, con sede en la calle Patricio Ruiz Gómez y con un compañero como Domingo Ródenas como referencia. Por su actividad política fue detenido más de 20 veces, por pintadas sobre todo. Llegó a pasar una noche en Comisaría y en una ocasión fue introducido en un furgón de la Guardia Civil. A uno de los guardias civiles se le perdió el tricornio sobre el que estaba sentado el detenido que recibió un buen golpe. De las Juventudes Socialistas pasó a militar, fue captado mas bien, en el PC (ml)-FRAP en 1977 y sin legalizar. Como militante del FRAP y la policía le involucró en una bomba que estalló en la sede de Fuerza Nueva en la calle del Salvador, aunque no tuviera absolutamente nada que ver. Una bomba rudimentaria con una botella de butano y un bidón de gasolina que, según su recuerdo, la pusieron militantes de Fuerza Nueva para cobrar el seguro del local. Fue en el verano de 1978, a la vuelta de un viaje que había realizado junto a Javier Sáez a Portugal para participar en un campamento de las Juventudes Comunistas. La policía gubernativa ilicitana pensó, sin ninguna prueba, que la bomba la había puesto el FRAP ilicitano con militantes como Caparrós, Pepe Avilés y su esposa, María Elena y otros. Militantes del FRAP que llegaron a recibir charlas del que, muchos años más tarde seria conseller del Partido Popular, Rafael Blasco Castany, charlas para cómo enfrentarse a la policía -utilización de barras de hierro, tuercas...- o cómo actuar si eran detenidos por la policía.
Una vez acusado de colocar la bomba en la sede de Fuerza Nueva, su partido le proporciona documentación falsa y piensa entonces en no volver a Elche. Sin embargo, su hermana pequeña Olga, con 10 años, es amenazada por militantes de Fuerza Nueva en el colegio y decide entonces volver a Elche y presentarse a la policía gubernativa, entonces en la calle Miguel de Unamuno, el 13 de agosto de 1978. Se anunció en la puerta mientras su padre aparcaba y fue inmediatamente detenido y puesto a disposición judicial. Cuatro días después fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante en el coche del entonces jefe de la policía local Emigdio Tormo Rodenas, este acompañado de su hijo y aún recuerda que ni siquiera fue esposado. En Alicante permaneció tres días en una celda de aislamiento. Allí conoció al asesino de Miquel Grau, un tal Sandoval, que en la cárcel decía que estaba allí por haber robado un radiocasete y que parecía estar protegido dentro de la cárcel. En el Reformatorio se encontró que les daban comida con bichos y cucarachas, lo que le llevó a participar en un motín quemando colchones, hasta que entraron los antidisturbios y recibió la primera de las palizas fuertes que recibió en su vida. Le metieron 18 días en una celda de castigo en una celda pequeña con un aseo y un agujero como wáter que se tapaba con el plato de comer. En el caso de portarse bien podía recibir un colchón de espuma y una hora de patio al día. Su recuerdo de aquellos días es que los funcionarios sorteaban en qué celda de castigo iban a entrar para dar una paliza al preso. La celda de José Félix era la cinco y recibió más de una vez.
En Elche se creó un "Comité de apoyo a José Félix Abad", le visitó en la cárcel la diputada del PCE Inmaculada Sabater y hasta hubo una manifestación delante de la cárcel de Alicante. Fue trasladado entonces a la prisión de Murcia y allí se encontró con un preso, furriel y fontanero de profesión, que le contó que un grupo de presos estaba preparando un túnel para escapar. Sin embargo, fue puesto en libertad a finales de septiembre de 1978 por sobreseimiento, al no encontrarse prueba alguna de su participación en la bomba de la calle del Salvador. La huida de presos de la cárcel de Murcia se produjo y aún volvió para ayudar a esconder a algunos de los evadidos.
Puesto en libertad, le llegó el servicio militar. Le tocó la mili en El Goloso, en la División Acorazada Brunete y allí sus mandos le comunicaron desde el primer día que conocían todos y cada uno de sus antecedentes para que lo tuviera en cuenta. El día antes del golpe de estado del 23 de febrero de 1981 le dieron un permiso de 15 días por lo que le cogió en Elche. Pensó entonces en no volver al cuartel y se fue a vivir a una casa de campo con compañeros y preparar panfletos con una vietnamita. Incluso llegaron a pensar en tomar el cuartel de la Guardia Civil pero el fracaso del golpe le permitió reincorporarse al servicio militar. Al final aún llegó a realizar una pintada con la hoz y el martillo, pero le licenciaron. Quizá pensaron que mejor fuera del cuartel que dentro.
A su vuelta a Elche se hizo una novia con padre fabricante de zapatos que le permitió iniciar una corta carrera como empresario con una fábrica a su disposición, pero no pasó del medio año hasta que lo dejó. En 1987 comenzó a trabajar en Teleelx en un programa titulado "Elche por dentro", en ocasiones con cámara oculta. Llegó a realizar unos 20 programas semanales, algunos dedicados a traficantes de drogas, prostitución y otras cuestiones no menos difíciles.
En 1989 comenzó un periplo como reportero y fotógrafo de guerra. Su primer destino fue Nicaragua en el tiempo de la contra y de la invasión de Panamá por parte de los Estados Unidos. Se fue con un billete de ida, una máquina Nikon y 10.000 pesetas que se le terminaron en pocos días. Alli tuvo a su primer compañero, el escocés John Reich. En Nicaragua tuvo una primera experiencia con la muerte. Los guerrilleros utilizaban un agujero en la tierra para resguardarse. Una noche él ocupó uno de esos agujeros y el que tenía al lado le dijo que no se durmiera, que le podían cortar el cuello. Efectivamente, por la mañana se encontró a su lado con una persona a la que le habían rajado el cuello. De Nicaragua y junto a Reich pasaron al Salvador, sin dinero y pasando hambre. Allí consiguieron permiso para entrevistar a un jefe militar que luchaba contra la guerrilla. Fue en el barrio El Escalón y cuando iba a tener lugar la entrevista, estalló una bomba que dejó sin una pierna a su compañero. También en El Salvador pudo fotografiar el asesinato de un niño de 13 años. Los militares oyeron el clic de la máquina analógica y fueron a por él. Se salvó por un anillo que llevaba puesto y se quedó sin máquina de fotos. Estuvieron él y John Reich seis meses en Centroamérica y para sobrevivir llegaron a cantar flamenco en las "piñatas" para recibir algún dinero, al menos hasta que el público escuchaba a un escocés y a un ilicitano cantar coplas.
De vuelta a Elche puso una cafetería, Berlín, en la calle San Vicente en lo que había sido la sede de la Biblioteca Municipal y siguió pensando en viajes como fotógrafo y reportero de guerra que le llevarían por Israel, Líbano, Irak, Bosnia, Sierra Leona. En Sierra Leona se encontró con otro compañero, Miguel Gil, un abogado barcelonés de familia del Opus que quiso cambiar por completo de vida y allí la perdió. En Bosnia se encontró con un niño huérfano de 10 años, Nadin, al que le daban comida y acabó acompañándoles hasta que un tiro acabó con su vida. Al final, lo tuvieron que enterrar ellos mismos. En total, unos 30 conflictos vividos en los últimos 25 años.
Entrevista de Miguel Ors Montenegro, 26 de febrero de 2024
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