David Matuška, un artista ilicitano de adopción
David Matuška Olzín, oriundo de la República Checa (Karviná, 1976), es una de las figuras menos conocidas y reconocidas del panorama artístico de Elche. Residente en esta localidad desde el año 2000, se ha labrado un extenso currículo durante más de veinte años de carrera que se ha traducido en un buen puñado de publicaciones tanto discográficas como poéticas. En primer lugar, resulta complicado definir la aventura estética de este artista multidisciplinar, ya que además de dedicarse profesionalmente a la tarea de traductor, intérprete y profesor de idiomas, ha realizado proyectos literarios, musicales e incluso traducciones de célebre poetas checos a nuestro idioma. Este primer hecho, su dominio e ímpetu en diferentes vertientes artísticas, puede ser una buena piedra de toque a la hora de hacernos una idea de su propuesta.
Matuška Olzín ha formado parte de varias bandas musicales en su país de origen – Hustota dřeva (1991-1992) o Kaz 67 (1992-1997) – que bien hablan de su formación en esta disciplina. Una vez llegado a tierras españolas, el poeta checo colabora con las bandas Las Bombillas fundidas (entre 2001 y 2002, en Mallorca) y Los Accidentes (un grupo punk que emerge en Elche durante los años 2007 y 2010). A partir de 2011 ha dado rienda suelta a Matuška Project, la consolidación expresiva de sus inquietudes más personales, ya que combina sus propias composiciones musicales con sus textos poéticos e incluso con los de otros autores tan de su gusto, díganse Ernst Jandl, Pavel Šrut, Ivan Wernisch o los músicos Tom Waits y Leonard Cohen.
Más allá de su discografía y conciertos por el territorio europeo, debe tenerse en cuenta una sugerente bibliografía poética. Matuška ha publicado tres poemarios en la República Checa y sus composiciones han aparecidos en revistas y antologías de diferentes países, habiéndose traducido a varios idiomas. Cabe destacar la poesía visual del autor, un género que él mismo ha nutrido con las experiencias de sus viajes y que ha bautizado como postales-poemas. De hecho, no hace mucho tuvimos ocasión de verle actuar en directo, ya sea en La Llotja como en diferentes locales del circuito ilicitano. Gracias a estas últimas apariciones públicas, hemos descubierto Cuatro estaciones, la nueva apuesta poética del escritor checo.
Brevemente, y al respecto de este poemario, puede decirse que se trata de un conjunto textual gobernado por la expresividad descarnada. Mediante un estilo directo que mira de frente – a la cara, como es él mismo – al lector, Matuška hace uso de una imaginería que, a pesar de que no se detiene en excesivos arabescos, liga perfectamente con un tono rítmico sucesivo y vertiginosamente encadenado. No estará de más advertir que el fragmentarismo – el maldito y manoseado fragmentarismo, tan popular en la última poesía española – tiene una importante presencia. El poeta se interroga, sueña y se duele a lo largo de estos poemas. Pero, por encima de todas las cosas, David Matuška es un intérprete. Difícilmente podrían llegar a entenderse la profundidad y carga emocional que alberga su poesía, así como su música, sin exponerse a su invitación escénica. Matuška Olzín es con total justicia uno de los artistas más atractivos del panorama cultural de Elche.
Manuel Valero Gómez
Doctor en Literatura Española